No le quedan a Ross muchos días como enviado personal (especial) del Secretario general de la ONU al Sahara. El "NO" determinante marroquí es suficiente para que el sonriente y el tranquilo Ross haga las maletas. Muchos saharauis y otros pensaban que este señor que nunca ha dejado de sonreír -aunque en los tiempos difíciles- y que tiene la pinta de un hombre flojo y tolerante, no era demasiado fuerte para retorcer el brazo roto de Maruecos. La verdad es que Ross nos ha sorprendido a todos y mucho. Ross no es flojo y tolerante como pensábamos; es fuerte y hombre de verdad. La sorprendida ruptura entre Ross y Marruecos desveló lo fuerte que es Ross y la dimensión del pulso que ha hecho con el ocupante marroquí. Se marchará Ross o no es sólo – creo- cuestión de días nada más. El llamado "no-acuerdo entre las partes" obliga a Ross a decir adíos al laberintazo conflicto saharaui-marroquí. El "NO" marroquí es determinante y la anulación de la prevista visita de Ross al Sahara es un signo claro de la ruptura definitiva entre Maruecos y el optimista Ross.
La marcha de Ross – si ocurrirá- por un simple VETO marroquí, así y sin razones, no sólo cuestiona el papel desempeñado por el llamado "enviado personal o especial del SG de la ONU" en el Sahara Occidental, sino, además, demuestra que la cuestión saharaui no se encuentra en la agenda del CS y la ONU sino entre las manos del ocupante marroquí.
En el año 2004, Marruecos por miedo a la influencia del ex enviado James Baker en la Casa Blanca y por miedo de su amistad con los Bushs, no pudo enfrentarse con él en persona para pedirle dejar el dossier del Sahara Occidental. Lo único que pudo Marruecos hacer entonces para apartar a James Baker, fue pedir a Bush, el entonces presidente, intervenir para que Baker presentase su dimisión. La presión directa de Bush y la presión indirecta de Marruecos obligó al fuerte y exigente Baker a marcharse. La marcha de Baker sembró mucha decepción y muchas dudas entre los saharauis y entre sus amigos y por supuesto entre los analistas que siguen el dossier el Sahara. Todo el mundo extrajo una conclusión de la dimisión forzada de Baker: si Baker, el americano arrogante, retrocedió ante Marruecos, quien podría pues, llenar el vacío que dejó y obligar a Marruecos de aplicar la Ley Internacional en el Sahara. La repuesta: nadie.
En el caso de Ross, parece que Marruecos, desde hace mucho tiempo, intentaba convencer a la Casa Blanca de apartar a este Enviado, pero seguro que no cosechó buenos resultados. El ultimo intento ocurrió unos días antes del veto marroquí contra Ross, cuando el ministro marroquí de relaciones exteriores viajó a la Casa Blanca y se encontró con altos responsables americanos. Según nuestro simple y sencillo análisis, la administración Obama, y al contrario de lo que hizo Bush con Baker, se abstuvo de pedir u obligar a Ross a dejar el dossier saharaui. La negativa de la Casa Blanca de compartir con Marruecos la idea de la marcha de Ross es la gota que desbordó el vaso: Marruecos perdió los nervios y por lo tanto pidió al optimista Ross marcharse.
Si el juego sigue así ( un enviado juega a favor de Maruecos como Fan Walsom y otro juega a favor de la Ley (los saharauis), como Roos) no descartamos que el siguiente enviado jugará a favor de Marruecos, porque le toca ahora a este último un enviado que juege a su favor.
Lo que ha pasado con Ross y con Baker antes y con los demás Enviados Personales cuestiona el papel desempeñado por el cargo del Enviado Personal. De hoy en adelante ¿ es necesario el llamado Enviado Personal? o es sólo una pieza clave en el juego general que juega la ONU en el Sahara Occidental.
SID HAMDI YAHDIH
sidhamdi[at]yahoo.fr
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