Takbar Haddi es noticia para algunos y una perfecta desconocida para la mayoría de cuantos se definen como defensores de las libertades humanas y grandes amantes de la Democracia, que deberían estar apoyándola a piñón fijo, pero ya se sabe que cuando se trata de saharauis, en España oficialmente se mira hacia otro lado. Por eso me indigna que su única salida haya sido situarse frente al Consulado General de Marruecos en Las Palmas de Gran Canaria y emprender una huelga de hambre indefinida para exigir sus legítimos derechos y justicia para su hijo asesinado en El Aaiún, capital del Sahara Occidental.
En su quinto día allí, las informaciones que van saliendo sólo gastan páginas de calendario, sin profundizar en las razones que justifican su decisión y, sobre todo, las consecuencias que puede tener esta drástica medida, de la que no piensa retractarse hasta tener una solución. «Estaré mejor muerta», asegura y desgarra pensar que ella lo está diciendo muy en serio, desolada y vacía por dentro después de poner denuncias y demandas ante las instituciones judiciales de ocupación marroquíes en El Aaiún, donde no logró obtener respuesta alguna.
Tiene 42 años, es madre de otros cinco hijos más y reside en Tenerife, donde estaba cuando se enteró de que a su hijo Mohamed Lamine Haidalla, de 21 años, falleció la madrugada del 8 de febrero en Agadir, al sur de Marruecos, tras haber sido brutalmente agredido por cinco colonos marroquíes en el barrio Casa Piedra de la capital saharaui. Tras una semana de calvario, en la que aún herido de gravedad fue puesto a disposición judicial ante el Procurador General del Rey y enviado a los calabozos de la comisaría de policía, Mohamed Lamine Haidalla finalmente murió en el hospital Hassan II de Agadir.
«Después del asesinato de mi hijo en circunstancias muy confusas a manos de colonos marroquíes, con el respaldo de las autoridades de ocupación y la negligencia médica intencionada, me trasladé al Aaiún para conocer los hechos de primera mano», cuenta Takbar Haddi en una página web abierta específicamente para promover su causa.
Interpuso denuncias y demandas judiciales, pero su actitud reivindicativa pidiendo justicia sólo conllevó «el refuerzo del asedio policial y los asaltos a la casa de mi familia y las calles que llevan a ella, torturas dentro de la casa y destrucción de bienes. Todo esto por no doblegarnos ante el diluvio de presiones y ostentosos sobornos (90.000 euros) a cambio de firmar el entierro de nuestro hijo en silencio y abstenernos de cualquier demanda de autopsia, investigación u otra», afirma contundente Takbar Haddi.
Y es que la familia se negó entonces a enterrarlo, a pesar de lo terrible de esa decisión, porque exigían una autopsia legal imparcial y transparente que determinase las causas reales de la muerte de su hijo, porque, además de las consecuencias de la salvaje paliza, su objetivo era averiguar si la reiterada negativa de asistencia médica, tanto en El Aaiún como en Agadir, pudo haber desencadenado el desenlace fatal.
El 24 de febrero las autoridades marroquíes enterraron a Haidalla en El Aaiún sin autorización de la familia. Por eso, Takbar Haddi se encuentra en huelga de hambre, porque quiere recuperar el cuerpo de su hijo para exhumarlo y proceder a dicha autopsia que destape toda la verdad de esta muerte y se depuren
responsabilidades.
Muchos son los apoyos que está recibiendo desde el Sahara Occidental y desde distintas ciudades españolas y de otros países. Hoy hemos querido hacerle llegar el respaldo de su familia, asediada en El Aaiún por efectivos policiales desde que sucedieran los hechos en febrero pasado. Su hermano Mohamed Laaroussi Haddi ha recibido a los activistas de Resistencia Saharaui y ha explicado ante las cámaras la injusticia cometida con su sobrino.
«Responsabilizo totalmente a la policía y al gobierno marroquí de la situación que atraviesa mi hermana en este momento, también delicada de salud. Ya son diez los saharauis asesinados y dos de ellos, Haidalla y Said Dambar, las familias no hemos recuperado sus cuerpos», asegura mientras reclama justicia y desea «que no le pase nada malo a mi hermana».
El dispositivo policial hoy estaba reforzado con gran presencia de efectivos de la policía secreta, por la visita de la Coordinadora Gdeim izik. Allí, dirigiendo activamente la vigilancia, se encontraba Brahim Ban Brahim, considerado por los saharauis como uno de los mayores torturadores marroquíes.
Brahim Ban Brahim,uno de los mayores torturadores marroquíes |
Asegura Haddi que «desde que falleció mi sobrino, la casa está permanentemente vigilada por la policía. El día 11 de mayo, a las 5 de la madrugada, los efectivos policiales allanaron la casa y golpearon y maltrataron a mis hermanas. También destruyeron electrodomésticos y enseres familiares. Hoy siguen ahí fuera, presionando».
Mohamed Laaroussi Haddi reivindica la urgencia de que la justicia marroquí adopte medidas contra los autores materiales del crimen y responsabiliza directamente a los tres colonos marroquíes que aún permanecen en libertad, que son Bouchaaib Dinar, Abderrahiim Dinar y Yassim Al-Marbouh. También insiste, al igual que su hermana Takbar, en la responsabilidad del médico del hospital Ben El Mehdi que atendió a Haidalla, El Hachmi Naoufal, así como a las autoridades marroquíes por «haber llevado a los calabozos a mi sobrino y mantenerlo allí sangrando 48 horas». Justicia, sólo reclama justicia.
Los activistas de Resistencia Saharaui han expresado a la familia de Haidalla su total apoyo a la huelga de Takbar Haddi, al tiempo que nos trasladan la petición de que hagamos un llamamiento para que se atienda su reclamación de protección internacional para salvaguardar su integridad, amenazada por documentar las injusticias cometidas sobre su pueblo.
Fuente: Elisa Pavón / Activistas de TT.OO.
Fotos y vídeos: Activistas de TT.OO.
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