Lolita, Richar y Leila son activistas perseguidos por defender sus territorios en Guatemala, Colombia y Sahara Occidental
Por Iñaki Makazaga / Fuente: El Pais
Gracias a un programa de protección, Lolita, Richar y Leila han vivido seis meses en el País Vasco tras las constantes amenazas de muerte por defender su tierra en Guatemala, Colombia y Sáhara Occidental.
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Coincide en el balance con Salka Leili (El Aaiún, Sáhara Occidental, 1974). “Hacía años que no dormía más de cuatro horas seguidas cada noche”. Lleva desde los 14 años luchando de manera activa por la liberación de los territorios ocupados por Marruecos en el Sahara Occidental. Ahora ocupa la secretaría de la Asociación Saharaui de Graves Violaciones de Derechos Humanos cometidas por el Estado marroquí (ASVDH) y, en concreto, documenta cada una de las denuncias. “Redacto entre tres y cuatro diarias”. Los días de manifestación, se agrupan las personas por decenas en su puerta. Y por las noches, su teléfono siempre está encendido. “La gente me llama en cuanto ha desaparecido un pariente o han sido agredidos en la calle”.
Desde el año 91 ha sido detenida en diferentes ocasiones, golpeada y torturada. La última vez hace un año por portar una bandera saharaui atada al cuello. “Me retuvieron durante dos horas y no dejaron de golpearme”.
Una alternativa al exilio permanente
En estos meses, Leili ha mejorado su castellano, ha aprendido a redactar notas de prensa para ampliar la denuncia de la violación de derechos humanos que sufre su pueblo y ha fortalecido las redes con organizaciones internacionales.
A la vez ha sido recibida por el Gobierno vasco y Parlamento acompañado de Chávez y Sierra. “Sueño por conocer un día la casa de Leili en su territorio y tomar juntas el té”, asegura Lolita Chávez. Todos han participado durante seis meses en el programa de Protección Temporal a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos del Gobierno vasco y han coincidido en talleres, cursos y reuniones.
El programa de protección del Gobierno vasco lleva siete años activo, ha acogido a 16 personas y ya se ha convertido en una referencia internacional. Depende de la dirección de Víctimas y Derechos Humanos y lo coordina la organización Cear-Euskadi. “Teníamos la referencia de otros programas para población colombiana y quisimos desarrollar uno propio con personas de todo el mundo”, explica Itziar Caballero, su coordinadora, orgullosa de ofrecer una solución intermedia al exilio. Según la organización Front Line Defenders, en 2016 fueron asesinadas 281 personas defensoras de derechos humanos en 25 países, de las cuales, casi la mitad (49%) defendían los derechos de la tierra, el territorio, y las poblaciones indígenas. Desde Cear- Euskadi buscan la manera de fortalecer la seguridad de los defensores y de sus colectivos sin que tengan que abandonar sus países.
En estos meses, Caballero y su equipo se han asegurado de que los defensores internacionales hayan tenido atención médica y psicosocial. También ha puesto a su servicio los planes formativos en la universidad, así como realizado un diagnóstico de la situación de seguridad de cada uno de ellos. “Lo que más valoran es el fortalecimiento de redes internacionales para velar por su seguridad, amplificar sus denuncias y dar apoyo a todo su colectivo”. Por eso, a las reuniones con organizaciones vascas les ha acompañado reuniones por todo el Estado, Ginebra, Alemania e Italia.
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