PUSL / El Sr. Bani, preso político saharaui del Grupo de Gdeim Izik, que estuvo en huelga de hambre durante 14 días en marzo, huelga que agravó su salud ya precaria, ya que fue colocado en confinamiento solitario como castigo, aún no recibió atención médica apropiada.
La huelga de hambre terminó tras una reunión con el Delegado Regional de la Delegación General de Administración de las Penitenciarias y Reinserción Social, cuando se le prometió ser trasladado a la Prisión Bouzakarn, con autorización para visitas familiares 4 días a la semana y dos llamadas semanales.
Estas promesas no se cumplieron y el Sr. Bani continúa en la misma situación.
La esposa de Bani y sus cinco hijos viajaron a la prisión de Ait Melloul para visitarlo.
Su abogada francesa Maitre Ouled nos dijo que había enviado un fax al director de la cárcel Ait Melloul sobre la base del artículo 75 del Dahir n° 1-99-200 de 13 joumada I 1420 (Ley marroquí), que autoriza y regula visitas familiares. Ella solicitó que la presencia de los hijos del Sr. Bani, incluyendo algunos menores, fuese tenida en cuenta.
Desafortunadamente, la situación de la familia del Sr. BANI no es única. Ante el silencio de organismos internacionales, incluso europeos, la mayoría de los presos políticos saharauis del Grupo de Gdeim Izik, siguen sujetos a un rígido régimen de aislamiento. Aislados del exterior, casi no tienen contacto con el mundo desde la sentencia dictada el año pasado que los condenó de 20 años a prisión perpetua. ¿Cuándo cesará el severo régimen de detención de los prisioneros de Gdeim Izik?.
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