Fuente: Equipe Media
Las declaraciones de los supuestos testigos del régimen militar no han sumado ninguna prueba contra los presos saharauis, simplemente se han limitado al marco general de preguntas que figuran en las actas verbales de la policía judicial de ocupación.
El lunes 15 durante el juicio se presentó Tarik Hajri militar de Gendarmería de ocupación que con su testimonio intentaba dar un marco humanitario al papel de las fuerzas cuando se dio el ataque al campamento. El testigo siguió con su declaración “he visto humo saliendo del campamento, las llamas y varios cadáveres. Yo en ese momento me desmayé. No puedo reconocer a las personas porque estaban con turbantes, pero sí que los manifestantes llevaban armas, piedras y machetes y que no vi ningún coche volcado”.
El interrogatorio siguió con la pregunta de si el ejército marroquí estaba armado o no. Esto se hizo para hacer quedar al ejército marroquí como si su actuación hubiese sido pacífica al momento de desmantelar el campamento de Gdeim Izik. La respuesta fue que ellos no estaban armados, que solo tenían cascos y escudos. Luego llamaron a otro testigo Houssein Lamtioui, quien comenzó diciendo que había nacido en El Aaiún ocupado, que despues de la cena y tocando su ronda, notó movimientos en el campamento que no eran normales. Que él reconoce a la mayoría de los detenidos de ese día, como es Naama Aasfari, -el cual no fue detenido durante el desmantelamiento del campamento sino el día anterior al ataque- Bakay Arabi, Ahmed Sbaai, Mohamed Bourial y Mohamed Mbarek Lafkir, el testigo escuchó el llamamiento del helicóptero para salir del campamento y se dirigió a la administración del campamento y vio que los presos llevaban armas blancas. Los ha visto a todos, pero no recuerda bien sus caras, pero sí sus nombres. Que Naama Aasfari daba las órdenes a los demás. En respuesta a la pregunta sobre cómo estaba organizado el campamento, dijo: “que el campamento estaba muy bien organizado y que había seguridad dentro de él dirigida por AbdEljalil Lamghaimad”. El testigo reiteraba que sabe los nombres de los presos, pero no en qué parte vivían del campamento ni las personas que tenían a su lado.
Esta respuesta molestó a los presos, y comenzaron a gritar “este es un juicio teatro”. El presidente del tribunal intervino y ordenó a la policía hacer sentar a los presos, ésta los trató de manera brusca. Cuando hubo calma, el procurador ordenó a los presos callarse, y al mismo momento el preso Mohammed Bouriall protestó diciendo “juicio teatro” y el juez le respondió “si es un teatro, y eres uno de los actores de este teatro” y añadió en dialecto marroquí -dariya- , “tus palabras son vacías”.
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