El Bubisher abre su radio de acción y llega allí donde más se necesita atravesar el muro del tiempo detenido: El hospital de heridos de guerra Mártir Cherif.
Si el verano es de por sí tremendo en los campamentos, imaginarlo en el interior de un hospital, donde el dolor se empeña en ser protagonista y los recuerdos se tiñen de angustia, no puede dejarnos impasibles.
Por eso, cuando Hamida nos dijo que desde el hospital en el que tanto ha trabajado, le habían pedido libros y que él, por iniciativa propia, había llevado dos estanterías con cerca de 300 ejemplares en español y árabe, seleccionados del fondo existente en los Nidos de Smara y Ausserd, no solo nos sentimos orgullosos de su eficacia y de su capacidad para tomar decisiones, también nos emocionamos hasta la médula.
Y volvimos a pensar que este proyecto crece con las personas que creen en él y alberga bajo sus alas a quienes salen de los caminos pedregosos, de la injusticia y del sufrimiento a través de la lectura.
Cada tres meses, Hamida renovará los libros de la pequeña biblioteca hospitalaria, atendiendo los gustos y las peticiones que los propios enfermos le hagan.
Y en cada uno de esos libros irá nuestro abrazo y nuestro apoyo, nuestro deseo de una pronta recuperación y, desde luego, la idea férrea de continuar a su lado.
Y en cada uno de esos libros irá nuestro abrazo y nuestro apoyo, nuestro deseo de una pronta recuperación y, desde luego, la idea férrea de continuar a su lado.
La pequeña biblioteca del hospital de guerra solo ha necesitado que un voluntario del propio centro se responsabilizara de ella. El Bubisher puede estar presente en otros hospitales o centros, allá donde surja un nuevo bubishero
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