No somos conscientes de con quién nos estamos
batiendo el cobre cuando hablamos de Marruecos. Hablamos de un régimen
feudal, teocrático, sin división de poderes, sin derechos individuales,
donde la mujer esta considerada ciudadana de segunda y donde no existe
el menor atisbo de libertad de prensa u oposición al gobierno. Marruecos
quiere expandir su territorio más allá de sus fronteras. Con esta gente
no vale dar un paso atrás, no valen declaraciones de buenas
intenciones, no valen los cauces civilizados con los que los países
occidentales resuelven sus discrepancias. Marruecos va ha dejar el
Sáhara como un desierto de sangre y arena. Y después, ¿qué hará?
Fuente: elPeriodico.com
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