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EL SÁHARA DE LOS OLVIDADOS اِل ساارا دي لوس اُلبيدادوس




"Háblale a quien comprenda tus palabras"
"Kalam men yafham leklam"

Marruecos: la soga se aprieta alrededor del trono

La calle ha respondido a Mohamed VI, el discurso real del 9 de marzo no ha convencido. Más numerosa que la primera manifestación nacional del 20 de febrero, los manifestantes del 20 de marzo han vuelto a enviar al Estado su mensaje y abren la puerta a una nueva serie de movilizaciones.
El efecto calmante del discurso real con el que contaba el Estado marroquí no llegó a producirse. “El pueblo rechaza las Constituciones concedidas”, “Abajo el artículo 19”, esta fue la respuesta del pueblo a la propuesta real de reforma constitucional. “En su discurso, el rey ha delimitado los puntos a reformar de manera unilateral. El Comité anunciado por él sólo servirá para establecer el marco jurídico de este cambio de look constitucional”, asegura Khalid Jamaï, analista político y decano de los periodistas marroquíes.
A su juicio, el discurso al menos ambiguo de Mohamed VI no puede interpretarse sino en función de las medidas que anunció, especialmente el nombramiento de un comité constitucional compuesto de “majzenistas reciclables”.
Driss Herzenni, El Mahjoub el Hiba, ex presidente y secretario general del Consejo Consultivo de Derechos Humanos, respectivamente, o incluso Driss Yazami, presidente del Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero son, a su entender, personas que han perdido su credibilidad y su legitimidad que no pueden, en ningún caso, convertirse en los artesanos de una Constitución verdaderamente democrática conceda la soberanía al pueblo.
Esta opinión es compartida por Maati Mounjib, politólogo: “Abdellatif Mennouni, que ha sido nombrado a la cabeza del Comité Constitucional por el rey, ha sido el máximo defensor de la monarquía absoluta durante 30 años”, declaró a la cadena Al Jazeera.
Por otra parte, si el efecto de este anuncio hubiera podido suscitar cierto entusiasmo, el endurecimiento policial que siguió al discurso terminó por desilusionar a quienes creyeron en la buena fe del monarca. La violenta represión de la manifestación del domingo 13 de marzo en Casablanca fue recibida por los activistas como una declaración de guerra tras un discurso que pretendía ser pacificador.
Los jóvenes del Movimiento 20 de febrero reprochan al rey que no pase a la acción, que no dé muestras reales de cambio. “Lo mínimo era que anunciara la liberación de los detenidos políticos”, han expresado los manifestantes.
SALAFISTAS Y ULEMAS
A esta liberación aspiran los salafistas detenidos que han anunciado su apoyo al Movimiento 20 de febrero. Desde el techo de la cárcel Zaki de Salé, donde se reunieron el 23 de marzo, estos presos dirigieron un mensaje por vídeo a los jóvenes y al rey. En él, denuncian la instrumentalización de la justicia contra ellos y exhortan a Mohamed VI a poner fi8n a las prácticas de policías secretas, “ese cáncer que gangrena a la sociedad marroquí”, según su portavoz.
Un segundo vídeo difundido esa misma tarde muestra a uno de ellos saltando desde lo alto del muro de la prisión para protestar contra la suerte que les espera. En otro vídeo que ha recorrido las redes sociales, un hombre da testimonio de su estancia de 32 días en la siniestra prisión de Témara cuya existencia insisten en negar las autoridades marroquíes. Él cuenta cómo agentes de la DST le introdujeron una botella en el ano hasta que le desgarraron los tejidos y se le salieron los intestinos.
Frente a este Islam de las cárceles, los actores de la escena religiosa oficial también se suman a las filas de los manifestantes. En Agadir, los imanes se sumaron a la protesta del 20 de marzo con pancartas que decían “Taoufik Khennech” (Abajo Taoufik, en amazigh). Los imanes mostraron su desacuerdo con la política de su ministerio y denunciaron la influencia doctrinal del Islam del régimen. En efecto, al igual que ocurre con otros pilares del poder, la prensa independiente habla de una OPA real en el terreno religioso.
Ahmed Taoufik, ministro de Asuntos Islámicos, ha sido el principal responsable de una revisión de las estructuras clericales que tenía como objetivo agradar a los ulemas bajo control. El Islam oficial no tolera ninguna discrepancia con el Islam sunita de raíz malekita que le gusta al Majzén. Ya sea con el lanzamiento de la cadena de TV y radio “Mohamed VI a favor del Santo Corán”, favoreciendo a ciertas cofradías sufíes o dictando el contenido de los rezos del viernes, es la monarquía, en su calidad de Emir de los Creyentes, quien marca el paso del discurso religioso.
DETENER LA PROPAGANDA
Otro acto fallido de Mohamed VI, sus promesas de libertad de expresión no vinieron acompañadas de un saneamiento de los medios de comunicación oficiales que han entrado en una escalada de propaganda desde que la fiebre contestataria se apoderó de Marruecos. La instrumentalización a ultranza de la agencia de prensa oficial, las cadenas de televisión nacionales y de la prensa próxima al poder abre una brecha cada vez mayor entre el autista discurso oficial y una generación muy activa en Internet consumidora de periodismo ciudadano.
Y es que las protestas llegan incluso a las redacciones más sujetas a la censura, como la propia Agencia Marroquí de Noticias (MAP). El 22 de marzo, sus empleados organizaron una sentada delante de la sede de Rabat para denunciar la “preocupante situación” de la agencia. Nizar Fraoui, empleado de la MAP y miembro del Sindicato Nacional de la Prensa Marroquí (SNMP), se pregunta en una entrevista concedida a Lakome por el muro de silencio que pesa sobre los periodistas de la agencia debido a la opacidad de los centros de decisión.
Las televisiones también denuncian la intromisión de la comunicación oficial sobre su línea editorial. Tras una primera protesta de los empleados de la Sociedad Nacional de Radio y Televisión, fueron los trabajadores de la cadena 2M los que protagonizaron una sentada el 25 de marzo delante de los locales de la cadena en Aïn Sebâa (Casablanca). Según la página web de noticias Lakome, Samia Sitaïl, la directora de informativos, supervisa en persona los montajes para distorsionar el mensaje del Movimiento 20 de febrero.
En su comunicado, los periodistas recuerdan su posición editorial de partida y denuncian el bloqueo a la libertad de expresión en el seno de una cadena que ha estado a la vanguardia de la innovación desde principios de los años 90.
ALUMNOS Y ESTUDIANTES
Por su parte, los alumnos y estudiantes de Secundaria escogieron la fecha conmemorativa de la sangrante represión del 23 de marzo de 1965 contra los estudiantes para dejar explotar su cólera. En muchas ciudades de Marruecos han denunciado un sistema educativo que fomenta la desigualdad y las condiciones sociales precarias de los maestros. Las consignas coreadas, sensiblemente influidas por el miedo al desempleo, denuncian un Marruecos donde el ascensor social está roto y en el que los jóvenes procedentes de las clases desfavorecidas se esfuerzan por subir escalones profesionales.
Las manifestaciones del 23 de marzo no transcurrieron en todas partes sin incidentes, como en Kénitra, donde una manifestación pacífica de los estudiantes de la Universidad Ibn Tofail fue reprimida con violencia, provocando una decena de heridos. La víspera, estos mismos estudiantes forzaron a la ministra de Desarrollo Social, Familia y Solidaridad, Nouzha Skalli, a abandonar la universidad donde debía dar una conferencia.
QUIÉN ES QUIÉN EN EL MAJZÉN
Las pancartas de los manifestantes tienen nombres y rostros. “Abajo Fassi-Fihri”. La familia del primer ministro, Abbas el Fassi, bate récords de impopularidad. “No es normal que el Gobierno tenga tantas personas de la misma familia, ¡ellos no son los únicos en este país!”, protestan los manifestantes. Primer ministro, Asuntos Exteriores, Interior, Sanidad, etc, todos ellos ministerios y secretarías de Estado ocupadas por miembros de la familia Fassi-Fihri.
Khalid Naciri, ministro de Comunicación acusado por los manifestantes de ser un verdugo de la prensa, y Moncef Belkhayat, ministro de la Juventud y Deportes que calificó a los jóvenes del Movimiento 20 de febrero de “traidores a sueldo del Polisario”, también fueron el objetivo de las consignas de los manifestantes.
El entorno real está particularmente señalado, en especial Fouad Ali Al Himma, amigo íntimo de Mohamed VI, y Mounir Majidi, su secretario particular. El primero está acusado de haber fagocitado la escena política en beneficio del Partido de la Autenticidad y la Modernidad (PAM) del que es el líder, y que los observadores califican de “antesala” de Palacio. El segundo se ha convertido en la figura por excelencia de los negocios y la depredación económica de los próximos del rey.
Hassan Bouhemmou, su brazo derecho, o incluso Anas Sefroui, presidente del grupo inmobiliario Addoha, del que dicen que representa los intereses de Palacio, también han sido objeto de la denuncia de los manifestantes como símbolos del “Majzén económico”. “¡Devolvednos nuestro Zoo, devolvednos nuestra playa de las Naciones!”, las marchas de protesta desde el 20 de febrero también sacan a la luz los escándalos inmobiliarios o financieros que afectan al entorno real.
SEGURIDAD Y MILITARES
Los manifestantes tampoco se han olvidado de los caciques del Ejército y los policías en la sombra. Durante la manifestación del 20 de marzo en Rabat, un grupo de hombres de unos sesenta años, llevaban carteles hasta ese momento poco conocidos en el debate público: “Abajo el general Benslimane”, “Abajo el general Bennani”, “Queremos un ministro de Defensa”.
Se definen como víctimas de las violaciones de Derechos Humanos en el seno del Ejército y denuncian la utilización del deber de obediencia para someter a los militares. Para los manifestantes, no hay relación de confianza posible con un Estado que mantiene en su seno a responsables de violaciones de los Derechos Humanos, incluidos aquellos que las cometieron bajo el reinado de Hassan II. “¡Abajo la DST!”, los partidarios del cambio exigen el desmantelamiento de las policías políticas que operan en la sombra.
Yassine Mansouri, jefe de la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED) y el general Hamidou Lâanigri, ex responsable de la Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN), son particularmente criticados por las masas. Este último es señalado como el responsable de las redadas de presuntos terroristas tras los atentados del 16 de mayo de 2003 en Casablanca. La cifra de arrestos (12.000 en total) supera la que tuvo lugar tras el atentado del 11 de septiembre. Además, se le acusa de haber dejado uno de los casos que más pesan sobre la conciencia de los Derechos Humanos en Marruecos, el de la Salafia.
UNA SOLICITUD REAL
Sin embargo, si bien los rostros del Majzén son numerosos, Mohamed VI se encuentra muy solo frente a una protesta popular que cada vez es más vehemente. Habiendo optado por un discurso en el que decretaba reformas desde lo alto, cambios juzgados insuficientes y sobre todo poco creíbles por una gran parte de la población, el rey asume el riesgo de entrar en confrontación cada vez más directa con los manifestantes. La coartada de un entorno real corrupto que se interpone entre un soberano benevolente y su pueblo ya no cuela.
Por su determinación y su franqueza, el Movimiento del 20 de febrero ha situado a Mohamed VI frente a sus responsabilidades: no responder a la legítima demanda de democratización y seguir dando inmunidad a los responsables de la represión es elegir el bando del Majzén en contra de los ciudadanos. ¿Qué respuesta dará la Monarquía a la manifestación del 20 de marzo? Si bien los observadores excluyen por ahora la posibilidad de un segundo discurso que vaya más allá del primero, algunos apuestan por el hecho de que pondrá en marcha verdaderas medidas de acompañamiento de la transición democrática, como la disolución del comité constitucional nombrado por el rey y su sustitución por un comité electo. De lo contrario, el trono se verá cada vez más debilitado.
 
Fuente: www.guinguinbali.com/

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