Si las cárceles de Marruecos son «ratoneras y cloacas», ésta de El Aaiún, donde duermen hacinados presos saharauis, son peores.. |
Hechos acontecidos en la noche del 9 de noviembre de 2010. EL AAIUN
"El
día 9 de noviembre, El Aaiun se encontraba rodeada por todo tipo de
policías: secretas, guardia civil,.. y podían observarse locales
incendiados, carreteras cortadas y llenas de piedras, con bancos y
viviendas destrozadas.
En la noche del día nueve, Brahim, mi
amigo Abdellah y yo fuimos a llevar comida a la familia. De regreso,
aproximadamente entre las 10.30 y las 11.00 horas fuimos sorprendidos
por soldados que estaban en un lugar escondido; precisamente esperan así
a que la gente pase y apresarla. Eran aproximadamente entre 60 y 80
soldados. Nos bajaron del coche, nos quitaron nuestras pertenencias,
nuestros teléfonos móviles, nuestro dinero y todo lo que llevábamos
encima.
A partir de ese momento comenzó nuestro terror pues
mientras unos cuantos nos pegaban, otros fueron a buscar gasolina para
quemar el coche en el que nos movilizábamos. Los mismos que quemaban el
coche nos preguntaban de forma agresiva, burlona y ofensiva que quién
eran los que estában quemando el vehículo, a lo que ellos mismos se
contestaban ”ustedes” y continuaban golpeándonos de forma brutal
confiando que dijéramos que habíamos sido nosotros.
Durante
aproximadamente tres horas continuaron los malos tratos y apaleamientos;
deseaban con ello que nos inculpáramos y que además, dijéramos que
íbamos a incendiar la comisaría. No lo hicimos pues no era la verdad de
lo que estaba sucediendo.
Los materiales que utilizaron para
golpearnos fueron palos de madera, porras y piedras, alcanzándo algunas
de éstas nuestras cabezas y el resto del cuerpo; afortunadamente pudimos
cubrir nuestros rostros ante el lanzamiento de dos de ellas de
dimensiones desproporcinadas que en el caso de habernos impactado, hoy
no podría contar estos lamentables hechos.
Como dije
anteriormente, estuvimos recibiendo palizas en el lugar de la detención
durante largo tiempo y además, los policías se organizaban por grupos y
se alternaban para realizar su tarea represora y humillante.
Después
de este tiempo apareció la policía y continuaron los golpes con
piedras, palos y porras. Pasó un tiempo prudencial y procedieron a
conducirnos hacia la comisaría donde nos recibieron otros policías. Allí
comenzaron las torturas físicas y psicológicas. Nos llevaron a una
habitación donde se encontraban aproximadamente 60 personas detenidas,
sentadas en el suelo. Tuvimos que sentarnos y con los ojos vendados nos
daban con las porras y con los zapatos (las botas de ellos son muy
fuertes). Nos decían: “Hijos de putas saharauis, guarros…están viviendo
bien y quieren problemas”.
Digan: ”Viva el rey"...y así sin
parar...”Todos nos acompañamos en nuestros gritos de dolor y
desesperación; nos tuvieron toda la noche sentados en el suelo con las
manos levantadas”, cuando los brazos se nos caían por cansancio, nos
pegaban más en nuestras espaldas …..(aquí reconozco que tengo que parar
mi entrevista pues sus ojos lo dicen todo).
Desde la noche del 9 de noviembre de 2.010 hasta cuatro días después
A
partir de aquí, tanto mis compañeros como el que relata estos hechos,
seguimos sufriendo torturas durante cuatro interminables días. El
viernes, 12 de noviembre, fuimos llevados al juzgado (sobre las 3-4 de
la tarde). De allí salimos sobre las 8 de la noche. De forma individual
fuimos entrando al juez de investigación (instrucción). Nos decían: “
Han cometido delito de "pertenencia a banda armada, desobediencia a la
autoridad, quemar bienes ajenos y otros de similar carácter” A todo ello
respondíamos que no teníamos nada que ver…La policía nos hizo firmar
por todos estos delitos y siempre bajo tortura.
Cuando regresamos
a la cárcel, nos esperan aproximadamente 50 policías, nos dieron
patadas, puñetazos, nos escupieron". Para darnos la bienvenida, se
distribuyeron en dos filas. Nosotros teníamos que pasar por el medio.
Cada uno de ellos nos daba fuerte y teníamos que bajar la cabeza para no
mirar quién nos pegaba; no podíamos nunca mirar a nuestro agresor.
Una
vez dentro de la cárcel, pasamos a una habitación (espacio de
aproximadamente dos metros y medio) nos obligaron a estar uno encima de
otros. Después, nos llevan a una habitación donde nos quitan las esposas
y nos obligan a desnudarnos; nos obligan a girarnos hacia la pared, nos
insultan, nos dicen “maricones...les vamos a follar”.
”Nos
comienzan a dar con palos en el trasero y a alguno de mis compañeros les
obligaban a abrir sus bocas, les escupían dentro de ellas”…Me cuenta
que, destaca, entre ellos, un policía, Mustafa “el pitbull”, apodo por
el que se le conoce dentro de la cárcel; de él “recibí un fuerte
puñetazo en el cuello" para no olvidar nunca.
Cuando terminan su
trabajo con nosotros, nos mandan a vestirnos y nos obligan a pasar por
uno de los callejones de la cárcel; en este callejón nos esperaban
soldados para volver a pegarnos (con porras, patadas, puños,…) todo ello
para entrar finalmente en las celdas. Al final de ese callejón estaban
las mantas y entrabámomos en las celdas.
Pero desgraciadamente, la historia continúa.
Nota:
Los nombres propios de ésta entrevista-diálogo han sido sustituidos por
pseudónimos por motivos de seguridad. La comunidad internacional ya
sabe, que en el Sáhara y en Marruecos están muriendo ciudadanos
saharauis a manos de funconarios del Estado marroquí, y que la tortura y
las violaciones de derechos humanos son el pan nuestro de cada día
contra un pueblo digno y sus ciudadanos. Algún día, y ojalá sea pronto,
los pseudónimos puedan utilizar sus propios nombres sin miedo a las
represalias contra ellos mismos pero sobre todo contra sus familias. Que
así sea.
Autor/a: YANOR EL AAYN Ajintem Derechos
Fuente: portal.ajintem.com
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