Los niños y niñas saharauis que han pasado el verano en Almería regresaron a Tinduf. Un año más se repiten las escenas de despedida, los abrazos y las lágrimas, de “sus familias almerienses” y de la vuelta ¿a casa? Sí, a casa, porque aunque en la hamada argelina no haya piscina y las playas de su querido Sáhara se encuentren al otro lado del muro criminal levantado por el invasor marroquí, aunque los fuegos artificiales de las fiestas puedan convertirse en el fuego real de la guerra, aunque la abundancia se torne en escasez y las suaves brisas del Mediterráneo en siroco abrasador, allí les aguarda el cariño de toda su familia y muy especialmente el de unas madres y abuelas que en las duras condiciones del exilio han sido capaces de levantar auténticos hogares.
Se marcharon, con la dignidad que lo hacen las personas que poseen esa dimensión humana de grandeza tan escasa en este mundo. Tranquilos, sin incertidumbres, sabiendo su destino y con la esperanza de volver el año que viene.
Nos enseñaron tanto en el poco tiempo que estuvieron entre nosotros que nunca debemos de olvidar estas lecciones.Durante dos meses hemos revisado su salud, les hemos alimentado, han crecido, se han divertido junto a nuestros hijos en las fiestas de nuestros barrios y pueblos, han corrido sobre arenas distintas a las del desierto y han chapoteado en las aguas de nuestras piscinas y jugado con las olas de las playas del Mediterráneo. Y junto a ellos y nuestros hijos habremos asistido a recepciones oficiales, concentraciones y manifestaciones en las que se reclamaba la libertad y la independencia para el Pueblo Saharaui.
Pero ¿hasta cuando este rito de ida y vuelta? ¿Cuántos años más hemos de ver repetidos titulares como “Llegan los niños saharauis” o “Los niños saharauis regresan a Tinduf”?
¿Cuántos veranos más vivirán separadas de sus hijos las madres saharauis? ¿Dónde está el límite de la paciencia saharaui? ¿Cuántas traiciones, cuántas muertes, cuántas violaciones de sus derechos están dispuestas a soportar antes de que las armas sustituyan a las palabras?
“Vacaciones en Paz” seguirá siendo un alivio para las duras condiciones que soportan los menores en el exilio y una magnífica herramienta de sensibilización, pero su eficacia será limitada si no se encauza debidamente hacia el objetivo final que no es otro que la libertad y la independencia del Pueblo Saharaui.
Desde la asociación amigos del Sahara de Almería queremos expresar nuestro agradecimiento a todas las familias de acogida que han estado ahí. Ustedes acogieron a estos niños y niñas como si fueran sus propios hijos y les dieron todo para pasar unas vacaciones en paz, mejorar su salud, repartieron con ellos el calor de sus corazones y demuestran un ejemplo de gran desinterés y solidaridad.
Gracias a todos los que hacéis posible unas Vacaciones en Paz a los niños saharauis.
Gracias por vuestra colaboración.
Fdo. José David Iglesias
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