Os escribo estas palabras desde el corazón del infierno. Hace un año fue El Aaiún y hoy son nuestros hermanos de Dajla. Un año de diferencia, pero las mismas aspiraciones que entonces y las mismas también que hace 36 años: Libertad, independencia, autodeterminación y paz, toda la paz del mundo. Queremos vivir en nuestra tierra sin yugos, que no se nos excluya del trabajo, del estudio, de la vida,...al fin y al cabo. Para ello, nuestros padres y nuestras madres nos enseñaron a amar esta tierra, a quererla y respetarla, a luchar por ella con toda la convicción del mundo. Ese es nuestro único delito, ese el único motivo por el que muchos de nosotros sufrimos la persecución, el encarcelamiento, las desapariciones y un largo etcétera. Es el único delito que han cometido nuestros hermanos de Dajla, hastiados de sufrimiento. Es por eso que el aparato represor de Mohammed VI despliega toda su maquinaria de sangre para masacrarnos, como si no fuera bastante todo lo sufrido en estos casi 36 años de ocupación, cómo si no fueran suficientes las lágrimas de nuestras madres, hijos, hermanos; cómo si no fueran suficientes las vidas truncadas y las juventudes no vividas a las que esta maldita ocupación nos ha condenado. Gdeym Izik fue un grito a la humanidad, un grito desgarrado, cargado de cansancio por vivir una situación insostenible, un grito que consiguió fijar los ojos del mundo en nuestra tierra. Ayer fue Gdeym Izik y hoy es Dajla, dos símbolos de la opresión perpetrada por Marruecos, pero también dos símbolos de nuestra resistencia. Estamos eternamente agradecidos a nuestros hermanos españoles por acompañarnos en la lucha, día a día, codo a codo. Sin ellos, el camino sería mucho más complicado sin duda. Necesitamos que sigan ahí y que presionen a sus gobiernos para que este calvario llegue a su fin de una vez por todas. Condenamos, sin embargo, la actitud del Gobierno Español, que nos defrauda una vez más, sin haberse pronunciado a día de hoy sobre estos nefastos acontecimientos para nuestro pueblo. Denunciamos el olvido al que muchos medios de comunicación españoles intentan condenar a nuestra justa causa. Me despido lamentando que sea la sangre la que ponga de actualidad nuestro conflicto, lamentando la muerte de más hermanos, lamentando que el mundo solo incline su mirada hacia nosotros cuando el horror nos invade por completo. Cada segundo, cada minuto, cada hora de cada día desde hace 36 años son un suplicio para este pueblo, nuestro pueblo, dividido, refugiado y ocupado. No nos neguéis vuestra mirada.
¡¡¡SÁHARA LIBRE!!!
HASSANNA AALIA (Activista de derechos humanos en el Sáhara Ocupado)
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