El tiempo va en contra de Marruecos y los últimos hechos exigen un cambio.
El pasado 18 de octubre, el monarca marroquí pronunció un discurso con motivo de la apertura de la nueva sesión legislativa, en la cual hizo mención de la difícil situación que se está presentando en el Sahara Occidental así como instó a que los distintos actores políticos del país actuen en defensa de los intereses de la nación. Cierto es que el tono del discurso del rey sobre la cuestión del Sahara fue realmente alarmante; ello se debe a la pésima diplomacia marroquí desde hace poco más de dos años a la hora de defender la unidad territorial y los intereses
nacionales. El pasado mes de abril pudimos observar una postura tajante por parte de EEUU instando a un inminente control del cumplimiento de los derechos humanos bajo la supervisión de la MINURSO. Esta repentina e inesperada reacción de Estados Unidos, un país que históricamente siempre ha sido amigo y alíado de Marruecos, nos ha demostrado una vez más que nuestro país carece de una visión de futuro y las decisiones no se toman sino bajo presión o en momentos críticos. En estos últimos años, se ha percibido claramente que la hoja de la ruta del Estado marroquí se está dirigiendo por muy mal camino. Por otra parte, no vemos una implicación directa de los actores políticos marroquíes a menos de que se trate de una amenaza inminente que amenace la seguridad y la integridad del país. Ello significa, que Marruecos no reacciona ni actúa sino hasta verse obligada a defender el país. El discurso del rey, se puede interpretar de muchas maneras, personalmente pienso que es una manera para reconocer la derrota de la diplomacia marroquí y la necesidad de cambiar de estrategia para recuperar la confianza del pueblo saharaui así como seguir manteniendo su soberanía sobre el Sahara Occidental.
La falta de visión de Marruecos hace que el proceso apenas avance e incluso nos podamos plantear un claro “retroceso” desde el comienzo del conflicto.
El manejo de la situación de la cuestión del Sahara Occidental en estos dos últimos años, está demostrando que el país está perdiendo credibilidad ante la comunidad internacional. Por otra parte, apenas se aprecia un avance en el plan de autonomía planteado por Marruecos hace varios años (2007) así como se observa una clara negligencia en cuanto a la gestión de las políticas relacionadas con la cuestión del Sahara Occidental. Ello, podría deberse a un excesivo optimismo por parte de los responsables pertinentes, llegando a pensar que con plantear un plan de autonomía era más que suficiente para dar por solucionado el conflicto. Cuando hubiera sido más interesante impulsar los mecanismos necesarios para implantar dicha autonomía en la región dando mayor credibilidad a la postura oficial marroquí entre los miembros de la Comunidad Internacional. De este modo, Marruecos podría mejorar su imagen ante países influyentes y ganar así más apoyos.
Mientras Marruecos mantiene una postura estable, el Frente Polisario ha redoblado sus esfuerzos para conseguir más aliados y apoyos a su postura. En estos dos últimos años, el Frente Polisario dio con el punto débil de Marruecos: Los derechos humanos, con ello se refieren a la falta de visión de las autoridades marroquíes a la hora de actuar frente a manifestaciones independentistas, llegando a atacar en ocasiones de forma violenta a los manifestantes. Todo ello, ha permitido que el Frente Polisario así como sus alíados denuncien abusos de los derechos humanos por parte de las autoridades marroquíes en el seno del Sahara Occidental. Y a raíz de ello, han nacido reconocidos activistas tales como Aminetu Haidar, que con su carisma y su labia ha conseguido persuadir a muchos seguidores así como consiguió que muchos países europeos se solidarizaran con la libertad del pueblo saharaui apoyando así la versión oficial del Frente Polisario. Consecuentemente, Aminetu Haidar se convirtió en el icono de la libertad del pueblo saharaui llegando así a considerarla una heroína, seguida y respetada por todo el mundo, especialmente por los simpatizantes del Frente Polisario.
Refiriéndonos a un tema más actual, cabe mencionar la detención del periodista Ali Anouzla (periodista crítico con la política marroquí en el conflicto del Sahara), editor jefe del portal electrónico independiente Lakome, acusado por animar la perpetración de islamistas en Marruecos. Su detención fue otro de los grandes errores, fruto de una absurda política marroquí, siendo así un plato servido para el Frente Polisario utilizándolo como un argumento en contra de una “abusiva” política de Marruecos en materia de derechos humanos.
El mundo siempre se acordará de una lamentable decisión de Marruecos, considerándolo como un país que reprime la libertad de expresión y ahoga las voces de aquellos que podrían estar apoyando la postura independentista. A pesar de que, el periodista Ali Anouzla ya ha sido liberado, la imagen de Marruecos ha quedado dañada, un punto más que ha favorecido el debilitamiento de la postura marroquí en la cuestión del Sahara Occidental.
Un informe emitido el pasado mes por el Departamento de Estado de EEUU, critica duramente las violaciones de derechos humanos cometidos actualmente en el Sahara Occidental, especialmente contra aquellos que abogan por la independencia. Ello supuso un golpe duro para Marruecos, demostrando una vez más que los responsables marroquíes sólo reaccionan bajo presión para defender la postura oficial del país. Todos estos factores deberían ayudarnos a aprender de nuestros errores y a emprender nuevas estrategias adaptándose a esta nueva era. El tiempo va en contra de Marruecos y los últimos hechos exigen un cambio radical antes de que una nueva crisis acabe dando por completo la razón al Frente Polisario.
Fuente: nuevatribuna.es
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