Pues, ¿qué
decimos ahora?, y ¿qué nos dirá la ONU? O simplemente, otro mártir se
añade, así, a la larguísima lista de los mártires saharauis. Para la ONU
el mártir, jovencito o mayor, es como todos los otros que mueren cada
día en Gaza o en Irak, o en cualquiera otra zona conflictiva del mundo.
Es decir, el Mártir, Nayem El-Garhi, no es el hijo ni el hermano de Ban
K- Moon o de Ross. Lo único que puede hacer la ONU, y muy
particularmente, el señor Ross es informar en la última línea de su
próximo informe, en una o dos palabras nada más, que murió un chaval
saharaui, y que las dos partes - la victima (los saharauis) y el verdugo
(Maruecos) - tienen que “respetar” los DDHH en el Sáhara y en los
Campamentos.
El resultado, decisivo e inmediato del derrame de la
sangre de este Mártir tiene que ser, si no lo hubiera sido, la
cancelación oficial de la próxima ronda de negociaciones entre el
Polisario y Marruecos. Ningún saharaui esté donde esté, acepta, ahora,
que se celebren negociaciones, oficiales o no, sobre una mesa manchada
con la sangre de los inocentes, como Nayem y sus compañeros heridos. Y
tampoco nadie acepta negociar o abrir un dialogo con los asesinos y
sanguinarios marroquíes como El Chargaui, el Ministro de Interior y
EL-fasi, el de Exterior. No es ni moral ni lógico, sea cual sea el
motivo y el factor, participar en la próxima ronda de negociaciones.
Pero
no creo que sólo la cancelación de las negociaciones sea suficiente.
Este acto, (no participar en las negociaciones), necesita otra medida
más. No me refiero a las cartas enviadas a Ban Ki-Moon o a Ross, o los
comunicados de protesta que se mandan al mundo. Me refiero a una ruptura
definitiva e inmediata con la ONU (esta petición y este discurso no son
nuevos, pero hay que repetirlos y volver a repetirlos).
Cancelar
todo tipo de contacto con la ONU es en sí una decisión, que obligará el
mundo e incluso al Consejo de Seguridad a asumir sus responsabilidades
en el Sahara Occidental. Ahora el mundo, encabezado por EEUU y Francia,
no quieren más rompecabezas en la zona del Sahel. Cualquier situación en
el Sahara Occidental que no sea el alto del fuego, se considera como la
gota que desborde el vaso. En otras palabras, el verdadero Consejo de
Seguridad (EEUU y Francia) se verán obligados a intervenir
directamente, por mero miedo de un caos general en la zona, sólo cuando
habrá un cambio notar en la situación en el Sahara Occidental: guerra o
amenazas serias.
La actual situación (negociar y
negociar) y las consecutivas concesiones saharauis sirven mucho la
estrategia de Occidente en la zona del Sahel, (la guerra contra el
terror), y si habrá un cambio, aunque pequeño, en la situación en el
Sahara, la estrategia, obligatoriamente, cambiará también.
No
quiero terminar estas humildes reflexiones sin aplaudir calurosamente
el ingenio y la audacia de nuestro pueblo en los campamentos de IZIC,
Erkeiz y en toda el Sáhara Occidental.
Por fin, rogamos a Alá que recubra por su Clemencia el alma de nuestro nuevo mártir Nayem.
VIVA LA INTIFADA
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