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Guillermo Ríos estrena "El Muro"

Guillermo Ríos estrena ´El Muro´ El cámara tinerfeño se acercó tanto al muro marroquí que pudo filmar a soldados al otro lado del campo de minas, los alambres y los primeros montículos defensivos de arena. Incluso se ve una mina semienterrada en un plano. Algunos militares no parecen albergar ningún temor pese a que el nerviosismo se empieza a palpar en el lado enemigo y alongan hasta medio cuerpo. De repente, se oye una explosión. La grabación la capta perfectamente. La cámara se mueve sin saber dónde mirar. Al fondo, irrumpe entonces un joven saharaui que es cargado por otros dos que lo llevan cogido por las rodillas. De una solo cuelgan jirones. Se percibe perfectamente que el herido acaba de perder un pie. Los hechos ocurrieron en abril de 2009, pero es ahora cuando se puede ver por primera vez la filmación.
El realizador tinerfeño Guillermo Ríos acaba de colgar su esperado corto documental en la red, poco más de tres minutos intensos en los que, además de incluir las crudas imágenes del estallido del artefacto explosivo que él vivió mientras filmaba en la barrera marroquí, muestra también al escritor José Saramago en una de sus últimas entrevistas antes de fallecer.
El cortometraje documental El Muro está disponible desde el pasado día 5 en la página web de NotodoFilmFest, uno de los concursos de cortometrajes circunscritos a internet más prestigiosos de España. El trabajo permanecerá un tiempo hasta que el jurado decida cuáles son los finalistas de entre las más de un millar de piezas admitidas a concurso, entre las que se encuentra ésta. En la fase inicial los cortos más visitados tendrán más opciones. Por eso, el equipo ha lanzado El Muro en las redes sociales.
Guillermo Ríos se adentró en el terreno plagado de minas para captar las mejores imágenes de este muro de más de 2.700 kilómetros que divide el mayor desierto del mundo. "Nos explotó una mina a menos de 100 metros, después de estar jugándonos la vida", recordaba ayer Ríos. "Retrocedimos y a los cinco minutos, otro estallido. Uno de los manifestantes saharauis acababa de perder una pierna. Fue muy duro", añadió este cineasta que estuvo a punto de plantarse en 2007 en la fase final de los Óscar con el corto Nasija, ganador de medio centenar de premios.
Este es el relato del autor del trabajo, Guillermo Ríos, ofrecido a Laopinion.es sobre la experiencia y la grabación del documental:
El 6 de abril del año 2009, viajamos a los campamentos de refugiados del Sahara, en tindouf, Argelia. Fuimos para rodar el documental que iniciaron hace 35 años los hermanos Ríos, y que la censura del régimen vetó la emisión en 1975. La expedición era corta. El operador y fotográfo, David olivera, el sonidista y músico, Jacky Ríos, el realizador y nominado al Goya por su opera prima 'Guarapo', Santiago Ríos, y yo. En la función de ayudante pero con la libertad para poder grabar algunas piezas para idear un corto documental de temática social que sirviera para contar brevemente la situación del Sahara y que además completará en breve una serie de cuatro cortometrajes de temáticas sociales compuesta por 'Nasija', 'Lágrimas negras', 'El Muro' y un corto que está en proceso de kinescopado y que se presentará en breve, el título de momento es confidencial.
Después de pasar varios días en los campamentos, relacionándonos con la gente y viviendo de primera mano su modus vivendi, llegó el día de la marcha. De este de modo se denominaba el viaje a la frontera con Marruecos, que rodeada de más de cincos millones de minas antipersonas y alambrada interrumpían el paso de los civiles. La marcha se compone de una cadena humana que camina supuestamente en una zona limpia de minas hacia el muro de la vergüenza, hacia la frontera con Marruecos, zona del Sahara Occidental ocupada por el reino hace más de 30 años. Algunos periodistas, reporteros y en nuestro caso, cineastas, nos guiaron por un paso que teóricamente andaba limpio de minas. Pudimos colocarnos a 20 metros del muro, viendo como avanzaba la cadena humana formada por unas 3.000 personas, la mayoría chicos jóvenes y mujeres del pueblo saharui que arropados por cientos de españoles y franceses caminaban de forma pacífica hacia el muro.
Tras él, los militares marroquíes observaban armados pero sin amenazar la marcha. Al bajarnos del jeep que nos había dejado cerca de las minas, fuimos muy prudentes y pisábamos sobre las huellas que habían dejado los propios vehículos. De repente a tres metros encontramos una mina que habían levantado los del Frente Polisario. Caminamos alrededor pero empezamos a sentirnos en peligro pues las huellas de los jeeps desaparecían. Además la masa de gente se empieza acercar a una zona de riesgo, justo la zona en la que estábamos. Los extranjeros paran la marcha pero los más jóvenes del pueblo saharui comienzan a gritar de rabia, a tirar piedras, a cantar libertad y justicia para su causa.
Es entonces cuando decidimos retroceder y colocarnos en una zona de aparente seguridad. La pasión se desata y algunos jóvenes, que no temen a nada, se acercan a la alambrada y empiezan a romperla con sus manos, otros tiran piedras y alzan la bandera. Permanecemos por fuera de los jeeps, preocupados pues los jóvenes andan en la zona donde estaban la mayor cantidad de minas, las que pudimos ver y casi tocar.
El más veterano de nosotros, Santiago Ríos sigue rodando y se contagia de emoción, cree que no debe dejar de rodar, comienza avanzar a la zona de las minas, ve rostros y gente enrabietada que le provoca empatía. Decide seguir avanzando. Sin más, una explosión…Se veía venir. Un joven aparece entre la multitud que grita y comienza a retirarse sin dejar de desafiar a los militares que apacibles contemplan tras el muro.
Nos retiramos. Y por el largo desierto, vemos que un coche que trasladaba a un chico herido ha tenido un pinchazo. Decidimos montarle nuestra rueda de repuesto. Continuamos el viaje a un pequeño servicio de urgencias que hay en Tindouf.
El joven que perdió un pie, miro a cámara y nos levanto el pulgar, su cara era de miedo pero también de orgullo. Conclusión.Para que el problema del pueblo saharui no muera en el olvido deben sacrificar sus vidas. Triste pero cierto. Días antes de la marcha, me encontré con unos niños que parecían querer saltar el muro.
El muro de la vergüenza fue construido en el 1980 por el Reino de Marruecos. Más de 2.700 kilómetros separa en dos el Sahara occidental. Más de 5 millones de minas antipersonas impiden el paso a la población civil.
Al menos tres generaciones de saharauis no conocen su tierra de origen. 35 años después de la pérdida de su territorio, un cuarto de millón de saharuis viven como refugiados en el sur de Argelia, esperando una respuesta de la comunidad internacional para recuperar su tierra.

Fuente: laopinion.es
Festival de cortometrajes "Jameson Notodofilmfest" Enlace:

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