Nunca un dirigente del Frente Polisario había arriesgado tanto con una dimisión, ni nadie hasta la fecha de hoy ha escogido el verdadero ejercicio de autocrítica y transparencia, inexistente en los principios que guían los designios de un grupo de dirigentes, que creció gracias al esfuerzo de un pueblo entregado en torno a la lucha por recuperar su derecho a vivir en libertad en su tierra.
La renuncia de Hach es un hecho novedoso y revolucionario, una actitud inteligente que demuestra que el sistema que dirige Mohamed Abdelaziz tiene su talón de Aquiles y puede desmoronarse, porque no siempre puede comprar y callar a los críticos, quiénes piden que el Polisario debe ser el hogar de los honestos, trabajadores y entregados que reclaman y exigen cuotas de honestidad y respeto a sus ideas en el marco de una realidad donde la pluralidad y la legitima discrepancia deben ser respetados.
El despotismo y el nepotismo son dos prácticas innobles que caracterizan a esta manada de corruptos que dirigen el destino de los saharauis y que piensan más en sus intereses personales por encima del interés de la mayoría; que ha dado lo mejor de sí para avanzar hacia una sociedad donde el liderazgo debe inspirarse en el sacrificio y no en la acumulación de riquezas y bienes arrebatados a personas inocentes, que han usado y siguen usando en su carrera y objetivo personal, que no es más que la concentración del poder económico y político en las manos de un grupo de mediocres y avariciosos que prefieren hundir a la causa antes de hundir su poder absoluto.
Los derechos humanos no pueden ser defendidos acallando a los periodistas de la Radio Nacional Saharaui, que exigen y quieren ver, medios de información independientes e instituciones responsables cuyo significado y valor no pueden estar, en las manos de un régimen que sigue en su particular caza de brujas. Allí queda una prueba del talante antidemocrático de los dirigentes del Polisario, que en vez de depurar sus responsabilidades en las violaciones de derechos humanos cometidas en los campamentos de refugiados saharauis, se dedican a silenciar las voces críticas con el sistema.
Recuerdo las palabras de Abdelaziz recogidas en la entrevista hecha por el periodista español, Luis de Vega en las que afirma que todos estamos reunidos para conseguir el objetivo de la independencia y no la lucha por el liderazgo del Frente Polisario, estas palabras dejan al descubierto su afán de mantenerse en el poder cueste lo que cueste, poder que ostenta desde el año 1976, cerrando el paso a cualquier iniciativa capaz de ganar la batalla de la independencia sin su liderazgo y el de sus adeptos. Necesitamos un líder carismático, moderno, demócrata, hábil y experto en el ajedrez internacional, no un presidente cuya única estrategia pasa por esperar y esperar apelando al inexistente derecho internacional y a las misivas dirigidas a Ban ki Moon.
Nunca una renuncia había adquirido tanta importancia que fruto de la misma fueron expulsados, los dos periodistas de la Radio Nacional Saharaui por expresar su opinión en un medio independiente, esa libertad de opinión y expresión por la cual han caído muchos saharauis que solo querían expresar su derecho a decidir su destino, sin ninguna coacción.
Se han consentido la corrupción y la irresponsabilidad sin límites, basados en beneficiar la sed avariciosa de unos cuantos individuos egoístas que solo piensan en acumular riqueza conseguida del sufrimiento y la angustia de la población refugiada saharaui. No podemos admitir que se coarte el derecho a la libertad de opinión y a la renuncia legítima, cuando el objetivo de la autodeterminación se diluye para evaporarse en el espejismo de Rabuni y el sistema establecido niega cualquier posibilidad de reformar las instituciones y convertirlas en un servicio a la sociedad.
La renuncia entendida como objetivo noble para transformar una situación, dignifica a la persona que la ejerce contra un sistema político que quiere mostrar su fortaleza criminalizando cualquier actitud crítica. Los saharauis valientes y críticos quieren cambiar el rumbo de la nave, llevarla a buen puerto, acercándola a los humildes, que necesitan de una dirección capaz de rehabilitarse y transformarse, apostando por la alternancia, la discrepancia, el debate y la democracia real que pertenece a los pueblos y no a los individuos capaces de sacrificarlo todo para seguir disfrutando de un poder absoluto y eterno.
Se ha encendido una llama en medio de tanta oscuridad, una llama que debe indicarnos el camino hacia la esperanza, de que un día la política y los políticos que la ejerzan, deben de comportarse como ciudadanos ejemplares y no simples delincuentes que luchan por hacerse con las migajas de la ayuda internacional.
La verdadera riqueza de un ser humano radica en su capacidad de luchar por alejarse de la codicia y la avaricia que condena a la mayoría a la pobreza, una pobreza que engendra la carroña que le da vida a los buitres en su implacable búsqueda de cadáveres.
Es en la transparencia donde nace la fortaleza de esta ejemplar renuncia que hace tambalear los cimientos del poder y abre una vía hacia la consolidación de una nueva fe de los ciudadanos, en que la política se puede entender y hacer de otra manera.
Limam Breik
limambreik[at]yahoo.es
Fuente: Sahara opinion
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