Un lamentable accidente. Hay que tener poca vergüenza para minimizar los hechos de un asesinato alevoso y flagrante y tratar de justificarlo entre sonrisas con unas simples palabras, “ha sido un desgraciado accidente”.
Que el gobierno y la justicia de Marruecos no tiene ninguna credibilidad es algo que todos sabemos y que todas las justificaciones la
conforman palabras huecas, también. Lo que no se puede permitir es que
campen a sus anchas, que hagan de su capa un sayo y pelillos a la mar.
No, no podemos consentir al resto de los gobiernos del mundo que permita un nuevo genocidio, el quebrantamiento de un tratado de paz, de un alto el fuego...Quien olvida la historia está condenado a repetirla.
La ONU deberá retomar su credibilidad cogiendo al toro por los cuernos, haciendo cumplir a Marruecos todas las resoluciones, escribiéndole con letra grande y clara que no tiene ninguna autoridad sobre el territorio del
Sáhara Occidental ni sobre los saharauis, que no tiene derecho a
explotar unos recursos que no le pertenecen y que deberá acatar si o si
el derecho del pueblo saharaui a elegir libremente su futuro.
La comunidad Internacional debería empezar por obligar a que entreguen
el cuerpo del adolescente asesinado a su familia, que puedan honrarle
con sus oraciones y recibir sepultura como lo que es, un mártir del
pueblo.
Hay que ser mal nacido para seguir justificando lo injustificable: ¿Qué
hacía ese niño en un coche lleno de explosivos? ¿Cuál es la
responsabilidad de los padres? ¿Por qué nadie se hace esa pregunta?", se
interrogó Fassi Fihri, -ministro marroquí de exteriores- quien
consideró que los medios españoles realizan una cobertura "en un único
sentido" del incidente, sin preguntarse si el menor podía "haber sido
drogado o emborrachado"…
Solo puedo levantar mi voz y hacer hondear vuestra bandera. Le pido a todos los dioses del mundo que llegue alguien con cordura y de momento ponga las cosas en su sitio. No se pueden tirar por la borda 35 años de espera por una escaramuza de esta índole, que por cierto no la habéis provocado vosotros.
Hasta que el cuerpo aguante, no desmayéis, una
nueva reunión está a la vuelta de la esquina, seguid confiando hasta
agotar la última posibilidad y si se levanta un brazo, como
Fuenteovejuna, todos a una.
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