Vuelve a estar el
Sahara Occidental en los titulares más importantes de casi todos los
medios de comunicación. Y no precisamente porque los colonos han
decidido entregar el territorio ocupado a sus dueños naturales -que es
la noticia que deberíamos haber leído y escuchado hace ya muchos años-,
sino porque, una vez más, los gobernantes del reino de Marruecos han
vuelto a dar fehacientes muestras de su deshumanizada condición. La
masacre cometida por los cuerpos represivos marroquíes en El Aaiún no
puede entenderse de otra manera. Tampoco se entiende de otra manera la
indiferente y cómplice actitud de la llamada “comunidad internacional”,
especialmente la del gobierno español que, por su pasado colonizador y
su “traspaso” del territorio en disputa a las autoridades marroquíes y
mauritanas, en vez de devolvérselo a los saharauis, debería haber jugado
un papel más consecuente en este caso; sin embargo, de manera harto
vergonzosa, se ha inhibido por completo.
No es la primera vez que
adoptan tan miserable actitud. España tiene un fuerte compromiso
histórico adquirido con los saharauis que nunca ha cumplido, que nunca
se ha esforzado en cumplir. Felipe González llegó a enarbolar bien alto
dicho compromiso antes de ganar sus primeras elecciones, pero llegó al
poder y él mismo se encargó de arriar la enarbolada bandera, enterrando
su promesa solidaria en el subsuelo del olvido. Los que ahora gobiernan
en el Estado español militan en el mismo partido que “Isidoro”. No
añadiré nada más acerca de este siniestro personaje; tan sólo decir que,
de diferentes maneras, hoy en día es un privilegiado en el reino de
Marruecos.
Lo que voy a escribir a continuación no es nada
nuevo, ya que son hechos sobradamente conocidos de la historia, pero que
conviene recordar, aunque sea muy brevemente, porque parece que a más
de uno se le olvida y la memoria histórica sigue siendo una de las
mejores armas de los oprimidos.
El Frente Popular para la
Liberación de Saguía de Hamra y Río de Oro –Frente POLISARIO-, fue
fundado el 10 de mayo de 1973 por El Uali Mustafá Sabed y otros
compañeros. Como por la vía pacífica era impensable recuperar lo
perdido, diez días después el Ejército Popular de Liberación Saharaui
inició su actividad armada, y el 27 de febrero de 1976, luego de tres
años de iniciada la guerra de guerrillas contra el colonialismo español,
se creó la República Árabe Saharaui Democrática –RASD-. Los soldados
españoles se retiraron de El Aaiún el 8 de enero de 1976, pero no se
embarcaron hacia España hasta un día antes de aquel histórico hecho; y
lo hicieron entregando en bandeja el territorio saharaui a Marruecos y a
Mauritania. De este modo, las legítimas aspiraciones del pueblo
saharaui de alcanzar la autodeterminación y la independencia quedaron
truncadas [1].
Previamente, Marruecos había ocupado
militarmente la capital del Sahara Occidental –reprimiendo y masacrando a
la población saharaui, expoliando sus recursos y asentando a miles de
sus colonos-, y el llamado “acuerdo tripartito” ya había sido firmado.
Este acuerdo –ilegal, según el derecho internacional- se materializó el
14 de noviembre de 1975, y lo firmaron el gobierno español, el reino de
Marruecos y el gobierno de la República Árabe Mauritania. Aquellos
“Acuerdos de Madrid”, que así también se llamaron, no sólo obvió el
derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, sino que, como ya ha
quedado dicho, repartió el territorio del Sahara Occidental entre
Marruecos y Mauritania.
Debido a la resistencia político y
militar liderada por el Frente POLISARIO, en agosto de 1979 el gobierno
mauritano firmó un tratado de paz con las autoridades de la RASD. La
parte del territorio que ocupaba Mauritania se lo anexionó Marruecos
que, a partir de ese momento gozó con el incremento del apoyo de los
Estados Unidos y Francia.
La solución al problema del Sahara
Occidental pasa inevitablemente por su descolonización, y para eso se
debe celebrar un referéndum de autodeterminación, con el legítimo
propósito de que el pueblo saharaui decida libremente su futuro. Esta
vía la avaló la ONU, el Tribunal Internacional de Justicia, la OUA y el
Movimiento de Países No Alineados, desaprobando de manera clara y
contundente las pretensiones anexionistas de Marruecos.
Lamentablemente fueron necesarios quince años de guerra para que, en
1991 y con la propuesta de la ONU y la OUA, se elaborara un plan de paz
que aprobaron tanto el reino de Marruecos como el Frente POLISARIO. El
objetivo final era precisamente la celebración de un referéndum de
autodeterminación. Se debe aclarar que la parte saharaui cumplió con
todos sus compromisos, en cuanto a la ejecución del plan se refiere.
Marruecos, sin embargo, siempre dio largas a la realización de sus
deberes, incluso a sus compromisos adquiridos más adelante, en los
“Acuerdos de Houston”. Estos acuerdos, firmados en septiembre de 1997 y
ajustados a lo resuelto por la ONU desde 1991, contemplaban la
celebración del ya mencionado referéndum de autodeterminación, en 1998,
sobre la base de un censo de 80.000 electores. De manera interesada e
injustificada, por responsabilidad de Marruecos, fue aplazado en varias
ocasiones.
Los inaceptables argumentos de la monarquía alauita
para no iniciar los pasos que se había comprometido a dar se sucedieron
unos a otros. Con cierta complacencia por parte de la ONU y su Consejo
de Seguridad, Marruecos procuró dilatar el proceso con la tramposa
intención de que miles de ciudadanos marroquíes fueran inscritos
oficialmente como saharauis, para, con sus votos, obtener el triunfo en
el referéndum. Pero ni aún así se atrevieron a encararlo.
A día
de hoy Marruecos no quiere saber nada de autodeterminación, y sólo habla
de “amplia autonomía” bajo su soberanía. Propuesta inaceptada por el
Frente POLISARIO, que no renuncia a ver materializados los derechos de
su pueblo.
Y por ahí anda la cosa. En ese contexto es como debe
entenderse la última masacre provocada en El Aaiún por las fuerzas
represivas del reino de Marruecos. A pesar de que la insultante
“indiferencia” de la “comunidad internacional” les ampara, las
autoridades marroquíes se saben políticamente perdidas. Por eso recurren
a la fuerza militar, porque la fuerza moral, mucho más poderosa, si
alguna vez la tuvieron, ya no les queda. Lamentablemente, esa fuerza
provoca y seguirá provocando sufrimiento al pueblo saharaui, pero,
paradójicamente, descubre también ante los ojos del mundo la creciente
debilidad marroquí que tarde o temprano quedará reducida a aplastante
derrota.
[1] Salvando las distancias, este hecho recuerda a
la actitud de España con Cuba cuando, en 1898 y militarmente derrotados
por los mambises, prefirieron entregar la Isla al gobierno de los
Estados Unidos antes de que quedara en manos de quienes de implacable
manera les habían vencido. El armisticio del 12 de agosto de 1898 fue
sólo cosa de la metrópoli y de los yanquis. Con el Tratado entre España y
los Estados Unidos, firmado en París el 10 de diciembre del mismo año,
pasó exactamente lo mismo: el desprecio y el absoluto soslayo a los
mambises y al pueblo de Cuba. Todos sabemos lo mucho que siguió
sufriendo el pueblo de Cuba en manos de los imperialistas yanquis, hasta
que el primero de enero de 1959 consiguió su verdadera independencia y
comenzó a ser dueño de su propio destino. Todos sabemos lo mucho que el
pueblo saharaui sigue sufriendo desde la entrega incondicional del
territorio sahariano a las indignas y colonialistas manos marroquíes.
http://baragua.wordpress.com
Imprimir artículo
Si te ha gustado este artículo puedes compartirlo desde tu blog, página Web o foro.
0 comentarios :
¿Que opinas de este articulo? Tus comentarios siempre serán bien recibidos, ¡¡ Gracias !!