Más allá de lo que se dice y de los distintos eufemismos utilizados, no debemos olvidar que estamos en guerra con el Majzén. Y en general, una de las mejores maneras de guerrear y triunfar es atacando.
Para que un ataque sea exitoso a largo plazo, hay que cuidar mucho su última fase, que no es otra que el llamado “Aprovechamiento de la victoria”, fase ésta en la que se remata al enemigo derrotado y se consolidan las propias líneas de cara a un futuro contraataque. En lo que respecta a nuestra causa nacional, es obvio que desde diciembre pasado nos encontramos inmersos en dicha fase primordial para cualquier victoria, y por lo tanto, debemos concentrar todas nuestras energías para que el derrotado Majzén no levante cabeza. Ejerciendo nuestro derecho a la libertad de expresión y difundiendo las atrocidades perpetradas en nuestra piel por el sanguinario Majzén, estaremos asestándole a este último, golpes decisivos donde más le duele, donde más les enrabia, en el punto más débil de su frágil y perversa estructura.
Para que un ataque sea exitoso a largo plazo, hay que cuidar mucho su última fase, que no es otra que el llamado “Aprovechamiento de la victoria”, fase ésta en la que se remata al enemigo derrotado y se consolidan las propias líneas de cara a un futuro contraataque. En lo que respecta a nuestra causa nacional, es obvio que desde diciembre pasado nos encontramos inmersos en dicha fase primordial para cualquier victoria, y por lo tanto, debemos concentrar todas nuestras energías para que el derrotado Majzén no levante cabeza. Ejerciendo nuestro derecho a la libertad de expresión y difundiendo las atrocidades perpetradas en nuestra piel por el sanguinario Majzén, estaremos asestándole a este último, golpes decisivos donde más le duele, donde más les enrabia, en el punto más débil de su frágil y perversa estructura. Estaremos hincando un clavo caliente en la dolorida llaga de los derechos humanos, derechos pisoteados y violados continuamente, y a diario, por las huestes del miramamolín alauita desde hace siete lustros.
Y qué mejor manera de hacerlo que saliendo al aire libre, al desierto, para alzarse en protesta pacífica y escupirle al desvergonzado Majzén invasor toda la verdad de sus cruentas y viles acciones, toda la verdad de sus fechorías armadas de sadismo e ignorancia salvaje, toda la verdad de su malvado aparato represor formado y dirigido por la chusma más carroñera de la delincuencia majzení, toda la verdad sobre la gran mentira “Sáhara marroquí”.
Afortunadamente, esto es lo que han hecho miles de ciudadanos saharauis de los Territorios Ocupados del Sáhara Occidental ante los atónitos esbirros de tres al cuarto enviados por su Majestuosa Majestad. En un santiamén, levantaron campamentos de miles de tiendas. Un mar, una flota de tiendas de telas y harapos erigidas en desafiante postura fálica en las propias narices del hasta ayer todopoderoso Majzén alauita.
Con esta noble acción, los saharauis que agonizan bajo el yugo de la ocupación están ofreciendo toda una lección magistral de valor, dignidad y civismo, frente a la ya caduca y rancia respuesta majzeniana convertida en reflejo rotuliano: represión, represión y más represión.
El enemigo ya no sabe qué hacer. Las riendas se le están yendo de las manos. Los campamentos proliferan por doquier. Y lo que es peor, el mundo se está enterando de lo que pasa en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos. Y esto último es inaceptable para el Majzén, pues echaría por tierra toda su propaganda goebbeliana y se le echarían encima las organizaciones internacionales que velan por el respeto de los derechos humanos. Es decir, ése es su punto débil, su talón de Aquiles, y qué mejor manera de hacerlo trizas que aplastándolo con el coraje y el pacifismo de otro talón, el Talón de Izik: Gdéim Izik.
Sin embargo, con un solo Paris, es decir, Gdéim Izik y demás campamentos, no será suficiente para que el Majzén entre en razón y corrija el rumbo, sino que hará falta toda una red de “Parises” con arcos y carcajes repletos de flechas listas para ser lanzadas en todo momento, y así, conseguir rematar al verdugo del pueblo saharaui. Por lo tanto, hemos de actuar, hemos de ser, cada uno, Paris disparando su flecha al talón de Aquiles, debemos divulgar y difundir todo lo que está pasando en los Campamentos de la Independencia de Gdéim Izik, Smara y demás, para que el mundo lea, oiga y vea el infierno que está viviendo el desamparado pueblo saharaui bajo la barbarie del Majzén y su terrorismo de estado.
Todo aquel que tenga una pizca de sentido de justicia y de respeto hacia la vida y la dignidad humanas, debería utilizar todos los medios que tenga a su alcance para que el mundo, el planeta, lea la verdad, oiga la verdad, vea la verdad. Para que todos sepan la verdad de la víctima, el pueblo saharaui, y la verdad del verdugo, el Majzén alauita.
Una vez más, es bueno no olvidar las palabras de E. Burke: “Para que el mal triunfe basta con que los hombres de bien no hagan nada”.
Granada, a 23 de octubre de 2010
P.S.: Sin olvidar que (afortunadamente y gracias a Dios) siempre nos quedan las armas…
por Larosi Haidar
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