21 septiembre 2017

Tengo miedo


Por Bahia M.H Awah / Texto: Ali Salem Iselmu / Ilustración: Sayad Mohamed / Fuente: Y... ¿donde queda el Sáhara?

Cuando alguien siente rabia e impotencia ante muchas situaciones injustas y terribles, acude a la poesía como el último refugio contra el odio y el miedo. En ella encuentra palabras e imágenes que construye con mucha delicadeza para dar respuesta a la intolerancia. Una mirada transforma una vida, rompe una frontera y penetra de forma irremediable.

MIEDO EN LA MIRADA
Hoy que algunos me miran con miedo
las lágrimas de mi corazón
brotan del interior de mi alma,
me siento desorientado
en esta jungla humana.

El brillo que hay en mis ojos
se apaga lentamente
mis brazos ya no tienen fuerza
me siento derrotado
con cada muerte
con cada crimen
del que me quieren culpar.

Dudan de mi inocencia
me hacen preguntas incómodas
yo no soy de la religión del odio
sigo encontrando placer en la luz,
en las palabras,
en los gestos.

Me siento impotente
ante tanta barbarie
soy inocente,
porqué mis padres lo fueron
mis abuelos también.

Soy inocente
eso es lo único que puedo decir.

Los que me odian por mi nombre,
por mi color de piel
por mi sonrisa
por mis gestos.
Les digo:
no tengáis miedo,
yo me iré a caminar
sobre una duna
en busca de las huellas
de mis antepasados.

Cerca de sus tumbas
encontraré el origen de la vida
y dejaré abandonados mis odios y miedos.

En el interior de la tierra
localizaré el amor primitivo
que me enseñaron de pequeño
en el interior de una jaima.

Abandonad vuestro miedo,
yo me quedaré mirando la luz del cielo
que me enseñó mi abuelo.

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