El ministro de Exteriores del reino alauita,
Tayeb Fassi Fihri, insiste en que “la candidatura de Marruecos servirá a la paz, a la estabilidad, a reforzar la solidaridad y promover los valores universales”. Palabras cargadas de buenas intenciones que no podrán concretarse mientras esté pendiente la resolución definitiva del conflicto del Sahara.
Tayeb Fassi Fihri, insiste en que “la candidatura de Marruecos servirá a la paz, a la estabilidad, a reforzar la solidaridad y promover los valores universales”. Palabras cargadas de buenas intenciones que no podrán concretarse mientras esté pendiente la resolución definitiva del conflicto del Sahara.
La candidatura marroquí al Consejo de Seguridad para 2012/2013, suscita sin embargo interrogantes, a pesar de que es parte de las propuestas rotatorias que corresponden al continente africano. En su favor juega el papel moderador que juega el Reino de Marruecos en el desarrollo de la llamada “primavera árabe”; pero en su detrimento está la credibilidad de la propia diplomacia alauita que desde que hace 20 años se firmó el alto el fuego entre Marruecos y el Polisario apadrinado por la ONU, se ha mostrado incapaz de resolver el conflicto.
Sin embargo, este último aspecto no sería un impedimento para la candidatura marroquí, ya que otros miembros del Consejo de Seguridad, como es el caso de China que es miembro permanente y con derecho a veto, arrastran una herencia de más de medio siglo en el conflicto del Tíbet. Es más, el profundo seísmo que vive la escena geopolítica árabe puede ser una razón suficiente, según declara Mohamed Benhamou, que dirige el Centro Marroquí de Estudios Estratégicos, el primer thinktank serio de esta naturaleza constituido en Marruecos.
Si el Consejo acepta la candidatura marroquí, el gobierno de Rabat podría participar en todos los debates a puerta cerrada sobre la evolución del conflicto del Sahara Occidental, y argumentar de este modo su propuesta autonómica para la solución del mismo. Sin embargo, dado que es una de las partes implicadas en el propio conflicto no podría participar en las votaciones de las Resoluciones acerca del mismo. Igualmente su papel en relación con la MINURSO (Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental) desplegada en el territorio del Sahara y en los campamentos de refugiados de Tinduf, sería puramente de observador.
Los incidentes ocurridos esta pasada semana en Dajla, la antigua Villa Cisneros, han puesto de relieve la precaria situación que se vive en el Sahara y que persistirá mientras el conflicto siga en pie. En unos violentos enfrentamientos entre varios grupos étnicos de la ciudad, como resultado de un partido de fútbol, entre un equipo local y otro de Casablanca, han muertos siete personas, de ellos dos policías. Según fuentes saharauis, los incidentes fueron provocados por un grupo de “marroquíes”, habitantes del barrio de Wikala y que el Polisario considera como “colonos”, que atacaron a los habitantes del barrio Umtunsi, éstos saharauis. No es laprimera vez que se producen enfrentamientos intercomunitarios de esta naturaleza, otro similar ocurrió en febrero pasado aunque sin víctimas; pero quizás ha sido uno de los más violentos y además coincidente con la Asamblea General de naciones Unidas en la que el jefe de la diplomacia marroquí ha hecho su propuesta.
El ministro del Interior, Tayeb Cherkaui, tuvo que viajar con urgencia a Dajla este lunes para reunirse con las autoridades locales. Se ha abierto una investigación y fuentes oficiales declaran que “llevarán a los tribunales a los responsables de los violentos choques”. De la rapidez de la investigación podría depender la credibilidad del gobierno de Rabat, lo que podría jugar en favor de la propuesta de Rabat de integrar el Consejo de Seguridad.
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