El descontento es amplio en Marruecos, el
país más pobre y menos desarrollado del norte de África, y muchos se
inspiran en los acontecimientos en Túnez y Egipto. Mientras tanto, el
rey de Marruecos, Mohammed VI, se ha ido de vacaciones a su castillo
francés.
Marruecos se ha librado hasta el momento
de grandes protestas como las vividas en Túnez y Egipto, en gran parte
debido a las grandes y rápidas inversiones del rey Mohammed Vi para
contener los precios de los alimentos básicos. La medida ha demostrado
hasta ahora ser una buena garantía para las autoridades en la vecina
Argelia.
Pero en Marruecos, el descontento está muy extendido entre la población. A pesar de vivir un auge económico en los últimos años y la aprobación de algunas reformas ordenadas por el rey Mohammed VI - las más destacadas de ellas en materia de igualdad de género y educación - Marruecos sigue siendo el país más pobre del norte de África, con menos oportunidades de empleo y la menor tasa de alfabetización.
El rey, que defiende descender supuestamente del profeta Mahoma, tiene un papel casi divino en Marruecos. Muy pocas voces se atreven a criticarlo, incluso en la forma más leve.
Entre la mayoría árabe, la lealtad al monarca es grande, mientras que el gobierno - nombrado por el rey - y la cúpula en el poder, el denominado "Majzen" - que controla la administración, la policía, el ejército y gran parte del mundo empresarial - son el foco de atención del odio popular. En las calles de Casablanca, a menudo, se oye decir que el Rey es honesto y quiere gobernar bien el país, pero el Majzen está corrompiendo todo.
Las minorías, sin embargo, se atreven en un grado más amplio a culpar al rey por su incompetencia. Estas minorías incluyen una gran parte del pueblo bereber indígena y desfavorecido. Se estima que la población bereber forma parte de entre el 20 y el 60 por ciento de la población total de Marruecos, si bien las estimaciones oficiales son más bajas. La tasa de desempleo es elevada entre los jóvenes bereberes, muchos de los cuales consideran que el rey árabe se ha vendido a los intereses extranjeros.
Un creciente movimiento islamista en Marruecos, que se enfrenta a la misma represión que los Hermanos Musulmanes en Egipto, también está reduciendo su lealtad al rey, a quien ven como una marioneta de EEUU e Israel. Sin embargo, los islamistas marroquíes se encuentran divididos en cuanto a su opinión de la monarquía.
Los jóvenes marroquíes todavía están luchando frente a una deficiente educación y pocas posibilidades de empleo. Las cifras oficiales de desempleo sólo se fijan entre el 9 y el 10 por ciento - aunque cree que es mucho más alta - mientras que la tasa de desempleo juvenil se sitúa en torno al 20 por ciento, oficialmente. Grandes masas de jóvenes, a los que ahora se impide emigrar a Europa, están viendo aumentar su rabia, de manera similar a los jóvenes en Túnez y Egipto.
A medida que el mercado turístico en todo el Norte de África se está desmoronando ahora - muchos viajeros temen que Marruecos podría ser el próximo país en el que comienza una rebelión popular - podría ser muy fuerte el impacto en el crecimiento económico del reino y el gran empleo que genera el sector del turismo. Un repentino crecimiento del desempleo debido a la caída de las llegadas de turistas podria desatar
Pero en Marruecos, el descontento está muy extendido entre la población. A pesar de vivir un auge económico en los últimos años y la aprobación de algunas reformas ordenadas por el rey Mohammed VI - las más destacadas de ellas en materia de igualdad de género y educación - Marruecos sigue siendo el país más pobre del norte de África, con menos oportunidades de empleo y la menor tasa de alfabetización.
El rey, que defiende descender supuestamente del profeta Mahoma, tiene un papel casi divino en Marruecos. Muy pocas voces se atreven a criticarlo, incluso en la forma más leve.
Entre la mayoría árabe, la lealtad al monarca es grande, mientras que el gobierno - nombrado por el rey - y la cúpula en el poder, el denominado "Majzen" - que controla la administración, la policía, el ejército y gran parte del mundo empresarial - son el foco de atención del odio popular. En las calles de Casablanca, a menudo, se oye decir que el Rey es honesto y quiere gobernar bien el país, pero el Majzen está corrompiendo todo.
Las minorías, sin embargo, se atreven en un grado más amplio a culpar al rey por su incompetencia. Estas minorías incluyen una gran parte del pueblo bereber indígena y desfavorecido. Se estima que la población bereber forma parte de entre el 20 y el 60 por ciento de la población total de Marruecos, si bien las estimaciones oficiales son más bajas. La tasa de desempleo es elevada entre los jóvenes bereberes, muchos de los cuales consideran que el rey árabe se ha vendido a los intereses extranjeros.
Un creciente movimiento islamista en Marruecos, que se enfrenta a la misma represión que los Hermanos Musulmanes en Egipto, también está reduciendo su lealtad al rey, a quien ven como una marioneta de EEUU e Israel. Sin embargo, los islamistas marroquíes se encuentran divididos en cuanto a su opinión de la monarquía.
Los jóvenes marroquíes todavía están luchando frente a una deficiente educación y pocas posibilidades de empleo. Las cifras oficiales de desempleo sólo se fijan entre el 9 y el 10 por ciento - aunque cree que es mucho más alta - mientras que la tasa de desempleo juvenil se sitúa en torno al 20 por ciento, oficialmente. Grandes masas de jóvenes, a los que ahora se impide emigrar a Europa, están viendo aumentar su rabia, de manera similar a los jóvenes en Túnez y Egipto.
A medida que el mercado turístico en todo el Norte de África se está desmoronando ahora - muchos viajeros temen que Marruecos podría ser el próximo país en el que comienza una rebelión popular - podría ser muy fuerte el impacto en el crecimiento económico del reino y el gran empleo que genera el sector del turismo. Un repentino crecimiento del desempleo debido a la caída de las llegadas de turistas podria desatar
Propiedad y castillo del rey de Marruecos en Betz, Francia
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© Google Earth/IGN-France |
una revuelta. La mayor resistencia al rey, en cualquier caso, se encuentra en los
territorios ocupados del Sáhara Occidental, donde a los saharauis se les
niegan los derechos humanos más básicos. La rebelión es casi continua
en el Sáhara Occidental, donde la población sólo espera una situación en
la que las tropas marroquíes sean retiradas del territorio para lanzar
una rebelión contra Marruecos.
Un intento de revolución en Marruecos, por lo tanto, podría sorprender a la policía y las extensas fuerzas militares por varios frentes al mismo tiempo. A diferencia de Egipto y Túnez, las protestas urbanas probablemente serían rápidamente seguidas por levantamientos en las zonas rurales bereberes y un intento saharaui de expulsar a los ocupantes marroquíes.
Los marroquíes están siguiendo la evolución de la situación en Túnez y Egipto con gran interés. Los derechos humanos, la democracia y las condiciones sociales en el país no son muy diferentes a los países que han iniciado una revolución.
Y algunos actos ya han tenido lugar. Al menos cuatro marroquíes hasta el momento se han prendido fuego en un intento por provocar disturbios similares a los vividos en Túnez. Y ya se han registrado algunas manifestaciones de protesta, a pequeña escala.
Pero la mayoría de la población está viendo atentamente lo que está sucediendo en Egipto, país que debido al enorme tamaño de sus fuerzas armadas es más comparable a Marruecos que Túnez. Si el pueblo tiene éxito en Egipto, muchos intentarán hacer lo mismo en Marruecos.
El rey, en su castillo en Francia
Mientras el rey Mohammed VI, de 47 años de edad, parece sentirse seguro de que la situación en Marruecos está bajo control. Hay informaciones confirmadas de que Mohammed VI llegó el viernes al aeropuerto privado de Le Bourget (París), en su lujoso jet privado.
Desde Le Bourget, se dirigió a su castillo en Betz, a unos 70 kilómetros al noreste de París. El castillo, que cuenta con una propiedad de 70 hectáreas y fue comprado por su padre, el rey Hassan II, en la década de 1970, es sólo una de las lujosas propiedades con las que cuenta el rey de Marruecos.
La prensa marroquí no informa de la afición de Mohammed VI, ya que los medios de comunicación están fuertemente censurados en lo que refiere a información relacionada con el rey y su familia.
De acuerdo informaciones del periódico marroquí 'Hespress' y el periodista Ignacio Cembrero, del diario español 'El País', Mohamed VI estuvo acompañado en su viaje a Francia por "una delegación de altos funcionarios de seguridad y fuerzas militares". Cembrero precisa haber obtenido información de que "Mohamed VI había viajado a Francia junto a una delegación mixta de altos cargos de seguridad y militares, además de consejeros reales, para analizar con las autoridades francesas la nueva situación en el Magreb tras la caída de Ben Ali".
Las noticias sobre la estancia del rey Mohammed VI en su castillo en Betz todavía no han llegado a los marroquíes y podrían causar aún más indignación.
Un intento de revolución en Marruecos, por lo tanto, podría sorprender a la policía y las extensas fuerzas militares por varios frentes al mismo tiempo. A diferencia de Egipto y Túnez, las protestas urbanas probablemente serían rápidamente seguidas por levantamientos en las zonas rurales bereberes y un intento saharaui de expulsar a los ocupantes marroquíes.
Los marroquíes están siguiendo la evolución de la situación en Túnez y Egipto con gran interés. Los derechos humanos, la democracia y las condiciones sociales en el país no son muy diferentes a los países que han iniciado una revolución.
Y algunos actos ya han tenido lugar. Al menos cuatro marroquíes hasta el momento se han prendido fuego en un intento por provocar disturbios similares a los vividos en Túnez. Y ya se han registrado algunas manifestaciones de protesta, a pequeña escala.
Pero la mayoría de la población está viendo atentamente lo que está sucediendo en Egipto, país que debido al enorme tamaño de sus fuerzas armadas es más comparable a Marruecos que Túnez. Si el pueblo tiene éxito en Egipto, muchos intentarán hacer lo mismo en Marruecos.
El rey, en su castillo en Francia
Mientras el rey Mohammed VI, de 47 años de edad, parece sentirse seguro de que la situación en Marruecos está bajo control. Hay informaciones confirmadas de que Mohammed VI llegó el viernes al aeropuerto privado de Le Bourget (París), en su lujoso jet privado.
Desde Le Bourget, se dirigió a su castillo en Betz, a unos 70 kilómetros al noreste de París. El castillo, que cuenta con una propiedad de 70 hectáreas y fue comprado por su padre, el rey Hassan II, en la década de 1970, es sólo una de las lujosas propiedades con las que cuenta el rey de Marruecos.
La prensa marroquí no informa de la afición de Mohammed VI, ya que los medios de comunicación están fuertemente censurados en lo que refiere a información relacionada con el rey y su familia.
De acuerdo informaciones del periódico marroquí 'Hespress' y el periodista Ignacio Cembrero, del diario español 'El País', Mohamed VI estuvo acompañado en su viaje a Francia por "una delegación de altos funcionarios de seguridad y fuerzas militares". Cembrero precisa haber obtenido información de que "Mohamed VI había viajado a Francia junto a una delegación mixta de altos cargos de seguridad y militares, además de consejeros reales, para analizar con las autoridades francesas la nueva situación en el Magreb tras la caída de Ben Ali".
Las noticias sobre la estancia del rey Mohammed VI en su castillo en Betz todavía no han llegado a los marroquíes y podrían causar aún más indignación.
Fuente: Afrol News
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