El Consejo de seguridad
de las Naciones Unidas se reunirá en los próximos días para prorrogar
el mandato de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del
Sáhara Occidental (Minurso) y por enésima vez verá si amplía las
facultades para que tenga un mandato concreto de defensa de los derechos humanos en el territorio invadido por Marruecos.
Por: Ricardo Sánchez-Serra
El
Secretario General Ban Ki-moon presentó su informe en el que mencionó
una vez más el fracaso de las negociaciones oficiosas y oficiales entre
Marruecos y el Frente Polisario (único representante del pueblo saharaui
reconocido por la ONU), que “se encuentran en un callejón sin salida y
no se han registrado progresos” y hace un llamado a las partes para que
negocien con “enfoques innovadores”, para lograr la autodeterminación de
la nación saharaui.
La “última” de Marruecos es haber inventado
un peculiar concepto sobre la libre determinación, que no contempla la
independencia, sino una autonomía (?)… En contraparte, el Frente
Polisario acepta que en el referéndum se incluya la autonomía o anexión a
Marruecos y la independencia, es decir, lo que el pueblo saharaui
decida.
Rabat no quiere la independencia del Sáhara Occidental
porque expolia sus riquezas minerales y el gigantesco banco marino,
entonces bloquea por todos los medios el referéndum. Tampoco desea que
la Minurso tenga atribuciones sobre derechos humanos porque descubriría su política de limpieza étnica, al mejor estilo nazi, contra el pueblo saharaui, que no es marroquí.
Para ello acudirá a su protector Francia para que utilice su poder de veto en el Consejo de seguridad,
quien nuevamente se convertirá en cómplice de las tropelías, como lo
hizo en noviembre último, luego de la masacre marroquí en los
campamentos saharauis de Gdaim Izik, el Consejo de seguridad votó por catorce votos contra uno que ingrese una comisión internacional de investigación de derechos humanos, que fracasó por el veto francés. ¡Qué vergüenza!
En esta oportunidad Ban Ki-moon puso en evidencia la violación de los derechos humanos
en los campos de Gdaim Izik, contrarrestando toda la ofensiva
informativa de Marruecos de que los heridos y muertos eran de sus
“fuerzas de seguridad”.
Nuevamente y en documento oficial de la ONU se le desenmascaró porque
ellos asesinaron a decenas –entre ellos un niño de 14 años-, hirieron a
cientos y apresaron a muchos.
Si bien Ban Ki-moon avanzó en algo denunciando este hecho, le faltó grandeza y valentía para recomendar al Consejo de seguridad que a la Minurso le den la potestad de velar por los derechos humanos. Solicitó tibiamente que se haga cargo de ello el Consejo de derechos humanos,
que sólo hace visitas esporádicas y no tiene una oficina en el
territorio saharaui invadido por Marruecos. Se espera que en los debates
del Consejo de seguridad, Nigeria y Sudáfrica presionen a favor de la ampliación de las facultades de la Minurso, pero ronda el veto de Francia, que bombardea Libia causando cientos de muertos civiles y es incapaz de aprobar una defensa de los derechos humanos de los saharauis.
Es
una lástima que Ban Ki-moon jamás diga “Marruecos está entorpeciendo la
autodeterminación del Sáhara Occidental”, consagrada en cientos de
resoluciones de la ONU, a diferencia de su enviado personal, el
embajador Christopher Ross, quien en julio pasado expresó su frustración
con la actitud de Marruecos.
Tampoco recordó, asimismo, el
inobjetable y claro fallo de la Corte Internacional de Justicia De la
Haya, del 16 de octubre de 1975 que sentenció: “la conclusión del
Tribunal es que los materiales e información presentadas a él no
establecen ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio
del Sáhara Occidental y el reino de Marruecos o la entidad mauritana.
Por tanto, el Tribunal concluye que no ha encontrado vínculos jurídicos
de tal naturaleza que puedan afectar a la aplicación de la resolución
1514 (XV) de la Asamblea General a la descolonización del Sáhara
Occidental y, en particular, al principio de la autodeterminación a
través de la libre y genuina expresión de la voluntad de los pueblos del
territorio”.
El ex enviado personal del Secretario General de la
ONU para el Sáhara Occidental de 1997 a 2004, James Baker, al renunciar a
su cargo señaló que la principal dificultad para resolver este problema
es el desinterés de los países en solucionarlo. A las potencias no les
interesa presionar a Marruecos. Muchos estados, incluido Perú, aplican el facilismo y desinterés: simplemente dejan en manos de la ONU el proceso.
El
status quo no es aceptable. Cuando estuvimos el último diciembre en los
Campamentos de Refugiados Saharauis de Tinduf, en Argelia, comprobamos
la impaciencia de los jóvenes -ya tienen 35 años en el árido desierto-:
querían volver a la guerra por la indiferencia de la ONU, que
lamentablemente está esperando una matanza, que mueran miles, como en
Bosnia, para intervenir.
Por: Ricardo Sánchez-Serra
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