Los vientos del cambio iniciado en Túnez y
seguido en Egipto, llegan a Marruecos. En previsión de tumultos y
manifestaciones en las principales ciudades del Reino, el ex capitán
Mustafa Adib ha dirigido sendas cartas abiertas, al rey Mohamed VI
pidiéndole iniciar urgentemente reformas, y al Ejército que se niegue a
disparar contra la multitud.
“El balance de la dinastía alauita que usted representa es muy
negativo”, señala el antiguo oficial del Ejército del Aire, que fue
detenido y encarcelado por denunciar la corrupción en las Fuerzas
Armadas Reales. Adib recuerda al soberano que todos los monarcas
alauitas han considerado a los marroquíes como “un pueblo inferior, de
segunda fila”, y al país “como su propiedad”.
“Como ciudadano de este país, escribe Mustafa Adib, he decidido
lanzar este doble llamamiento a usted y al Ejército marroquí, esperando
que tome las decisiones adecuadas, lejos de los consejos de los que se
aprovechan de esta situación y lejos también de los partidarios de los
métodos de seguridad arcaicos”.
El ex oficial pide a Mohamed VI que inicie consultas sin más tardar
para redactar una nueva Constitución que tenga en cuenta las
aspiraciones legítimas del pueblo, con la necesaria separación de
poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, actualmente concentrados en
la persona del Rey. Igualmente pide una “reforma radical del sistema
judicial”, así como “la detención inmediata de todas las personas
implicadas en asuntos de corrupción y de violación de los Derechos
Humanos”, a las que hay que “congelar sus cuentas e incautar sus bienes
tanto en Marruecos como en el extranjero”, antes de presentarlos a la
Justicia. Esta medida debe aplicarse a todos, “incluidos los que tengan
proximidad o colaboración con la familia real”.
El ex capitán de la aviación se dirige a sus “queridos camaradas de
armas” - en un tono de cariño y proximidad, mientras que al rey le
trata simplemente de “usted” - para pedirles que en caso de que les den
la orden de desplegarse en el país para contener a las previsibles
manifestaciones que se van a producir, lo hagan, pero que se nieguen a
disparar contra la gente, aunque se lo ordene el rey y sus generales.
“Os imploro de proteger las mujeres que manifiesten, que son nuestras
madres, hermanas, hijas y esposas; os imploro de no disparar sobre
nuestros jóvenes, que son nuestros hermanos, hijos o esposos de
algunas”. Adib hace un ferviente llamamiento: “los jóvenes son nuestro
porvenir, y si se sublevan es porque este régimen dirigido por Mohamed
VI no ha hecho nada por ellos”.
En la diatriba del ex oficial de las FAR, la mayoría de los generales “han huido de los campos de batalla y se sientan en lujosas oficinas, donde roban, siembran el terror y la decepción entre los ciudadanos”. Estos generales “no merecen respeto ni obediencia”.
Los llamamientos de Mustafa Adib se producen cuando ya han llegado los primeros síntomas del contagio tunecino y egipcio a Marruecos. De un extremo a otro del mundo Árabe, la sociedad pide el fin de la humillación, más justicia y libertad.
En la diatriba del ex oficial de las FAR, la mayoría de los generales “han huido de los campos de batalla y se sientan en lujosas oficinas, donde roban, siembran el terror y la decepción entre los ciudadanos”. Estos generales “no merecen respeto ni obediencia”.
Los llamamientos de Mustafa Adib se producen cuando ya han llegado los primeros síntomas del contagio tunecino y egipcio a Marruecos. De un extremo a otro del mundo Árabe, la sociedad pide el fin de la humillación, más justicia y libertad.
Por Pedro Canales. Corresponsal en el Magreb
Fuente: El Imparcial internacional
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