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EL SÁHARA DE LOS OLVIDADOS اِل ساارا دي لوس اُلبيدادوس




"Háblale a quien comprenda tus palabras"
"Kalam men yafham leklam"

Análisis: El Sahara Occidental, Damocles sobre el Magreb

Una solución alejada de las posiciones actuales del Frente Polisario, que no debe ser oportunista, y de Marruecos, que debe dejar los fanatismos, y que integre al Sahara Occidental en el Magreb es posible. No afrontar este problema hipoteca la posibilidad de unión de la región. Aceptar la autonomía marroquí sería hacer enfermar de Alzheimer a Naciones Unidas y la comunidad internacional. 
La insistente cuestión sobre el Sahara Occidental vuelve periódicamente a la escena política del norte de África y vuelve con la misma sensibilidad, con la misma fenomenología que hay detrás de la génesis del conflicto que para la región parece haberse congelado en el tiempo. Marruecos y sus aliados. El Frente Polisario y sus partidarios. Ambos siguen sosteniendo las mismas soluciones que no terminan en un final mejor y que representan una nueva expresión de los fracasos del pasado. Ninguna de las partes experimenta la necesidad de una compresión analítica y reflexiva que el interés común sugiere, sino que perserveran en el camino de la confrontación, alimentando la sensación de que la esperanza de los pueblos del Magreb estén unidos y en una senda próspera siga siendo un sueño. 

La cuestión de la descolonización del Sahara Occidental fue tratada por la ONU hace más de 40 años. Una de las primeras resoluciones del siglo XX es la 2072, que se remonta al 16 de diciembre de 1965 en la que se pedía a España que tomara medidas inmediatas para liberar el territorio colonial del Sahara Español. El territorio desértico actualmente sigue en disputa entre el Frente Polisario, que representa al pueblo saharaui y está apoyado por países como Argelia o Sudáfrica, y Marruecos. El conflicto está entrando en su trigesimoséptimo año y sin la vista puesta en una solución real. Sin embargo, la solución aparece en términos de la Ley y el Derecho Internacional establecido. La Corte Internacional de Justicia emitió el 16 de octubre de 1976 una opinión consultiva en la que declaró que "los elementos e información que le han presentado no establecen ningún vínculo de soberanía territorial entre el territorio del Sahara Occidental, por una parte, y el Reino de Marruecos o Mauritania". 
El tribunal no encontró, por tanto, los vínculos jurídicos para modificar la aplicación de la resolución 1514 de la Asamblea General de la ONU en la descolonización del Sahara Occidental y, en particular, el principio de autodeterminación mediante la expresión libre y genuina de la voluntad de la gente del territorio. Esta opinión, sin embargo, no ha impedido a Marruecos legitimar su anexión. Marruecos, de manera unilateral, decidió empujar a cientos de miles de marroquíes en el territorio en un paseo que estuvo encabezado por el Rey Hassan II para recuperar el "Sahara Marroquí". El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó el 6 de noviembre de 1975 la resolución 380 y señalaba que "para mostrar su preocupación por el deterioro de la situación" y lamentó que "su llamamiento a la no realización de la Marcha Verde no fuera escuchada". 
Durante este período de ocupación la situación en España también se deterioró y la muerte del General Franco aceleró las tensiones políticos y los riesgos de inestabilidad institucional. España decidió retirarse del territorio del Sahara, firmar el acuerdo de Madrid en noviembre de 1975, para compartir el territorio del Sahara Occidental con Mauritania y Marruecos. Este acuerdo tiene, obviamente, nulo valor ante la Ley, salvo entre las partes y, hasta la fecha, el Sahara Occidental sigue pendiente de la descolonización que votó la mayoría de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas. 
En 1979 Mauritania renunció a su derecho sobre el territorio del Sahara Occidental y Marruecos se anexionó la parte que le correspondía al país al sur del Sahara Occidental. Posteriormente, para resumir la evolución del conflicto, la ONU aprobó la resolución 690, del 29 de abrirl de 1991, constituyó la MINURSO y han continuado trabajando, pero ya en la línea de "ayudar a las partes a llegar acuerdos de paz justa, duradera y mutuamente aceptables que permita la autodeterminación del pueblo del Sahara Occidental en el contexto de la conformidad con los propósitos y los principios de la Carta de las Naciones Unidas y señalando la función y responsabilidades de las partes a este respecto". Desde entonces, varios representantes especiales del Secretario General, siendo el más emblemático James Baker, han hecho rondas de negociaciones y acuerdos que no se han respetado y se han mostrado fallidos en el objeto de lograr una solución justa, mutuamente aceptable y de acuerdo con la legalidad internacional. 
LA PERSPECTIVA DE LA AUTODETERMINACIÓN
En los años 50 la ONU expresó su claro apoyo a la independencia de los países colonizados, siendo la resolución más reconocida la 1514 de 1960: "Todos los pueblos tienen el derecho a la libre determinación, en virtud de ese derecho determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural. La falta de preparación en los ámbitos políticos, económico, social o el de la educación nunca debe ser usado como pretexto para retrasar la independencia".
Por otra parte, la ONU ha reconocido el derecho de los pueblos a la libre determinación, reconocimiento que no ha sido una fuente o un pretexto para la balcanización, al contrario, la libre determinación debe, por la voluntad del pueblo, asegurar la integridad de los territorios en disputa. Además, Naciones Unidas nunca reconoció el derecho a la independencia de las minorías o de las nacionalidades que viven en el territorio de un estado soberano, para no violar el principio de no injerencia en los asuntos internos de un Estado, excepto cuando esas minorías les sea prohibido el derecho de expresión política o se practica la exclusión y la discriminación. 
Aunque Naciones Unidas ha tenido un notable éxito en la puesta en marcha de este principio de autodeterminación, particularmente en Togo en 1956, en Camerún entre el 1959-1961, en Samoa bajo la administración de Nueva Zelanda, en 1961, o recientemente en Timor Oriental, en 2002, hay que reconocer que nunca se ha podido proponer un referendum en Cachemira, disputada entre Pakistán y la India, o en Palestina, donde el problema se agrava cada vez más. Actualmente el caso del Sahara Occidental, con los precedentes, se encuentra en un callejón sin salida. 
Este territorio es una cuestión política que hipoteca la construcción sostenible del Magreb. El Sahara Occidental no necesita armas ni muros de arena, sino una visión que no esté sujeta a los nacionalismos estrechos y fijos que mantienen una corriente de fanáticos marroquíes y del frente oportunista
El irredentismo de la posición de Marruecos por su propuesta de autonomía contiene de hecho un vicio y la perversión voluntaria con habilidad y diplomacia inculcada en los últimos años para impulsar a la opinión internacional y de la ONU a abandonar el plan de arreglo que prevé un referéndum. La dificultad de Marruecos se encuentra en esto: si el país alaui es capaz de reunir, gracias a los intérpretes de los intereses tácticos de la realpolitik, el apoyo de muchos países, conllevará admitir que la ONU sufre de Alzheimer porque debería borrar más de 40 años de resoluciones en las que especifica el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. 
Nietzche dijo que "la manera más pérfida de dañar una causa es defenderla deliberadamente con las razones equivocadas"·. El Polisario es incapaz de formular una propuesta "alterautonomista" y el Majzen está encerrado en una estrategia fallida, sin duda cómoda gracias a sus alianzas transatlanticas que supone una situación precaria que conducirá finalmente a la confrontación violenta. Lo último que hemos aprendido de las revueltas árabes es que han demostrado que no se puede gobernar un país constantemente a través de la represión o la negación de los derechos de sus habitantes. Los trastornos geopolíticos e ideológicos han puesto en duda la supervivencia de la Monarquía marroquí y la supervivencia del Frente Polisario que ya no dependen de su choque sino más bien de renunciar a la confrontación buscar soluciones innovadoras, viables y mutuamente aceptables. 
Varias rutas posibles: una soberanía saharaui dentro de la Unión del Magreb; una gestión de "condominio" de las zonas en disputa; permitir la doble nacionalidad y las competencias de diseño en una especie de Commonwealth en la región; Hay que ir más allá de límites rígidos. Estas propuestas solo serán válidas si se anteponen los intereses de la región y con el consentimiento de ofrecer una solución integral a través de un sistema integrado de conjunto del Magreb. Es inevitable. 

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