Decenas de miles de marroquíes tomaron las calles del país para decir que las reformas anunciadas por el rey Mohamed VI no son suficientes y que Marruecos deberá ir más lejos y más rápido en el camino hacia la democracia. Exigen cambios políticos, menos corrupción y mas derechos civiles en Marruecos
El discurso de Mohamed VI del pasado 9 de marzo en el que anunció reformas constitucionales para dar mayores poderes al primer ministro y al Parlamento parece no haber satisfecho a muchos de los que ayer domingo, en una soleada jornada, retomaron las calles para reclamar una mayor audacia e inmediatez en los cambios.
Mientras que en la primera gran convocatoria de los jóvenes del Movimiento 20 de Febrero fue Rabat la que atrajo a un mayor número de participantes, en esta ocasión Casablanca, capital económica y mayor metrópoli del país, ejerció de ariete de los manifestantes, que desfilaron por uno de los barrios más populares, Derb Omar.
Más de 15.000 personas sacaron paraguas y banderas marroquíes para protegerse del sol en un ambiente muy emotivo y cargado de reivindicaciones contra algunos de los asesores más cercanos al rey, como Munir al Majidi o Fuad Ali el Hima.
"Dégage", les pidieron, recogiendo la expresión en francés que popularizaron los tunecinos que obligaron a huir al presidente Zine Abidine Ben Ali y que significa "lárgate".
Muchos de quienes participaron conocen de primera mano las penurias y la injusta distribución de la riqueza en el reino magrebí, como los habitantes del "bidonville" (barrio chabolista) de Bakchu que fueron realojados hace más de una década y siguen hacinados en infraviviendas.
Pese a la tensión, la marcha conservó su carácter pacífico y se dispersó poco después del mediodía sin que la policía se dejase apenas ver a lo largo del trayecto.
"No pido caridad, pido libertad. Quiero dejar de ser un sujeto sin verbo", rezaba uno de los cientos de carteles que poblaron la manifestación.
En un ambiente festivo, con presencia de titiriteros subidos en zancos y entre palmas y cánticos, otras 5.000 personas llegaron hasta la sede del Parlamento en Rabat, con una larga lista de demandas que el rey no consiguió satisfacer del todo en su alocución.
"Las promesas del rey son modificaciones formales que pretenden instaurar una nueva realidad: establecer un totalitarismo sobre bases supuestamente democráticas", dijo a Efe Zakaraie Rahhani, desempleado y otra de las víctimas, con un máster en Relaciones Euromediterráneas, de la alta tasa de paro entre los licenciados.
Los seguidores de la ilegalizada asociación islamista Al Adl wal Ihsan volvieron a formar uno de los núcleos más representados en la manifestación, junto a miembros de partidos de izquierda como el Partido Socialista Unificado o Vía Democrática y asociaciones.
La gran novedad fue la presencia entre los manifestantes de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), el mayor partido de izquierdas marroquí, después de que el Consejo Nacional de la formación aprobase anoche a última hora su participación, según confirmó a Efe uno de sus dirigentes, Mohamed Bubekri.
'Hemos salido oficialmente en la marcha, aunque en las manifestaciones anteriores también participamos, pero como militantes y no como partido", señaló.
Sin embargo, una vez más fueron los ciudadanos de a pie, sin afiliación política, quienes tuvieron el protagonismo en las decenas de ciudades donde hubo protestas (se habían convocado en 57 localidades).
En el Norte, una de las regiones tradicionalmente más contestatarias hacia el poder central, miles de personas (20.000 según los organizadores y menos de 3.000 según las autoridades) salieron en Tánger.
"El pueblo quiere acabar con la Constitución otorgada", "una asamblea constituyente para una Constitución democrática" o "55 años de independencia, 55 años de opresión", fueron las reivindicaciones escritas en las pancartas o repetidas por los manifestantes.
Por otro lado, las manifestaciones que se organizaron en las otras ciudades del norte de Marruecos, que variaron entre marchas y sentadas, se desarrollaron en un clima pacífico y terminaron a la hora planeada.
En Tetuán, la sentada de protesta también transcurrió con calma, con una concurrencia de más de 3.000 personas, según los organizadores.
Mientras, en la ciudad rifeña de Alhucemas participaron más de 1.000 personas en la protesta, que comenzó a 10.00 hora local, y terminó tres horas después.
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