Cuando las mujeres saharauis y la población civil llegaba exhausta a los asentamientos, (hoy campamentos de refugiados) huyendo de los bombardeos de la aviación marroquí de Um Dreiga, Tifariti, Amgala, Gelta…Llegaban en estado de shock, sin ropa ni comida. Llegaban llorando la pérdida en la travesía, de sus seres queridos, sobre todo de recién nacidos que no resistieron la dureza del éxodo y lloraban por los que habían quedado atrapados en las ciudades ocupadas por las tropas del ejército marroquí que entraban a saco, arrasando todo lo que se encontraban a su paso, allanaban las casas de los saharauis que estaban en su mayoría vacías porque sus moradores habían salido en estampida, despavoridos, dejando hasta las luces encendidas para adentrarse en la oscuridad del desierto en un intento de salvar sus vidas…
Entre las personas que acogían y asistían a los exhaustos refugiados, en su mayoría ancianos, niños y mujeres, estaba Luali. Aquel joven líder era humilde, audaz, sencillo, dirigente… Él sentía su liderazgo como una responsabilidad, sacrificio y una obligación al servicio de las masas.
Enseguida disponía órdenes para organizar tal o cual grupo, como se arremangaba la camisa y ayudaba a montar una jaima para habilitar un lugar de reposo para que descansasen las mujeres y niños que llegaban en penosas condiciones, y allí mismo se sentaba con ellos para darles ánimos, calor, seguridad, que su retorno a su patria, a sus casas era un compromiso del pueblo consigo mismo. Que la lucha era justa y su derecho es inalienable-así era Luali-, así asumió la mujer saharaui el compromiso.
El 9 de junio de 1976, Luali, el ejemplo a seguir por las mujeres saharauis caía en combate defendiendo el derecho inalienable del pueblo saharaui a vivir dignamente en su país.
Luali decía que la ocupación marroquí era un crimen contra el pueblo saharaui porque abortaba la autodeterminación al que el pueblo saharaui tenía derecho.
Treinta y siete años después las mujeres saharauis siguen dando ejemplo con su lucha porque su compromiso es que el pueblo saharaui debe recuperar su país.
Aminetu Haidar lo reafirmó en su dura batalla contra su expulsión en el aeropuerto de Lanzarote.
La dignidad es la causa que hace que el pueblo saharaui siga luchando y resistiendo. Luali consideraba que la dignidad es el sustento del saharaui, sin ella no tiene vida.
Las mujeres saharauis fieles al compromiso de quien predicó con el ejemplo, siguen luchando para y por la dignidad del ser humano.
Aminetu decía en su huelga de hambre que sus hijos podrían vivir sin madre pero no pueden vivir sin dignidad.
En el trigésimo séptimo aniversario de la caída del ejemplo rendimos tributo a Luali con el compromiso de seguir luchando para honrar su sacrificio y el de todos aquellos que entregaron sus vidas por la dignidad del pueblo saharaui y su derecho a la libertad, así como a los que lo siguen haciendo con el mismo compromiso.
Fuente: Mujeres Saharauis
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