El
enviado especial de la ONU, el señor Ross, dijo claramente hace casi
cuatro meses (18 junio 2010), en una carta “ secreta” dirigida
directamente a las superpotencias, y por supuesto a los saharauis, que
la próxima ronda de negociaciones entre el Polisario y Marruecos no
tendría éxito ninguno. Y eso no es todo, en el contenido de la carta, el
señor Ross dice también, que “el proceso de las negociaciones en
vez de encontrar una solución al conflicto, podría profundizar más los
sufrimientos de los refugiados saharauis en los campamentos.
El
señor Ross, tuvo toda la razón del mundo. La solución, si las
negociaciones siguen así, no será mañana ni pronto, y los efectos
negativos de una espera así (sin horizonte y sin estrategia) podrían
afectar, y mucho, la moral de los residentes de los campamentos. El
fracaso en el contingente de las negociaciones nos obliga - queramos o
no- a reflexionar profundamente en una estrategia especial saharaui, que
tome en consideración la situación de los habitantes de los
campamentos.
Sí y mil veces sí, la situación de los
habitantes de los campamentos merece una estrategia nueva; merece una
convención nacional extraordinaria, o por otro lado, ¿por qué no
consagramos un Congreso Popular General, exclusivamente a los problemas
internos y diarios de esta gente refugiada?, como por ejemplo: los
problemas económicos, el negocio con los países vecinos, los problemas
de los papeles y todos los otros tipos de problemas que ellos mismos
saben mejor que nadie.
Lamentablemente, me parece que lo que
solíamos debatir, y siempre en nuestros congresos y nuestras
convenciones anteriores, no tiene nada que ver con los problemas de los
refugiados. Es decir, en vez de buscar soluciones concretas a los
problemas de los habitantes de los campamentos, les complicamos la vida:
más medidas policiales internas y restricciones, más requisitos para
obtener un permiso o pasaporte, más medidas para traer un coche desde
fuera, más controles en las fronteras. Con están medidas puestas sobre
los refugiados, las autoridades saharauis en lugar de imponer el orden
público, están sin saberlo, haciendo la vida cada día más difícil en un
lugar que no aguanta más dificultades. (Ojalá, no se equivoquen ustedes y
entiendan que este artículo es una invitación al desorden)
Muchos tienen el derecho total a preguntase ¿por qué ahora mismo y no antes, necesitamos celebrar una convención nacional sobre la situación en los campamentos?La respuesta mía, en breve, es la siguiente: Hay muchos factores nuevos que nos obligan a dar más importancia a la situación de los campamentos:
-Primero, porque nuestro liderazgo y nuestras elites viven en un mundo y los ciudadanos viven en otro. Es decir, el liderazgo y los representes del pueblo no saben nada de lo que pasa en los campamentos, o lo saben muy bien, pero no quieren hacer nada útil para remediarlo y no quieren enfrentarse con el problema.
-Segundo, la situación en los campamentos necesita un debate interno, que tienda a escuchar atentamente, lo que quieren decir los ciudadanos (cómo piensan, qué quieren, cuáles son sus ideas sobre la situación general, etc.)
-Tercero, el fracaso de las negociaciones y “la imposibilidad” actualmente, de emprender la guerra plantea entre las filas de los ciudadanos no sólo una pregunta, sino muchas: ¿pues, por qué la espera aquí si no hay solución ni estrategia?, ¿por qué no mejoramos nuestras situaciones?, ¿por qué no pensamos en una manera que nos permita gozar de un mínimo de estabilidad?, etc.
-Cuarto, tenemos que tener en cuenta también, que la crisis económica actual y el cierre de las fronteras con Mauritania y Mali participan activamente en la impaciencia de los habitantes de los campamentos.
-Quinto, las organizaciones que atienden a los refugiados en el mundo, como UHCR, están apretando, un día tras otro el cinturón más, y están amenazando a los refugiados saharauis con pararles lo poco que les dan cada fin de mes. Además no olvidemos que se añaden a todo ello, el papel y la propaganda marroquí. Es decir, Marruecos participa activa y directamente en destruir lo que nos queda de paciencia. En este sentido, Marruecos sigue más de una política en más de un eje:
- Aprovechar la impaciencia de la gente de los campamentos para convencerles más de que las negociaciones no van llegar a ningún resultado.
- Convencer al mundo entero, muy particularmente el mundo de los DDHH, que los habitantes de los campamentos viven una vida inhumana y que no son refugiados, sino retenidos.
- Buscar entre las filas de los residentes de los campamentos a la gente enfadada y a los que esperan una sola señal para tirar la toalla para convertirlos en retornados.
En
realidad, una situación como la de los residentes de los campamentos,
por todo lo dicho anteriormente, necesita una política urgente o un
congreso extraordinario o algo así.
Lo importante en todo
ello es que hay que hacer algo, sobre todo algo que permita a la gente
en los campamentos resistir más, y si no podemos hacer nada, al menos,
tenemos que intentarlo. En mi parecer, creo que lo importante y urgente
ahora es abrir un debate serio con la gente ordinaria en los campamentos
y escuchar, atentamente, sus opiniones.
Sid Hamdi Yahdih
Correcciones: Fernando Gómez
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