Hasanna Alia, activista saharaui del ‘Campamento Dignidad’ refugiado en Bilbao, ha eludido de momento el durísimo castigo de la Justicia marroquí
No abundan en España los refugiados tan jóvenes, y menos aún los que, a edad tan temprana, ya tienen encima una condena a prisión de por vida y un largo historial de torturas. Hasanna Alia, de 24 años, es uno de los 25 activistas saharauis que un tribunal militar de Marruecos ha condenado dos años después del violento desmantelamiento del ‘Campamento Dignidad’, donde miles de sus compatriotas pedían libertad para su pueblo. Desde el País Vasco cuenta que estar en España, y no en la cárcel, le permite luchar pos sus compañeros.
"La condena a cadena perpetua no me duele; me duele más no poder volver para ver a mis padres y hermanos”, dice Hasanna Alia, desde el 17 de febrero un prófugo de la justicia para Marruecos. Acaba de ser condenado en rebeldía a pasar toda su vida entre rejas por participar, según la sentencia, en el asesinato de once policías. Hasanna, que domina el castellano, escuchó el fallo, emitido por un tribunal militar de Rabat, en una emisora de radio on-line en Bilbao, la ciudad en la que vive desde hace poco más de un año.
Hasanna es saharaui. Tiene 25 años y una mirada alegre. Llegó a Euskadi gracias a Itziar Fernández, observadora internacional para el conflicto del Sáhara Occidental que ayuda a los refugiados saharauis, entre otras cosas para que aprendan el idioma y puedan contar al mundo lo que está pasando en un territorio “robado por Marruecos con la connivencia de España”, dice Itziar.
El juicio comenzó el pasado 8 de febrero y se extendió durante nueve jornadas consecutivas. Veinticinco activistas saharauis eran acusados de participación en la muerte de once policías marroquíes en 2010, durante el violento desmantelamiento del campamento de Gdeim Izik, en las afueras de El Aaiún, donde unos 20.000 saharauis reclamaban libertad para su pueblo.
Los delitos que, según el tribunal, quedaron probados son “formación de banda criminal, violencia contra la fuerza pública con resultado de muerte, y mutilación de cadáveres”. Hasanna Alia está en la calle; dos de sus compañeros también, pues con dos años de prisión preventiva ha cubierto el tiempo de cárcel a que ha sido condenado. Pero el resto, 23 activistas, pasarán mucho tiempo entre rejas: los que menos, 20 años, si no mueren antes; los que más, lo que les quede de vida. Los reos oyeron la sentencia en el juzgado ataviados con la darra, la túnica tradicional saharaui, en señal de reivindicación.
Los delitos que, según el tribunal, quedaron probados son “formación de banda criminal, violencia contra la fuerza pública con resultado de muerte, y mutilación de cadáveres”. Hasanna Alia está en la calle; dos de sus compañeros también, pues con dos años de prisión preventiva ha cubierto el tiempo de cárcel a que ha sido condenado. Pero el resto, 23 activistas, pasarán mucho tiempo entre rejas: los que menos, 20 años, si no mueren antes; los que más, lo que les quede de vida. Los reos oyeron la sentencia en el juzgado ataviados con la darra, la túnica tradicional saharaui, en señal de reivindicación.
Hasanna Alia dice que no le asusta que se sepa el lugar en el que vive. “No me voy a esconder”, asegura. Su caso es diferente al de sus compañeros: “Me detuvo la policía en 2010, en el desalojo del campo de refugiados. Me juzgaron en dos ocasiones, salí libre, no había ninguna prueba contra mí; por eso vine a España; incluso me dieron el visado sin problemas. Ahora me condenan por algo que antes no consideraron que había hecho”.
Reportaje completo en la revista interviú y en la Edición Digital: http://www.interviu.es/reportajes/articulos/exilio-o-cadena-perpetua
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