Ni el gas de Argelia, ni el petróleo de Libia, ni el canal de Suez en Egipto ni la posición geoestratégica de Siria, ni el petróleo de Irak o de Irán. El mineral o materia prima del que depende el futuro de la humanidad, no es ni el gas, ni el oro, ni el petróleo ni el platino, es el fósforo. De él depende que en un futuro podamos seguir alimentando a la humanidad.
El fósforo
Básicamente los fertilizantes tienen tres componentes. Nitrógeno, potasio y fósforo. Los tres son los nutrientes básicos en la agricultura. Concretamente el fósforo juega un papel esencial en la fotosíntesis, la formación de semillas y el crecimiento sano de las raíces. Sin fósforo en los fertilizantes adiós a la agricultura tal y como la conocemos desde hace cientos de años.
De los tres elementos comentados, los dos primeros son relativamente abundantes. El el caso del tercero, el fósforo, las cosas cambian. Su cantidad es limitada y se encuentra muy disperso. Además no se ha encontrado aún ningún tipo de sustituto ni artificial ni natural para el fósforo y su ampliación en los fertilizantes.
La cosa se complica además, porque con las reservas actuales estimadas de fósforo, muchos estudios estiman que en un periodo de 50-100 años el fósforo se empezará a agotar, poniendo en jaque a la humanidad. Sin fósforo, no hay fertilizantes, sin fertilizantes olvídate de la agricultura y sin agricultura intensiva no hay alimentos para todos.
Bueno si había una alternativa al fósforo, era el guano, ” la caca solidificada de los pájaros”, pero ya hace tiempo que las principales reservas de guano en Sudamérica se agotaron. Al ser el fósforo un recurso renovable se podría intentar utilizar nuestras deposiciones y orines para volverlo a utilizar para abonar los campos, pero de momento no parece una opción del todo viable para poder ser utilizada a niveles de agricultura intensiva. El principal problema del fósforo, no es que se agote, sino que a medida que se va utilizando se va dispersando por el mundo y van agotándose las concentraciones de fósforo que se pueden explotar de forma barata.
Marruecos
Además, para acabarlo de arreglar hay un país que controla el 30% de las reservas mundiales de fósforo y es el principal exportador internacional.
Este país es Marruecos. Si os preguntáis porque ha estallado la primavera árabe en Libia, Túnez, Egipto, o Siria y sin embargo Marruecos se ha mantenido totalmente estable viendo ahora la importancia que tiene el fósforo podéis empezar a entender que haya fuertes intereses internacionales para que Marruecos no se toque.
Desde hace unos años tanto EEUU como China decidieron prohibir las exportaciones de sus reservas de fósforo. Las consideran algo más que estratégicas. Pero para poder conservar las reservas de fósforo que tienen en su país necesitan a alguien que sea un exportador masivo de fósforo al que puedan comprar. Y ese alguien y el único país que puede cumplir hoy en día con ese papel es Marruecos.
Ahora quizás también entenderéis porque nadie presta mucha atención a la causa Saharaui. Entenderéis también las buenas relaciones de EEUU, China y Francia con Marruecos y comprenderéis que nadie se puede permitir el experimento de dejar en manos de los saharauis un bien tan estratégico a nivel mundial como el fósforo.
El futuro de la humanidad, está en el Sahara Occidental, donde están las principales minas de fósforo del mundo. Marruecos tendrá estabilidad siempre y cuando siga garantizando que el flujo de fósforo a EEUU y China. Tened en cuenta que cada tonelada de fosfatos produce 130 toneladas de cereal.
En total 5 países producen el 90% de las fosfatos mundiales. EEUU y China que sólo las reservan para su consumo interior y han prohibido de facto su exportación y después le siguen Marruecos, primer exportador mundial, Sudáfrica y Jordania.
España y la riqueza perdida
Aunque ya es sólo una anécdota, el caso es que vale la pena recordar, que en su momento el Sahara Occidental fue español. Fuimos los españoles, los que descubrimos en pleno desierto la que hoy es la principal mina a cielo abierto de fosfatos. Nos referimos a Bou Craa, construida en los años 60 por los españoles.
Si observáis la primera imagen de Google Maps que os adjuntamos, veréis como el satélite detecta una delgada y larga línea blanca que va de donde está la mina de Bou Craa hasta el mar. Es, con una longitud de 100 kilómetros, la cinta transportadora más larga del mundo, construida por los españoles en los años 60 y que transporta por el desierto los fosfatos que se sacan de Bou Craa para ser embarcadas rumbo al resto del mundo.
Vista más cercana de la mina de Bou Craa
Se estima que cada año se extraen en el mundo unas 170 millones de toneladas de fosfatos (Bou Craa provee 2,4 millones de toneladas), y se estima que puede generar al año unos 1.800 millones de dólares. Obviamente está controlada por una compañía “real” marroquí, la Office Cherifien des Phosphates, así que no es de extrañar que el Rey de Marruecos nos reciba siempre con cordialidad. Le descubrimos los fosfatos en el desierto, le construimos la mina y luego se la entregamos.
Tenéis un interesante artículo sobre Bou Craa en Yorokobu
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