La seguridad en el Magreb está unida a la resolución del conflicto del Sahara Occidental, en el que un pueblo lucha desde hace 40 años por su derecho a decidir su libre destino, tras ser abandonados por el país que dijo eran españoles. Las resoluciones de la ONU no se cumplen y la paciencia de los saharauis, que luchan por la vía pacífica, no es eterna.
España es, desde el 1 de enero y durante los próximos 2 años, miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para el mandato 2015-2016, el máximo órgano de decisión mundial en materia de paz y seguridad. Conforme a la Carta de Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad tiene la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacional, estando todos los miembros de la ONU obligados a aceptar y cumplir las decisiones que se toman en el mismo. Este nuevo status otorga a nuestro Gobierno la capacidad de influencia en los grandes asuntos internacionales y ofrece una oportunidad única para intervenir en asuntos y temas candentes que ocuparán la atención en los próximos meses del 2015.
Además de los temas de urgencia, como la guerra de Siria o la paz entre Palestinos e Israelitas, Libia, Ucrania...existe un conflicto que nos atañe directamente como Estado español, que es la difícil situación que vive desde hace más de 4 décadas el pueblo del Sahara Occidental -hasta 1976 más conocido como Sahara Español- como territorio no autónomo según Naciones Unidas. Tenemos una deuda histórica, moral y política con este pueblo que sufre las consecuencias del abandono de nuestra responsabilidad como potencia colonial en su momento, y que resiste la ocupación de su territorio ante la intransigencia marroquí en buscar una solución libremente aceptada y negociada con el acuerdo de las dos partes.
España sigue siendo para Naciones Unidas la potencia administradora de iure, y como tal, según la Carta de Naciones Unidas, sigue teniendo unas obligaciones fundamentales:
1º.- Hacer todo lo que esté en su mano y pueda, y ahora puede, para concluir este proceso de Descolonización inacabado debido a la ocupación Marroquí del territorio.
2º.- Velar, mientras tanto, por los DDHH y en que repercuta en la población originaria del Sahara la explotación de los recursos naturales que se encuentran en su territorio.
El año 2015 es decisivo para la resolución de un conflicto que dura ya 40 años y que nos atañe directamente, las islas Canarias están a 90 millas del Sahara, debemos hacer todo lo posible por impulsar el debate en el Consejo de Seguridad, defendiendo activamente la búsqueda de una solución justa, democrática y definitiva, que respete el derecho del Pueblo Saharaui a decidir libremente su futuro a través de un referéndum.
Nos encontramos, seguramente, ante una de las últimas oportunidades para encontrar una solución pacifica, que evite la guerra; nuestro Gobierno debe apoyar, en su calidad de miembro del Consejo de Seguridad, la libre determinación del pueblo saharaui, que no supone posicionarse del lado de una de las partes, sino simplemente apoyar la legalidad y el derecho internacional.
La paz, la estabilidad y la necesaria perspectiva de integración y desarrollo económico en el Magreb, dependen en buena medida de la pronta y justa solución del conflicto del Sahara Occidental. No podemos cerrar los ojos ante los riesgos evidentes que supone el estancamiento permanente del conflicto impuesto, cruel para la población. Otro camino nos llevará a la desestabilización en la zona con consecuencias incontrolables.
José Taboada Valdés
Presidente de CEAS-Sahara
Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara
Fuente: Ceas-Sahara
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