Miles de marroquíes piden a Benkirane dignidad

Miles de marroquíes salieron a la calle para solicitar al presidente del país, Abdelilah Benkirane, que cumpla con lo prometido en el programa electoral. Benkirane llegó al poder en noviembre, con un programa electoral con respuestas a las demandas sociales planteadas por el movimiento 20 de febrero y los principales sindicatos. Seis meses después, denuncian la desidia de Benkirane al frente del Gobierno.

Miles de ciudadanos marroquíes salieron a las calles de las principales ciudades marroquíes, especialmente en Casablanca, para protestar contra la desidia del Gobierno a la hora de abordar el desempleo y otros problemas sociales, que se mostraron como claves para conseguir la victoria por parte del presidente Abdelilah Benkirane.

El domingo se ejecutó la que se ha considerado por parte de los sectores sociales una de las mayores protestas históricas, organizada en este caso por los sindicatos pero contando con el respaldo de las organizaciones afines al movimiento 20 de febrero. Según los agentes sociales, Benkirane no ha cumplido con los compromisos que adquirió durante la campaña destinados a rebajar la grave injusticia social que se vive en Marruecos.

Los líderes sindicales han pedido al Gobierno que dialogue y no se cierre en banda con una propuesta que no alcanza, ni de lejos, lo pactado antes de las elecciones con el electorado. Aproximadamente el 50% de los jóvenes marroquíes, según el Banco Mundial, ni trabajan ni tampoco se están formando.

El Ejecutivo marroquí ha visto como ha caído de forma importante los ingresos provenientes del turismo, que era una de las mayores fuentes de riqueza del país, y también está notando menos remesas desde Europa, donde las condiciones de trabajo han variado mucho en el último lustro.

El partido en el poder, Justicia y Desarrollo, presentó un programa electoral en los comicios de noviembre muy vinculado con las demandas sociales del movimiento 20 de febrero, surgido a raíz de la primavera árabe y que sobre todo se enfocaba en el desempleo y la existencia de una bolsa de población analfabeta.

El déficit público de Marruecos debe de ser, según las cuentas presentadas, de un 5% con respecto a su producto interior bruto en lugar de un 6% como el pasado año, lo que ha llevado al Gobierno a restringir parte de los presupuestos que afecta a los ciudadanos. El gasto social, sin embargo, no se ha reducido, porque se incluye ingentes incentivos para que los alimentos importados puedan ser comprados a precios relativamente bajos.

Aún con todo, Marruecos aspira a seguir creciendo en torno a un 3%, a pesar de los recortes y de las protestas ciudadanas, precisamente encaminadas a demandar una mejor y más equitativa redistribución de la riqueza. 

Fuente: Guin Guin Bali

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