ANTE LAS INJUSTICIAS Y REPRESIÓN QUE SUFREN LOS Y LAS SAHARAUIS, EL ESTADO ESPAÑOL MIRA PARA OTRO LADO.
Cuando la política se aleja de la gente, se vuelve ciega; cuando la razón de estado gana, la otra razón se vuelve muda; cuando el interés económico se impone, ya nada más se escucha. Esta crisis, maldita, se ha convertido en realidad en una molesta txaranga para los problemas reales de millones de personas que sobreviven más al sur, y no nos deja escuchar lo que hay detrás del ruido. Y esto es lo que ocurre con las justas reivindicaciones de los y las saharauis; que la crisis apagó el poco eco mediático que tenían.
Pero miren, esta causa, de pura justa que es, duele al acercarse. Pero no es un dolor y ya está, no es solo una rabia, es también un sentimiento de frustración porque los dos partidos mayoritarios en el Estado español miran para otro lado y rinden pleitesía a un monarca nada democrático, poco moderno, y escasamente abierto como lo es Mohamed VI.
Vamos a la ciudad ocupada de El Aaiun en un momento convulso. Casi todas las noches la policía marroquí arremete contra quienes pacíficamente protestan por el juicio que se abrirá a unos activistas. En noviembre de 2010 la paciencia del desierto se agotó y miles de personas construyeron el campamento de Gdeim Izik. Esta acción no solo trataba de subrayar una vez más las reivindicaciones clásicas de la causa saharaui, ponía también y sobre todo el acento en las demandas sociales: más protección social, mejores condiciones de vida, empleo... Por ello, 23 personas serán juzgadas por un tribunal militar. Nada se sabe de cuántas personas murieron, ni de dónde están los desaparecidos, porque aquí también la memoria se volvió amnesia.
Acudimos a El Aaiun a apoyar y bajamos a Bojador a nombrar, porque quien nombra llama. Y alguien acude, nosotros, sin cita previa, sin explicaciones, al lugar donde andan lejos de las grandes imágenes. En El Aaiun los golpean, en Bojador los ignoran, no sé qué es mejor. Eduardo Galeano, decía que "cuando eso ocurre, uno tiene el derecho de creer que nadie se va del todo mientras no muera la palabra que llamando, llamando, lo trae."
Aquí en la ciudad ocupada de El Aaiun hay rostros serios, preocupados por encontrar juntos el camino común y parar el ardor de algunos jóvenes que no ven salida al problema. Hay nostalgia del futuro...
Todos conocemos ya las reivindicaciones saharauis. Por eso es momento también de acercar la realidad social que provoca tantos años de bloqueo. El futuro de jóvenes y mujeres se oscurece como lo hace este cielo inmenso del desierto. Porque frente a las tentaciones de moda (mediáticas, electorales, políticas e intelectuales), hay quien afirma que no se rinde, ni se vende, ni claudica.
Muchas mujeres quieren trabajar, pero no pueden; muchos jóvenes quieren avanzar, pero no pueden; muchos quieren aprender, pero no pueden...Y eso es precisamente lo que quieren las autoridades marroquíes, que ellos y ellas no puedan para que la desesperanza sea más fuerte que la dignidad del desierto.
Por eso ahora nuestra responsabilidad, la de las personas que sentimos cercanía a la causa saharaui, es que puedan.
Por eso en el Sáhara ocupado la paz no debe ser solo la ausencia de la guerra. Hace tiempo que terminó la guerra propiamente dicha, pero aún queda mucho para la paz. Queda tanto que el bloqueo se hace exasperante. Y sí, aquí hay camiones de la ONU, desde el 91 no más, pero esas misiones nada pueden o quieren avanzar. Miren, hace tiempo que aquí se debería haber ejercido el derecho de autordeterminación, porque los saharauis así lo quieren y porque así lo reconoció también la comunidad internacional, y porque, en definitiva, así culminaron la mayoría de los procesos de descolonización en el continente africano.
Aquí, a veces, vale más el silencio que la palabra, vale más una mirada intensa que un puño cerrado, vale más el lenguaje simbólico del desierto que los guiños de la guerra. Por eso cómo seguir discutiendo con alguien que dice "Dios creó el Sáhara para que fuera marroquí". Mala combinación esa; monarquía, nacionalismo y religión.
El referéndum pospuesto de forma desesperante conduce a la población saharaui a un túnel sin salida. Pero lo que es peor, ahora los territorios ocupados son una olla a presión con un riesgo evidente de enfrentamiento civil entre los colonos y la población saharaui. Cualquiera que quiera verlo, lo ve. Hay quienes prefieren taparse los oídos a cañonazos, ocupar su tiempo en hacer turismo diplomático o llenar sus ojos de burocracia. Por eso debemos alzar la voz contra quienes pudiendo hacer no hacen.
En Bojador nos reunimos con un grupo de estudiantes que habían sido golpeados varias veces. En El Aaiun charlamos con un hombre que había estado 11 años desaparecido. Y en el barrio de Matala dormimos con una mujer a la que la policía no le había dejado ni un solo diente. Y esta es la realidad. Quienes se empeñan en hablar desde el diccionario de los eufemismos deberían pensar más en quienes con ojos cansados sufren esta situación. Esto es una dictadura, más o menos sutil, que pretende ocupar un territorio que no le pertenece. Es verdad que el derecho a la reunión se respeta, pero también es verdad que la policía se afana en golpear de forma certera los cuerpos y las posibilidades de los saharauis. Es verdad que estos pueden trabajar, pero también es verdad que ni el 1% de los pescadores de ese famoso caladero son saharauis. Es verdad que pueden estudiar, pero también lo es que la mayoría de los jóvenes deciden dejar la escuela por la agravios a los que son sometidos.
Hay cerca de 500 personas desaparecidas, probablemente tiradas en fosas comunes, ante lo que España nada dice ni hace. Quienes deberían ser criticados son halagados; quienes deberían ser cuestionados internacionalmente son adulados; y quienes deberían ser duramente emplazados son amablemente tratados. Esta es la historia del mundo al revés, donde PP y PSOE se comportan como marionetas, jugando a ser vasallos de un rey que aplica una mano férrea al tema saharaui.
La violencia siempre es difícil de superar, es difícil de gestionar. Las tareas de las guerras hay que abordarlas cuanto antes, sin dilación, sin esperar, porque hay muchas heridas que cerrar, mucho duelo que completar, mucha dignidad que recordar. Y eso en este país lo sabemos, nunca es bueno no abordar las consecuencias de la violencia. Por eso sorprende que el anterior Gobierno español no haya exigido una política activa en la recuperación de los cuerpos de los desaparecidos, o de apoyo a las víctimas saharauis de la represión marroquí. Por eso también sorprende que los organismos internacionales no convoquen una comisión de la verdad, ahora que está todo muy reciente.
Marruecos puso en marcha un proceso de colonización de las principales ciudades saharauis ante un posible referéndum. Y tal vez por eso no es descartable que Marruecos quiera que esto termine con un enfrentamiento civil entre la población. Y esto último es lo que está en juego, por eso la MINURSO (La Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental), España y la Comunidad Internacional deberían apretar el paso y tratar de que respetando las demandas de autoderminación del pueblo saharaui se desbloquee esta situación.
Ahora y no en otro momento es cuando tenemos la oportunidad de evitar eso, y si no se quiere hacer para nada valdrán los discursos, y es cuando ya será mejor que se lleven este escenario preparado para la ocasión. Pueden desenrollar este teatro, apagar las luces, borrar los discursos, cerrar sus sonrisas diplomáticas, apagar los motores de sus grandes coches, tirar a la basura las corbatas y los uniformes porque ya para Afaf y su familia no habrá consuelo alguno, cuando alguien diga que tiene que confiar en las instancias oficiales o en los países europeos y democráticos. Ya nada habrá merecido la pena porque será tarde.
Los que están abajo a la izquierda seguirán, porque no les queda otra, y los estudiantes de Bojador rebotarán los vídeos de la represión, y seguirán protestando porque están esquilmando los recursos de esa parte del mundo. Las mujeres de El Aaiun andarán imaginando nuevos quehaceres, nuevos empleos para salir de esta, y Afaf y su familia seguirán recibiendo en su casa a la gente y ofrecerán su mejor comida y sonrisa. Los peatones de la historia seguirán esculpiendo esos caminos, así será cuando el calendario de abajo vuelva a alcanzarnos y a presentarle al de arriba la interminable cuenta de debes que abajo y a la izquierda se acumulan...
Cuando la política se aleja de la gente, se vuelve ciega; cuando la razón de estado gana, la otra razón se vuelve muda; cuando el interés económico se impone, ya nada más se escucha. Esta crisis, maldita, se ha convertido en realidad en una molesta txaranga para los problemas reales de millones de personas que sobreviven más al sur, y no nos deja escuchar lo que hay detrás del ruido. Y esto es lo que ocurre con las justas reivindicaciones de los y las saharauis; que la crisis apagó el poco eco mediático que tenían.
Pero miren, esta causa, de pura justa que es, duele al acercarse. Pero no es un dolor y ya está, no es solo una rabia, es también un sentimiento de frustración porque los dos partidos mayoritarios en el Estado español miran para otro lado y rinden pleitesía a un monarca nada democrático, poco moderno, y escasamente abierto como lo es Mohamed VI.
Vamos a la ciudad ocupada de El Aaiun en un momento convulso. Casi todas las noches la policía marroquí arremete contra quienes pacíficamente protestan por el juicio que se abrirá a unos activistas. En noviembre de 2010 la paciencia del desierto se agotó y miles de personas construyeron el campamento de Gdeim Izik. Esta acción no solo trataba de subrayar una vez más las reivindicaciones clásicas de la causa saharaui, ponía también y sobre todo el acento en las demandas sociales: más protección social, mejores condiciones de vida, empleo... Por ello, 23 personas serán juzgadas por un tribunal militar. Nada se sabe de cuántas personas murieron, ni de dónde están los desaparecidos, porque aquí también la memoria se volvió amnesia.
Acudimos a El Aaiun a apoyar y bajamos a Bojador a nombrar, porque quien nombra llama. Y alguien acude, nosotros, sin cita previa, sin explicaciones, al lugar donde andan lejos de las grandes imágenes. En El Aaiun los golpean, en Bojador los ignoran, no sé qué es mejor. Eduardo Galeano, decía que "cuando eso ocurre, uno tiene el derecho de creer que nadie se va del todo mientras no muera la palabra que llamando, llamando, lo trae."
Aquí en la ciudad ocupada de El Aaiun hay rostros serios, preocupados por encontrar juntos el camino común y parar el ardor de algunos jóvenes que no ven salida al problema. Hay nostalgia del futuro...
Todos conocemos ya las reivindicaciones saharauis. Por eso es momento también de acercar la realidad social que provoca tantos años de bloqueo. El futuro de jóvenes y mujeres se oscurece como lo hace este cielo inmenso del desierto. Porque frente a las tentaciones de moda (mediáticas, electorales, políticas e intelectuales), hay quien afirma que no se rinde, ni se vende, ni claudica.
Muchas mujeres quieren trabajar, pero no pueden; muchos jóvenes quieren avanzar, pero no pueden; muchos quieren aprender, pero no pueden...Y eso es precisamente lo que quieren las autoridades marroquíes, que ellos y ellas no puedan para que la desesperanza sea más fuerte que la dignidad del desierto.
Por eso ahora nuestra responsabilidad, la de las personas que sentimos cercanía a la causa saharaui, es que puedan.
Por eso en el Sáhara ocupado la paz no debe ser solo la ausencia de la guerra. Hace tiempo que terminó la guerra propiamente dicha, pero aún queda mucho para la paz. Queda tanto que el bloqueo se hace exasperante. Y sí, aquí hay camiones de la ONU, desde el 91 no más, pero esas misiones nada pueden o quieren avanzar. Miren, hace tiempo que aquí se debería haber ejercido el derecho de autordeterminación, porque los saharauis así lo quieren y porque así lo reconoció también la comunidad internacional, y porque, en definitiva, así culminaron la mayoría de los procesos de descolonización en el continente africano.
Aquí, a veces, vale más el silencio que la palabra, vale más una mirada intensa que un puño cerrado, vale más el lenguaje simbólico del desierto que los guiños de la guerra. Por eso cómo seguir discutiendo con alguien que dice "Dios creó el Sáhara para que fuera marroquí". Mala combinación esa; monarquía, nacionalismo y religión.
El referéndum pospuesto de forma desesperante conduce a la población saharaui a un túnel sin salida. Pero lo que es peor, ahora los territorios ocupados son una olla a presión con un riesgo evidente de enfrentamiento civil entre los colonos y la población saharaui. Cualquiera que quiera verlo, lo ve. Hay quienes prefieren taparse los oídos a cañonazos, ocupar su tiempo en hacer turismo diplomático o llenar sus ojos de burocracia. Por eso debemos alzar la voz contra quienes pudiendo hacer no hacen.
En Bojador nos reunimos con un grupo de estudiantes que habían sido golpeados varias veces. En El Aaiun charlamos con un hombre que había estado 11 años desaparecido. Y en el barrio de Matala dormimos con una mujer a la que la policía no le había dejado ni un solo diente. Y esta es la realidad. Quienes se empeñan en hablar desde el diccionario de los eufemismos deberían pensar más en quienes con ojos cansados sufren esta situación. Esto es una dictadura, más o menos sutil, que pretende ocupar un territorio que no le pertenece. Es verdad que el derecho a la reunión se respeta, pero también es verdad que la policía se afana en golpear de forma certera los cuerpos y las posibilidades de los saharauis. Es verdad que estos pueden trabajar, pero también es verdad que ni el 1% de los pescadores de ese famoso caladero son saharauis. Es verdad que pueden estudiar, pero también lo es que la mayoría de los jóvenes deciden dejar la escuela por la agravios a los que son sometidos.
Hay cerca de 500 personas desaparecidas, probablemente tiradas en fosas comunes, ante lo que España nada dice ni hace. Quienes deberían ser criticados son halagados; quienes deberían ser cuestionados internacionalmente son adulados; y quienes deberían ser duramente emplazados son amablemente tratados. Esta es la historia del mundo al revés, donde PP y PSOE se comportan como marionetas, jugando a ser vasallos de un rey que aplica una mano férrea al tema saharaui.
La violencia siempre es difícil de superar, es difícil de gestionar. Las tareas de las guerras hay que abordarlas cuanto antes, sin dilación, sin esperar, porque hay muchas heridas que cerrar, mucho duelo que completar, mucha dignidad que recordar. Y eso en este país lo sabemos, nunca es bueno no abordar las consecuencias de la violencia. Por eso sorprende que el anterior Gobierno español no haya exigido una política activa en la recuperación de los cuerpos de los desaparecidos, o de apoyo a las víctimas saharauis de la represión marroquí. Por eso también sorprende que los organismos internacionales no convoquen una comisión de la verdad, ahora que está todo muy reciente.
Marruecos puso en marcha un proceso de colonización de las principales ciudades saharauis ante un posible referéndum. Y tal vez por eso no es descartable que Marruecos quiera que esto termine con un enfrentamiento civil entre la población. Y esto último es lo que está en juego, por eso la MINURSO (La Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental), España y la Comunidad Internacional deberían apretar el paso y tratar de que respetando las demandas de autoderminación del pueblo saharaui se desbloquee esta situación.
Ahora y no en otro momento es cuando tenemos la oportunidad de evitar eso, y si no se quiere hacer para nada valdrán los discursos, y es cuando ya será mejor que se lleven este escenario preparado para la ocasión. Pueden desenrollar este teatro, apagar las luces, borrar los discursos, cerrar sus sonrisas diplomáticas, apagar los motores de sus grandes coches, tirar a la basura las corbatas y los uniformes porque ya para Afaf y su familia no habrá consuelo alguno, cuando alguien diga que tiene que confiar en las instancias oficiales o en los países europeos y democráticos. Ya nada habrá merecido la pena porque será tarde.
Los que están abajo a la izquierda seguirán, porque no les queda otra, y los estudiantes de Bojador rebotarán los vídeos de la represión, y seguirán protestando porque están esquilmando los recursos de esa parte del mundo. Las mujeres de El Aaiun andarán imaginando nuevos quehaceres, nuevos empleos para salir de esta, y Afaf y su familia seguirán recibiendo en su casa a la gente y ofrecerán su mejor comida y sonrisa. Los peatones de la historia seguirán esculpiendo esos caminos, así será cuando el calendario de abajo vuelva a alcanzarnos y a presentarle al de arriba la interminable cuenta de debes que abajo y a la izquierda se acumulan...
P.D.: Aquí hay poco sitio para la épica nacionalista, o para los relatos exagerados, aquí se vive y se siente día a día la presión marroquí, los golpes, la colonización descarada, el ninguneo...son tan evidentes que no hay (casi) tiempo para la lírica. Por eso aprovecho para empezar en este desierto El viejo y el mar de Hemingway, como paradoja inevitable en este trocito de tierra sin agua.
P.D.2: En la Copa de África, Gabón ganó a Marruecos y a la policía marroquí parece que no le gustó la actitud de los jugadores de su selección. Andaban tan enfadados que trataron de entrar en nuestra casa a golpes. Como no lo consiguieron, fueron a otra casa, donde rompieron una cabeza y se volvieron a sus camiones, ahora sí orgullosos de su proeza. Derechos humanos, 0; dictadura, 1; ese es el verdadero partido que se está jugando.
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