Mohamed Abdelaziz
ha visitado recientemente Zamora para difundir el mensaje de la
necesaria liberación del pueblo saharaui, cuyo territorio, el Sáhara
Occidental, fue ocupado por Marruecos hace casi cuatro décadas. Palabras
como autodeterminación, responsabilidad de la comunidad internacional o
violación de los derechos humanos salen de su boca con extrema
naturalidad. Abdelaziz se caracteriza por su convicción democrática,
aunque su pueblo le pide regresar a la fuerza para recuperar el
territorio que España dejó en manos de Marruecos en 1976. «Somos
partidarios de la vía pacífica, pero tenemos todo el derecho a utilizar
la fuerza armada», aseveró con rotundidad en su visita a la
capital.
-¿Qué impresión tiene de la visita a Castilla y León que finaliza en Zamora?
-Tuvimos el honor de entrevistarnos con el
presidente de la Junta de Castilla y León, así como del Parlamento.
Hemos hablado con alcaldes y presidentes de diputaciones en Valladolid y
Zamora y también con sindicatos y partidos políticos. Nos vamos
satisfechos por la solidaridad que hemos encontrado en las autoridades y
la disposición de Juan Vicente Herrera para fortalecer el apoyo hacia
nuestro pueblo, del que tiene un profundo conocimiento. Hemos notado ese
mismo caluroso recibimiento aquí en Zamora con la Asociación de Niños
del Pueblo Saharaui a la cabeza, a quien queremos expresar nuestro
agradecimiento.
-¿En qué momento se encuentra la relación de su pueblo con Marruecos?
-La ocupación ilegal del Sáhara Occidental por
parte de Marruecos dura ya 35 años. Es un conflicto entre los saharauis
ocupados después de la retirada de España en 1975. Hasta hoy, Marruecos
sigue manteniendo una política de intento de genocidio contra los
saharauis. Al mismo tiempo, su Gobierno está obstaculizando los
esfuerzos de Naciones Unidas por solucionar la situación. Marruecos está
violando los derechos humanos en las zonas ocupadas, saqueando,
expoliando y robando nuestros recursos naturales de manera ilegal y
masiva. Mantiene un muro de más de 2.700 kilómetros sobre el Sáhara
Occidental con minas antipersonas y material bélico, impide el acceso de
los observadores internacionales independientes y les dificulta su
libre contacto con los ciudadanos encerrados por el Gobierno marroquí.
Es uno de los últimos estados que tiene una política colonial en el
siglo XXI. Somos la última colonia en África. Vivimos en una situación
crítica, divididos entre refugiados y exiliados. Muchos de ellos han
sido liquidados o secuestrados y encarcelados por las autoridades
marroquíes.
-¿Qué grado de respeto tiene el Gobierno de Mohamed VI hacia usted?
-Tengo que recordar que somos víctima de una
política de expansión por parte del Gobierno de Rabat. Tenemos mucho
respeto y aprecio hacia el pueblo marroquí y el único problema lo
tenemos con su Gobierno, que se niega a reconocer nuestros legítimos
derechos. Cuando cese esta situación y reconozcan la existencia de
nuestro pueblo y se retiren de nuestro territorio, estamos dispuestos a
mantener las mejores relaciones de amistad y hermandad con nuestros
vecinos.
-Del lado español, la gestión de esta situación
le corresponde en la actualidad a José Luis Rodríguez Zapatero, ¿le ha
decepcionado su manera de tratar este conflicto?
-Hay un punto muy importante: España sigue siendo
la fuerza administrativa del Sáhara Occidental ante las Naciones Unidas.
Partiendo de aquí, debo recordar que España es responsable de lo que ha
ocurrido en este territorio. También hay que decir que si el Gobierno
de España asume plenamente sus responsabilidades y defiende la necesidad
de resolver el conflicto mediante la vía democrática, seguramente el
problema tendrá un rápido desenlace, a lo que también está obligado por
su importante papel en la Unión Europea y la onU. Por tanto, hacemos un
llamamiento al Estado español para que asuma la responsabilidad tal y
como hizo Portugal con Timor Oriental. En este sentido, lamentamos que
el actual Ejecutivo de Zapatero no esté jugando el papel que corresponde
al España.
-¿Es una cuestión de miedo a Marruecos por parte de España?
-No creo que Marruecos tenga las cartas que le
permitan utilizar la fuerza contra España, a pesar de esa política de
chantaje que ejerce contra todos sus vecinos. No creo que haya algo que
pueda justificar un supuesto miedo de España hacia Marruecos, puesto que
es el país magrebí el que necesita al Estado español y no al contrario.
-Usted siempre ha apostado por una vía diplomática, ¿va a continuar con esta postura?
-Quiero dejar claro que el pueblo saharaui tiene su
derecho a la autodeterminación y también puede utilizar la lucha armada
en términos legítimos para alcanzar ese derecho. Por otro lado, nuestro
pueblo no está en absoluto dispuesto jamás a abandonar su lucha.
Nosotros preferimos la vía pacífica para resolver el conflicto y darle
al pueblo saharaui lo que le corresponde. Sin embargo, si nos
encontramos obligados otra vez a utilizar la vía militar, asumiremos
nuestras responsabilidades y la emplearemos. Deseamos que Marruecos no
nos ponga otra vez ante esa situación.
-¿Hay personas en el Frente Polisario que le exigen que apueste por la vía armada?
-Yo no diría que hay personas que nos piden volver a
la violencia, sino que todas las bases del Sáhara Occidental, militares
y civiles, insisten y presionan para que regresemos a la guerra. El
motivo es su decepción y larga espera porque Naciones Unidas asuma sus
responsabilidades y su pasividad.
-¿Se ve mañana con un fusil en la mano?
-El Consejo de Seguridad de la onU ha establecido
un plazo hasta el próximo mes de abril y ha dado el mandato a la MINURSO
(Misión de las Naciones Unidas para el referéndum del Sáhara
Occidental) para mantener el alto al fuego y preparar la consulta. No
creo que hasta esa fecha ocurra nada extraordinario y se mantendrá el
esfuerzo para reanudar las negociaciones entre las dos partes. En este
tiempo, pueden surgir informaciones y hechos que justifiquen una opción u
otra.
-Háblenos de cómo es un día en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, y en los campamentos de refugiados de Tinduff?
-En El Aaiún, los saharauis están sobre su
territorio nacional, pero la gente se siente como en una enorme cárcel.
Es una prisión muy grande, porque viven diariamente la represión de las
autoridades marroquíes y la violación de las libertades fundamentales.
También por la presencia inmensa de los colonos en el Sáhara Occidental,
que hoy por hoy están convirtiendo a los saharauis en una minoría en su
propio territorio. Por eso, me gustaría aprovechar este momento para
hacer un llamamiento a los españoles a que vayan al Sáhara Occidental
como observadores internacionales independientes y sean testigos de la
situación que viven los reprimidos saharauis y formen un escudo que les
proteja de esta injusticia. En cuanto a los campamentos, los saharauis
viven libres, pero no están cómodos. Están fuera de su territorio
nacional y sienten que lo hacen porque han sido obligados. Las familias
están divididas y ya han aguantado esta situación durante mucho tiempo.
Están convencidos de que la comunidad internacional, incluida España,
les ha abandonado y traicionado. Es como haberles dejado en la boca de
la fiera marroquí para que les mastique. Asimismo, en los campamentos
necesitan de todo porque no tienen sus propios recursos naturales, que
han sido robados por Marruecos. En resumen: los saharauis viven una
tragedia, pero mantienen la resistencia para poner fin a la situación y
alcanzar la libertad definitiva y gozar así de sus legítimos derechos.
Esmara (Sáhara Occidental), 1968
La vinculación de Abdelaziz con el Movimiento
Nacional de Liberación Saharaui tiene sus raíces en 1968, cuando accede a
la organización liderada por Mohamed Sidi Brahim Basiri. Así, en 1976
es elegido secretario general del citado movimiento y presidente de la
República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Abdelaziz ha destacado
siempre por su apuesta diplomática frente a la lucha militar para
recuperar el Sáhara Occidental, en manos de Marruecos desde la retirada
de su administrador, España, en 1976. En la actualidad, su pueblo espera
el referéndum marcado para abril del próximo año como punto de
inflexión en la liberación de los territorios ocupados. La situación con
Rabat es crítica tras 35 años en los que cada vez son menos los
saharauis en el territorio del Sáhara.
Fuente: KAOSENLARED.NET y La Opinión de Zamora
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