La
problemática en la que sigue inmersa el Sáhara sigue vigente en la
agenda de la ONU, tanto en su Consejo de Seguridad como en la Asamblea
General.
El largo y sinuoso camino que ha tenido que recorrer el pueblo saharahui
es realmente duro y no falto de vicisitudes en el que han demostrado
coraje, valentía y pundonor para que un día no muy lejano se les permita
el derecho a la libre autodeterminación y por fin el Sáhara Occidental
sea un Estado más integrante de ONU, de conformidad con las leyes
internacionales.
España no es ajeno a este conflicto, los Acuerdos de Madrid en noviembre
de 1974 constituyeron una salida poco honorable para la potencia
administradora del Sáhara Español con consecuencias lamentables como el
desencadenamiento de un conflicto armado con Marruecos, y la posterior
tensión la que se ha agravado por una política exterior de cerrazón por
parte del Estado Español.
El llamado Plan de Paz para esa región nació muerto y su fracaso,
evidente hoy en día, confirma esta tesis, sobre todo por que el gobierno
de Marruecos sigue empeñado en negarle al pueblo saharahui su derecho a
autodeterminarse, aunado a los anterior, la indiferencia o complacencia
de la comunidad internacional hace que este conflicto no encuentre el
camino hacia la paz.
Hoy es reconocido que, entre las características principales del derecho
a la libre autodeterminación de los pueblos, se encuentra su carácter
de derecho imperativo, por lo que su violación constituye un crimen de
carácter internacional y eso es precisamente la situación del Sáhara
Occidental en relación con Marruecos. En muchos foros internacionales se
ha exigido un cese a la violación constante de la soberanía del pueblo
saharahui con la continua explotación de sus recursos naturales, motivo
principal de la ocupación, lo cual se encuentra terminantemente
prohibido por la legislación internacional y ratificado por las Carta de
las Naciones Unidas.
Por parte de quienes hemos seguido muy de cerca este conflicto y sobre
todo quienes hemos estado vinculados directamente con el apoyo al pueblo
saharaui, tenemos confianza en que el gobierno español contribuya
como un agente pacificador ante el conflicto de un pueblo vecino que
directa o indirectamente afecta la imagen de la política exterior de
España.
Esperamos en un futuro cercano un verdadero proceso de democratización
que obligue a la ONU a poner mayor atención al tema del Sáhara
Occcidental y sobre todo a los países vecinos a coadyuvar con sus
enormes potenciales a sacar adelante a la región del Maghreb.
Para la comunidad internacional, este asunto debe ser resuelto de
conformidad con el principio de la autodeterminación consagrado por la
Carta de la ONU. Las soluciones contrarias a este principio solo han
conseguido enormes pérdidas de vidas humanas y materiales que han
debilitado tanto al pueblo saharahui como al marroquí.
En aras del nuevo contexto mundial y del imperativo de la legalidad
internacional, las potencias que ayer estuvieron detrás de la invasión
en el Sáhara Occidental deben tener una implicación positiva de paz para
la región. Sin duda, el paso más importante sería una reconciliación
definitiva, cuya culminación haría posible a Marruecos y al Sáhara
Occidental emprender el camino hacía nuevos horizontes, hacia nuevas
alternativas diferentes.
Autor: Francisco José Alonso Rodríguez,
Presidente Nacional Liga Española Pro Derechos Humanos.
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