UADADI CHEJ AHMED EL-HIBA |
Sobre Mozambique
Estamos hablando de una excolonia portuguesa, que se independizó merced a una lucha armada en 1975. El país cuenta con unos dieciocho millones de habitantes y más de una decena de etnias.
Su ciudad capital es realmente hermosa, fundamentalmente por su gente. La cordialidad es moneda corriente. Al atardecer, la costanera que da al Índico se puebla de música y jóvenes que permanecen allí hasta bien entrada la noche. Tal vez por herencia común, encontré a su sociedad bastante parecida a la de Cabo Verde. La misma amabilidad tanto en las zonas residenciales con alto poder adquisitivo como en los barrios más pobres. La gente te saluda sin conocerte y no hay resentimientos ni en la acción ni en la mirada.
Maputo es una ciudad que conserva su arquitectura colonial (la cual convive con construcciones de la época del socialismo -1975/1994- y otras de corte moderno).
Sus principales avenidas y calles están dedicadas a los independentistas africanos e intelectuales de la izquierda mundial: Julius Nyerere, Amílcar Cabral, Agostinho Neto, Samora Machel (primer presidente del país), Eduardo Mondlane (líder en la lucha de liberación de Mozambique, asesinado antes de la independencia), Patrice Lumumba, Marx, Engels, Salvador Allende… Para una afrodescendiente que, además, se dedica a África desde lo académico, caminar por esas calles fue muy especial.
Como otros detalles, le puedo comentar que la comida es deliciosa -sobre todo para los y las amantes de los pescados y mariscos- y hay muy buena artesanía, fundamentalmente en madera y piezas de cerámica y de coco.
En lo político -y ya hablando de Mozambique en general-, desde la independencia hasta 1992, hubo un enfrentamiento armado entre RENAMO (Resistencia Nacional de Mozambique) y FRELIMO (Frente de Liberación de Mozambique, en el gobierno). Eso fue seguido por un período de paz, interrumpido el año pasado con el resurgimiento de algunos combates iniciados por la RENAMO en el norte del país.
Ahora bien: profundizar sobre cualquiera de los tópicos mencionados lo dejo en sus manos, lector o lectora…
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“Todos los saharauis somos combatientes”
La Embajada se encuentra en la tranquila calle João de Barros. Es un lugar cálido, confortable y austero. Como en cualquier sede diplomática, hay banderas nacionales de distintos tamaños y la foto presidencial. En esta en particular, encontramos cuadros con afiches que nos recuerdan al desierto y la lucha del pueblo saharaui y, por supuesto, siempre lista la bandeja con los vasos para el té. Así se ve desde el exterior:
Ya instalados allí, comprobamos que Léria y Samuel (que trabajan en la sede diplomática asistiendo al embajador y al primer secretario), no escapan a la regla general mozambiqueña y hacen gala de su calidez y su sonrisa.
Uadadi Chej Ahmed El-Hiba es un hombre hospitalario y amable. Rápidamente nos abrió las puertas de su casa y compartimos con él largas horas de charla sobre el Sahara Occidental, incluyendo nuestra actividad en la Cátedra Libre de Estudios sobre el Sahara Occidental (única en el mundo) de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.
Es un diplomático con mucha experiencia, ya que fue representante del Polisario en países europeos, parlamentario africano y embajador en varios países de África.
Es por eso que, en el marco del 50º aniversario de la Unión Africana (bloque continental que, en su declaración de mayo de 2013, brindó un sólido respaldo a la RASD y eligió a la parlamentaria saharaui Suelma Beiruk como vicepresidenta del Parlamento Panafricano), lo entrevistamos para saber más sobre la importancia de los países y pueblos africanos en el apoyo a la causa saharaui.
Repasamos la historia, el presente y opiniones sobre los más variados temas relacionados con la lucha por la independencia del Sahara Occidental… Aquí nuestra charla:
-¿Cómo describiría el momento histórico en el que se proclamó la RASD, teniendo en cuenta que estaba en marcha el proceso de descolonización africana?
La República Árabe Saharaui Democrática se proclamó el 27 de febrero de 1976 en una coyuntura internacional heterogénea, muy difícil para el pueblo saharaui. Se trataba de una revolución que acababa de nacer y era desconocida en el mundo, realizada por un pequeño pueblo carente de medios para enfrentarse a un enemigo muy bien preparado. Al mismo tiempo, hubo un éxodo de nuestro pueblo desde los territorios ocupados tanto por Marruecos como por Mauritania. Eso implicó una acumulación de deberes para el Frente Polisario, el cual se sintió obligado a responder con cualquier medio que tuviese a mano en esa época. Fue una tarea muy difícil defender al país, a un pueblo que no tenía casi nada, desarmado, compuesto por civiles, ancianos, niños, mujeres… En esas condiciones luchamos en dos frentes: Marruecos al norte y Mauritania al sur; al mismo tiempo, se lanzaron llamamientos internacionales para satisfacer las necesidades de este pueblo en el exilio. En aquel momento, algunos países revolucionarios comenzaron a reconocer en forma simultánea a la RASD.
-¿Cuál fue el primer país de África en reconocer a la RASD?
Madagascar. Luego continuaron Benín, Argelia… y, más tarde, el reconocimiento se comenzó a multiplicar y se inició el envío de representaciones modestas a Europa, aun con las dificultades de un pueblo en éxodo que necesita tiendas, mantas, comida, ropas, medicamentos… todas cosas de urgencia. Además de esto, teníamos los bombardeos marroquíes con napalm -prohibido internacionalmente- sin piedad a personas civiles que no tenían con qué defenderse. Enfrentábamos el desafío de lograr un sitio donde cuidar a estas personas civiles y Argelia, como país amigo y que ha sufrido lo mismo haciendo una revolución que ha combatido al colonialismo francés, nos ofreció una parte de su territorio para instalar los campamentos de refugiados y que esta parte del pueblo estuviese en un sitio seguro. Eso permitió a nuestro ejército popular llevar adelante la lucha con cierta libertad y tranquilidad de saber que tenía a sus hijos instalados.
-¿Usted fue combatiente?
Todos los saharauis somos combatientes. Cada uno combate a su manera…
-Me refería a si fue combatiente en la lucha armada…
Todo era lucha armada. Se trata de un pueblo que ha sido invadido el 31 de octubre de 1975 por 350.000 personas en una “Marcha Negra”, a partir de un acuerdo ilegal tripartito entre Marruecos, Mauritania y España y fue dividido como una torta… Entonces, todo el pueblo está lleno de sacrificios, preparado para la muerte contra esta impiedad, esta flagrante división y ocupación ilegal de nuestro territorio. Por lo tanto, todo el mundo es combatiente, con lo mínimo que hemos tenido, hemos combatido. España no ha dejado ni un médico, por ejemplo; anduvimos con un practicante, dos maestros y una revolución basada en jóvenes. Todos eran militantes, combatientes, diplomáticos… jóvenes que han tenido en sus manos la tarea por la liberación del Sahara y que decidieron tomar las armas contra la colonización: la española primero, la marroquí y mauritana luego y, por último, la de Marruecos.
-¿Cómo fue el proceso de la RASD dentro de la Organización para la Unión Africana (OUA) y, después, en el seno de la actual Unión Africana?
Con los primeros reconocimientos en África, la diplomacia saharaui avanzó y pudimos ganar amigos, hasta que la OUA comenzó a tener dos grupos: el que estaba con la RASD y el que estaba con Marruecos. En 1982, el rey de Marruecos Hassan II prometió la realización de un referéndum para la autodeterminación del pueblo saharaui, algo que nunca tuvo la dignidad de aplicar hasta hoy. Recuerdo que, en ese año, se iba a realizar la cumbre de la OUA en Trípoli (Libia) pero, por culpa nuestra -de la RASD-, no llegaron a tener los dos tercios de quórum para que la cumbre pudiese tener lugar. Eso les obligó a trasladar directamente la sede de la OUA a Etiopía, donde se encuentra hasta el momento.
-¿Qué pasó cuando Marruecos se retiró de la OUA en 1984 y la RASD fue reconocida como miembro pleno?
Ese fue el momento en que se coronó el éxito saharaui dentro de la organización continental. Se pueden destacar dos cosas. Primero, la Resolución 104, por la cual la OUA reconoció a las dos partes beligerantes del conflicto: el Frente Polisario y el Reino de Marruecos. Esto fue importante porque, en una oportunidad, Marruecos jugó un papel enorme para absorber la identidad saharaui, negando que existiese una entidad saharaui, que el que tenía las armas en las manos era el pueblo saharaui. Intentó hundir nuestra revolución diciendo “no existe, el ejército saharaui está compuesto por vietnamitas, cubanos, argelinos…”; todo eso, intentando demostrar que nuestro ejército popular gigantesco no era real. Sin embargo, hemos podido demostrar a la opinión pública internacional que lo que estaba enfrente de Marruecos y que había podido utilizar las armas hasta de los propios marroquíes eran los saharauis. Lo segundo a destacar es que, finalmente, se produjo el reconocimiento a la RASD por parte de la OUA, a partir de haber ganado la mitad más uno de los votos de los países; por ello, según la Carta Africana, fuimos admitidos legalmente y ocupamos nuestra silla junto con los demás países africanos. A partir de ello, Marruecos salió de la OUA perdiendo y con la cabeza baja. Realmente fue un momento muy importante en el combate diplomático saharaui, porque sabíamos que era una cuestión justa y legal: las Resoluciones de las Naciones Unidas, en el marco del Consejo de Seguridad, la Asamblea General y el IV Comité de Descolonización, así como la Corte de La Haya, habían demostrado muy claramente el derecho del pueblo saharaui a combatir de modo legítimo para imponer su derecho a la libertad y la autodeterminación, tal como todos los países que lucharon en África, Asia y América Latina para lograr su independencia y soberanía.
-Después de ese logro, ¿cómo continuó el trabajo de la RASD dentro de la UA?
Este éxito en África no se estancó. La RASD fue uno de los países fundadores de la UA, es miembro del Parlamento Panafricano y tenemos cuadros que están trabajando actualmente como funcionarios de la UA en sus instituciones. En su última declaración al conmemorarse el 50º aniversario, la UA realmente consagró a la causa saharaui, a la RASD, a los mártires y líderes saharauis, manifestando una solidaridad muy fuerte, muy grande, que es una expresión de la solidaridad de los pueblos africanos con la justa causa saharaui. Incluso, condecoraron a Aminetu Haidar y citaron a El Uali Mustafá Sayed y a Bassiri entre los líderes y mártires africanos. Además, la UA decidió tomar en sus manos la cuestión saharaui y defenderla en los más altos niveles, tanto en el Consejo de Seguridad y la Asamblea general de las Naciones Unidas como en otras instituciones internacionales, para que Marruecos se incline ante la legalidad internacional.
-Esto pasó en 2013, en ocasión de los cincuenta años de la UA. Pero, antes, la posición de África (si bien fue siempre, en general, solidaria con la RASD), ¿no ha sido un poco “tibia”, carente de “agresividad” y sin jugarse por la cuestión saharaui en el plano internacional?
Creo que con los últimos pasos dados en el 50º aniversario, se han tomado posiciones concretas. Además, en cada cumbre siempre hay Resoluciones en favor de la implantación de la cuestión en las otras instituciones internacionales. También sabemos que, en estos momentos, África y la UA comienzan a superar sus dificultades; toda África ha sufrido el colonialismo y es sabido que las superpotencias todavía están jugando por sus intereses. Es el ejemplo de Francia, que pretende ser el dueño, que es miembro del Consejo de Seguridad: tiene muchos intereses en África y quiere tener el liderazgo africano como se ha visto en Libia, en Mali y en el centro del continente. Ese es el mismo que respalda al Reino de Marruecos y en el Consejo de Seguridad se pone en contra de los derechos humanos. Recordemos que, cuando EE. UU. iba a proponer la competencia en derechos humanos para la MINURSO, Francia estuvo detrás de que no se lograra. Por lo tanto, en algunos países de África, existe todavía la simpatía hacia Francia, quien puede imponer a esos países cualquier posición.
-Ese es el caso de los que hoy apoyan a Marruecos…
Absolutamente. Pero yo creo que, con la ubicación que la RASD tiene hoy en la UA y en el Parlamento Panafricano, nos sentimos mejor. Porque nos apoyan países como Sudáfrica, Nigeria o Argelia, que son de mucho peso; sumados a ellos, otros más con poder económico y político constituyen una mayoría del lado del Frente Polisario. Marruecos, hasta hoy, sigue lamentando su salida de la UA; actualmente no puede regresar sin aceptar sentarse al lado de la República Árabe Saharaui Democrática. Está haciendo todo, tocando todas las puertas para poder entrar de una manera u otra en África y hasta le momento no ha podido lograr lo que quiere. Marruecos está jugando con el tiempo; cree que, con el tiempo, el Frente Polisario y la RASD van a perder el campo…
-¿Y a la RASD no le juega en contra el factor tiempo?
Totalmente al contrario: cuanto más pasa el tiempo, nosotros ganamos más terreno y solidaridad a nivel internacional. Ahora ya no es solo en la UA sino en países como Japón, Corea del Sur, Nepal… entonces, la lucha se intensifica porque, como se sabe, Marruecos está procurando, por ejemplo, en América Latina, “limpiar” los trazos de la diplomacia saharaui y quiere ganar campo pero yo no creo que lo consiga. Marruecos siempre juega con los “sueños” y los “deseos” [de ciertas personas de los países en los que quiere ampliar campo] pero, entre los países de América Latina, si bien podemos citar uno o dos a los que Marruecos llegó a ganar, a engañar, los demás pueblos tienen la revolución en la mente porque han sufrido y tienen el sentido de la libertad y la dignidad y, sobre todo, se solidarizan con los pueblos en lucha en otras partes del mundo. Hoy en día, la cuestión saharaui está muy clara en América Latina. Tenemos Embajadas en México, Venezuela, Cuba, Uruguay… en muchos países que reconocen a la RASD y con los cuales mantenemos relaciones diplomáticas. Además, pedimos a los pueblos de países como la República Argentina, que intensifiquen su apoyo a nuestra justa causa. En la Argentina, la causa saharaui está logrando poco a poco visibilidad, al tiempo que se está trabajando a nivel oficial por el reconocimiento a la RASD.
-Volviendo a África, ¿Qué pasa con los países que hoy están en convulsión política y social como Libia, Egipto y Túnez? ¿Cuál es hoy la posición oficial de ellos respecto de la causa saharaui?
Usted sabe que últimamente existe esta ola conocida como “Primavera Árabe”. Por lo tanto, es muy difícil concretar cualquier posición, porque estos países tienen que, por lo menos, terminar de alcanzar los objetivos finales de sus situaciones. A pesar de ello, en Túnez tenemos un comité de solidaridad nuevo y eso es una gran victoria; hay organizaciones no gubernamentales que nos apoyan desde allí: personalidades influyentes, sindicatos, estudiantes, organizaciones humanitarias que han manifestado su solidaridad con la lucha del pueblo saharaui. En cuanto a los demás países, creo que la situación no es estable como para que puedan manifestar una posición.
-En un momento Ud. mencionó a las Naciones Unidas y sus Resoluciones. ¿Cuál es su opinión del rol que desempeñaron desde el alto el fuego en 1991 hasta hoy?
Ya se sabe lamentablemente lo que pasó. Se firmó el acuerdo entre Marruecos y la RASD, hubo cese del fuego… luego surgió el tema del padrón electoral [de los habilitados para el referéndum], el cual debía ser acorde con el censo español de 1974… la operación de identificación que la ONU tuvo en sus manos… Hasta el momento, la MINURSO sigue observando el cese del fuego y designó varios representantes del Secretario General para la cuestión del Sahara Occidental, siendo el último Christopher Ross, quien cada año presenta un informe al Consejo de Seguridad. El Consejo de Seguridad sigue ampliando el plazo de la MINURSO para que, por lo menos, los buenos oficios de las Naciones Unidas puedan encontrar una solución mediante las negociaciones. Además, Christopher Ross ha visitado los territorios ocupados y conoce perfectamente la situación humanitaria, la violación flagrante que Marruecos realiza sin cesar allí (torturas, prisioneros, Gdeim Izik), la Intifada de 2005 que dio un impulso muy fuerte a la revolución, ya que es un tiempo de “ni guerra ni paz”. Pero Marruecos impone barreras a cualquier progreso con la tentativa de su plan de “autonomía”, “descentralización” y de ser un “reino constitucional”. Ante todas estas contradicciones, la ONU y la UA están intentando llegar a encontrar una solución negociada pero Marruecos es intransigente y no quiere colaborar de una manera verdadera con el representante de las Naciones Unidas (al cual a veces ha bloqueado en su tarea) y no quiere aceptar el referéndum porque sabe que va a perder.
-¿Tiene esperanza en lo que puedan lograr las Naciones Unidas?
No sé… realmente no sé… Creo que están haciendo su trabajo. Pero no sé muy bien qué se puede esperar de las Naciones Unidas. Tengo miedo de que no lleguen a un resultado satisfactorio, a una solución negociada pero basada en un referéndum de autodeterminación para que el pueblo pueda elegir y expresar lo que quiere. Ya es tiempo de que la ONU realice más presión sobre Marruecos en el terreno institucional internacional, para obligarlo a inclinarse ante la legalidad internacional. Incluso, se puede llegar poner la cuestión bajo el Capítulo VII [de la Carta de la ONU] para imponer un embargo económico internacional sobre Marruecos para que reconozca su error y acepte la entrega de este territorio a sus dueños. Nosotros no podemos soportar más, no podemos continuar “de cortesía” con Marruecos. Es un adversario. Nadie reconoce actualmente que Marruecos es dueño de este territorio, ni siquiera administrativamente. El Departamento Jurídico de la ONU no se lo ha reconocido y no le permite explotar las riquezas sin que nuestro pueblo sea el primer beneficiario de ellas. Por tanto, yo creo que la Unión Europea, África y los Parlamentos e instituciones en el mundo, tienen que hacer múltiples presiones para imponer a Marruecos aceptar este derecho del pueblo saharaui a autodeterminarse.
-¿Y si eso no sucede?
Por eso decía que tengo miedo de que no se llegue a una solución negociada, que el mundo nos obligue a recoger las armas. En realidad, preferimos una salida pacífica y democrática, antes que enfrentarnos a otra cosa como vía para la liberación. Es el último territorio colonizado en África. Todo el continente está de acuerdo en que hay que eliminar el colonialismo. Días pasados, Armando Guebuza, presidente de Mozambique -en su discurso de fin de año ante el cuerpo diplomático y las instituciones especializadas- ha dicho que África ha tenido su independencia pero queda la República Árabe Saharaui Democrática, que es una preocupación muy grande para él y para el continente. Entonces, todos los africanos están preocupados por la resolución de este problema que es de derecho internacional: el derecho de los pueblos a la autodeterminación y a la independencia.
-Insisto. Entonces, ¿están dispuestos a tomar las armas?
Absolutamente. Todo el mundo escucha la voz de los jóvenes, por ejemplo. Hay parte de la juventud que no entiende estas cosas de la diplomacia. Quieren que su territorio se libere y vivir como todos los demás niños y jóvenes en el mundo: que su papá y su mamá vivan en sus casas, soberanos, libres, dignos, beneficiándose de sus riquezas que Marruecos (y la Unión Europea con él) está explotando ilegalmente. Quieren que el mundo, en vez de colaborar con Marruecos y empujarlo a hacer cosas indignas e ilegales, lo empuje hacia la legalidad internacional, la legitimidad y la independencia del pueblo saharaui. Ese es el deseo y la aspiración de todos nosotros: de nuestras mujeres, nuestros niños y nuestra sociedad. Somos un pueblo cuya única aspiración es tener nuestra soberanía nacional sobre nuestro territorio, en el marco de las fronteras heredadas del colonialismo. Tenemos un país muy rico y ese es nuestro problema. Nuestro territorio está lleno de minerales, de petróleo, uranio, recursos pesqueros… todo lo que desea el ser humano… Ese es nuestro problema: Marruecos quiere enriquecerse con las riquezas saharauis. Es un país musulmán, árabe, vecino, que debe dejar al pueblo saharaui que se autodetermine y se independice; allí estaremos dispuestos a unir mano con mano pero, antes que nada, la libertad. Estamos dispuestos a cooperar con Marruecos pero en el marco del respeto mutuo, del reconocimiento de nuestro derecho a la libertad, dignidad y soberanía nacional.
-Hay quien sostiene que el pueblo saharaui se autodeterminó el 20 de mayo de 1973, cuando comenzó la lucha contra el colonialismo español…
Ese día en el que estalló la primera operación, fue ya una autodeterminación del pueblo saharaui. Cuando vino una comisión visitadora de las Naciones Unidas, en 1975, para saber, conocer y descubrir lo que quería el pueblo saharaui, todos han afirmado: “viva el Frente Polisario”, “sí a la independencia”, “no a Marruecos”, “no a España”, “no a Mauritania”, a viva voz… Las aspiraciones del pueblo saharaui son legítimas, como las de todos los pueblos que luchan por su libertad.
Entrevista y fotos: Luz Marina Mateo
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