Muchos titulares, en todo el mundo, ha deparado la celebración de la JMJ en Madrid. Llaman la atención algunos como: “El Samur destaca que no hubiera un solo caso de intoxicación etílica en la JMJ pese a la presencia de dos millones de jóvenes” o “Las compañías telefónicas nos hablan de casi millón y medio de teléfonos operativos en Cuatro Vientos”. Las pancartas rezaban frases como "Bienvenido a España, tierra de María", "De Madrid al cielo"
Pero, en estos momentos, no deseo centrar mi atención ni en los unos ni en las otras; sí, en lo que ha pasado desapercibido.
El párrafo anterior nos sirve de simple contextualización para entender que es lógico que, entre las pancartas y las banderas de 170 naciones, muchas de ellas, como la enseña española, multiplicadas en miles por jóvenes portadores, pasara desapercibida una pequeña de la RASD adosada a un cartel, también de reducidas dimensiones, que rezaba: “Santo Padre ore al único Dios por la libertad del pueblo saharaui”. Yo, que estaba a miles de kilómetros de Madrid, recibo la llamada telefónica de un amigo que, sabedor de mi interés por el Sahara Occidental, me cuenta este hecho. Le pido que se acerque a los que exhiben con orgullo la bandera y la cartulina: un saharaui y un español unidos en un ideal y en la petición de una oración.
Previamente, en algunos pocos lugares, hubo preparativos en orden a la concienciación de los jóvenes JMJ como, por ejemplo, el publicado por AJOSAC informando que, la Comunidad Saharaui en Gran Canaria A.I.S.O.C., había celebrado un encuentro concertado con la Organización de la experiencia MAGIS, englobado en la Jornada Mundial de la Juventud en Gran Canaria, a la que asistieron medio centenar de jóvenes, procedentes de varios países de Europa, entre ellos España, Portugal, Hungría y jóvenes de la Comunidad Saharaui. http://ajosacsahara.blogspot.com/2011/08/comunidad-saharaui-en-gran-canaria-en.html. También, en Tenerife el representante del F. Polisario tuvo una reunión con organizadores de grupos para la JMJ.
El pueblo saharaui es una comunidad muy religiosa, que procura vivir su fe. A diferencia de otras naciones musulmanas, no hace de la religión un motivo de conflicto ni desprecia a los pocos saharauis cristianos. La convivencia pacífica, de los que hoy son ya abuelos, con el catolicismo español durante un siglo así lo demuestra. Saharauis formados en Cuba y otras naciones hispanoamericanas, en España, etc., siguen la estela de sus mayores. Sólo una minoría, luchadora por la independencia, pero educada en las aulas del fundamentalismo marroquí, presenta una vivencia distinta de la fe. En este orden de cosas, no es la primera vez que la confianza en la oración, musulmana o cristiana, aparece en la lucha por la libertad del pueblo saharaui ni tampoco lo es el pedir la intervención del que, como ellos, es creyente en un solo Dios. Así, con ocasión de la huelga de hambre de Aminetu H. el presidente de la RASD, M. Abdelaziz, solicitaba por carta la intervención del Papa pues "su Santidad, en la convicción de que quien ha dedicado su vida al anuncio de la obra y las enseñanzas de Dios, el justo y misericordioso, no es ajeno a la grandeza y la tragedia…". Anteriormente, el Papa Juan Pablo II en el verano de 2002 oró por la llegada de la paz al Sahara Occidental.
Espero y deseo que el Pontífice, en el rezo del Vía Crucis de la JMJ, tuviera presente al pueblo saharaui cuando dijo: «Nos impulsa a cargar sobre nuestros hombros el sufrimiento del mundo, con la certeza de que Dios no es alguien distante o lejano del hombre y sus vicisitudes». «Vosotros, que sois muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos». «Sufrir con el otro, por los otros, por amor de la verdad y de la justicia y a causa del amor son elementos fundamentales de la humanidad».
Estamos a la espera que, además de rezar, el esfuerzo diplomático del Vaticano para las independencias de Timor Oriental y de Sudán del Sur se extienda, por amor a la justicia y a la verdad, al Sahara Occidental.
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