Por Salka Hamma / Fuente: revistaloa.com
Soy de un sitio donde la arena lo invade todo por mucho que tú no quieras.
Soy de un sitio donde el té está presente en todas las conversaciones por mucho que no haya agua.
Soy de un sitio donde las charlas al atardecer son un símbolo de unión aunque haya motivos para impedirlas.
Soy de un sitio donde la bandera significa un cúmulo de sensaciones que por mucho que tú lo intentes, no se pueden explicar.
Soy de un sitio donde están más que acostumbrados al dolor por mucho que no sea su deseo.
Soy de un sitio donde la soledad no existe por mucho que tú la busques.
Soy de un sitio donde la solidaridad la llevan los más pequeños grabada a flor de piel por mucho que tú no quieras.
Soy de un sitio donde los ancianos son como bibliotecas humanas y por mucho que tú no quieras, tienen mucho que enseñar.
Soy de un sitio donde la tristeza y el rencor existen, pero por mucho que tú quieras, no lo hacen saber.
Soy de un sitio donde las ganas de libertad se notan en la cara y por mucho que tú quieras, son imposibles de ocultar.
Soy de un sitio donde la esperanza y la dignidad corren por nuestra sangre y por mucho que tú no quieras, son nuestra identidad.
Soy de un sitio donde las ganas de vivir y sentir están presentes siempre, por mucho que tú no quieras.
Y por mucho que tú no quieras, soy de un sitio llamado Sáhara Occidental.
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