*El aumento de la represión en Marruecos tras los atentados
de Marrakech ha supuesto un pulso entre el régimen y la sociedad civil,
que ha culminado el cinco de junio con manifestaciones multitudinarias
en las principales ciudades del país.
Fuente: periodismohumano
*Los ciudadanos han pedido explicaciones sobre la muerte de
Kamal Omari, fallecido presuntamente por las heridas causadas por los
antidisturbios, y que se ha convertido en un mártir para la causa.
*El Movimiento 20 de febrero ha mostrado su fuerza en los
barrios más desfavorecidos y siente, a diez días de presentarse la
reforma constitucional auspiciada por el Rey, que el régimen está
obligado a tenerles en cuenta.
Una oleada de manifestaciones duramente reprimidas ponía de
manifiesto durante el mes de mayo la cara más oscura del régimen
marroquí.
Los atentados de Marrackech
servían como pretexto para el uso de la violencia en aras de garantizar
la estabilidad del reino de Marruecos. También comenzaban las
autoridades a acusar al Movimiento 20 de febrero de estar manipulado por la extrema izquierda, y por los islamistas de Al Adl Wal Ihsane y la Salafiya.
Todo esto coincidía con un endurecimiento de las consignas y los
discursos de los manifestantes, que en algunos barrios de Casablanca y
Tánger se atrevían a cuestionar la figura del rey.
Las promesas del régimen
El 12 de marzo y tras el anuncio de las reformas del rey Mohamed VI,
este mismo constituye una Comisión Consultativa de Revisión de la
Constitución (CCRC), encargada de elaborar un texto que promete se
someterá a referéndum.
Presidida por Abdeltif Menouni, jurista, y formada por dieciocho
miembros más, representantes de la sociedad civil y política, la CCRC
está en fase de consultas a distintas estancias de la sociedad y
presentará a mediados de este mes su propuesta de documento.
Los sectores sociales más conservadores piensan que hay que esperar a
las propuestas de la nueva Constitución, mientras que el Movimiento 20
de febrero decide seguir en la calle hasta no ver los frutos de las
reformas.
Desde el mes de abril las organizaciones sociales vienen demandando que la lucha contra el terrorismo no justifique la paralización de los cambios democráticos.
Mientras, en el exterior, la información sobre las luchas sociales y
el análisis de lo que sucede en el Reino de Marruecos circula a cuenta
gotas en países como España, y la UE lanza un mensaje de confianza total
en las promesas de un régimen siempre aliado.
La represión generalizada
El 22 de mayo el gobierno decide no autorizar las marchas convocadas
por el 20F para ese día porque “afectaban al transporte público y al
comercio”.
La legislación marroquí de 1958 en su artículo 11 somete a
declaración previa cualquier manifestación en la vía pública y sólo
puede hacer uso de ese derecho, previa autorización, los partidos
políticos, los sindicatos, organismos profesionales y organizaciones
legalizadas.
Tal y como lo expresa la reglamentación marroquí el movimiento 20 de febrero estaría fuera de esta ley puesto que nunca han solicitado permiso para lo que los jóvenes consideran un derecho.
Los manifestantes hicieron caso omiso de la prohibición y siguieron
adelante con sus marchas. Pero este día era diferente de otros y el
régimen efectuó una gran movilización de las fuerzas del orden público
que actuaron con una gran contundencia y provocaron cientos de heridos
en cada una de las ciudades donde se convocaron manifestaciones.
Beni Makada, una barriada popular de Tánger, como otras de Casablanca
se convirtió en una batalla campal y los escarceos entre la población y
las fuerzas de seguridad se sucedieron desde la tarde hasta las tres de
la mañana.
El resultado fue decenas de militantes procesados y muchos lesionados
que no pudieron recibir asistencia médica. Los heridos tenían miedo de
ir a los hospitales y aquellos que fueron recibidos no pudieron obtener
el atestado médico para presentar denuncia.
“Esta lucha también es una formación política para los jóvenes. El 22
de mayo me dejó, a nivel personal, un golpe tremendo en la espalda. De
los compañeros próximos 15 heridos, hasta con los dientes destrozados.
El 23 de mayo la gente ha llegado herida a la asamblea”, declara uno de
los miembros del movimiento.
Kamal Omari participó en la manifestación de Safi del 22 de mayo y su
hermano informaba que recibió una gran paliza por parte de los agentes
de seguridad. No se atrevió a pedir atención médica aquel día por
temor a ser denunciado y fue al día siguiente cuando se acercó al
hospital.
Kamal murió el pasado jueves 2 de junio, según el parte de las autoridades “de una parada cardio-respiratoria”.
Retratos de Kamal Omari en la manifestación en Tánger |
Pero no sólo el Movimiento 20 de febrero ha sido el objetivo de la
represión. Distintos sectores de la población civil han sufrido las
consecuencias del endurecimiento.
El 16 de mayo, 4000 profesores se manifestaban en Rabat, después de
constantes e intermitentes huelgas, y eran disueltos a golpe de porra.
Nueve días después, el 25 de mayo, 9000 trabajadores del sector
público de la sanidad se concentraban en la capital alaouita con el
resultado de 26 heridos, dos de ellos con traumatismo cráneo-encefálico.
Los sanitarios han protagonizado huelgas intermitentes los martes y
miércoles de cada semana, salvo las urgencias.
El profesorado volvió a manifestarse el 30 de mayo con la intención
de hacerlo frente al Ministerio de Educación. La fuerte presencia
policial se lo impidió y ante la marcha pacífica de los enseñantes, las
fuerzas de seguridad respondieron de nuevo con la matraca.
El mes de junio comenzaba con el juicio a Rachid Niny, director del
diario Al-Masae y con una asentada como protesta por su detención que
también fue reprimido. En esa concentración se recordaba que Marruecos
ocupa la posición 137 del mundo en relación a la libertad de prensa.
Menos datos se tienen de los heridos del motín de la prisión de Sale,
liderado por presos islamistas, que protestaban contra su dispersión y
la pérdida de ciertos privilegios dentro del duro sistema carcelario.
Manifestación 5 de junio en Alcántara, un barrio de Tánger |
12:00.- Los posibles manifestantes saben que hay prohibición
de hacerlo al igual que el 22 de mayo, pero ellos deciden que ahora más
que nunca tienen que salir a la calle. Conocen que la UE ha expresado
su descontento con las medidas coercitivas que el gobierno viene tomando
en los últimos tiempos. “El discurso de reformas parece que es para los
de fuera y no para los marroquíes. La Unión Europea promete dinero al
gobierno para las reformas y dos días después represión por todo el
país. La manifestación se ha informado que está prohibida pero la gente
va a salir, tenemos que salir”, declara un miembro del Movimiento 20F.
15:00.- El Mazjden autoriza las protestas aunque con un importante
despliegue policial. Los manifestantes están contentos, saben que en el
pulso que la calle ha mantenido con el régimen esto es una victoria de
una batalla en una larga lucha.
18:00.- Comienzan las manifestaciones en varias ciudades del Reino de Marruecos. Cuarenta mil personas, según la AMDH de Safi,
han pedido en esa población que se abra una investigación sobre la
muerte de Kamal Omari, se detenga a los responsables y verdaderamente se
avance hacia la construcción de una democracia.
19:00.- La manifestación de Tánger empieza su recorrido desde
Beni-Makada, en la Plaza rebautizada como Plaza del Cambio, siguiendo
por Ben Dibane hasta llegar a Casa Barata. En todos estos barrios
populares de la ciudad, una marea de unas 30.000 personas se une a la
manifestación.
Un glosario de ciudadanos de todas las edades en la que destaca una
presencia importante de mujeres que reclaman un espacio en el proceso de
reformas.
El Movimiento 20 F sabe que es a través de facebook donde circula la
información pero han apostado por una revolución desde los barrios,
“porque es importante que el mensaje llegue a cada ciudadano en un país
con unos niveles altísimos de analfabetismo”.
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