¡SAHARAUI, SAHARAUIA, EIDA FEIDAK LILHURRIA! (tu mano junto a la mia hasta la libertad) ¡Rompamos el bloqueo informativo. Derribemos el Muro de Silencio! ¡LABADIL, LABADIL, AN TAGHRIR ALMASSIR! (No hay otra opcion que la autodeterminación)

EL SÁHARA DE LOS OLVIDADOS اِل ساارا دي لوس اُلبيدادوس




"Háblale a quien comprenda tus palabras"
"Kalam men yafham leklam"

La juventud saharaui bascula hacia la diplomacia del fusil

Son la semilla del futuro, pero en la Hamada argelina, el lugar más hostil de la tierra, no crece nada. Ingenieros, periodistas, gente con idiomas y capacidad para levantar un país debe elegir entre abandonar a su familia por una buena vida en la diáspora, levantarse en armas o seguir esperando en un desierto yermo en vida y oportunidades. Todos coinciden en lo mismo: «Estamos hartos».

Omar Slama, la diáspora
Omar tiene 24 años vive en el País Vasco desde que tenía ocho años, se quedó con la familia que le acogió en el programa vacaciones en paz. «Me considero un privilegiado», asegura. Entre sus amigos se le conoce como «el lehendakari», se ríe cuando recuerda aquel día en que le metieron en los calabozos por pensar que tenía vínculos con ETA.
Habla en un perfecto castellano, pero también conoce el euskera y el inglés. Como buen estudiante de empresariales va siempre de punta en blanco: camisa planchada con dos botones abiertos, y bien perfumado. A estas alturas Omar tiene más de español que de saharaui. Trabaja como comercial para una empresa española y regresa a los campos cada pocos meses. «Cada vez que regresas notas el estrés, el no poder más, cada vez son más los jóvenes que piensan en romper con el “status quo”, ningún ser humano puede aguantar aquí durante mucho tiempo».
Salka Jalid Samdi
Salka vive en el campo de refugiados de Dajla (Argelia) con su familia. A pesar de las duras condiciones de vida que soporta rara vez pierde la sonrisa. Tiene 24 años y como hacen muchos jóvenes está tomando un año sabático antes de empezar a estudiar periodismo. Hija de una maestra de escuela y un policía ha estudiado en el taller de costura en Dajla. Como todas las niñas saharauis que viven en los campos está escolarizada desde los cuatro años en una escuela mixta. Gracias al islam moderado del pueblo saharaui tiene las mismas oportunidades que cualquier chico. «Si quisiera podría servir en la Policía como hace mi padre».

Fadili Sidat
Fadili tiene 28 años y vive en el campo de refugiados de Dajla. Forma parte de la plataforma Gritos Contra el Muro, una brigada que organiza manifestaciones frente a la pared de más de 2.000 kilómetros que separa el Sáhara ocupado del Sáhara liberado. El terreno que pisan esconde siete millones de minas.«Nos jugamos la vida por la patria», afirma con vehemencia. Su organización se basa en actuaciones pacíficas: «Queremos dar visibilidad a este muro para un mundo que está ciego y sordo». Fadili pertenece a ese grupo de jóvenes, cada vez más abundante, que apuesta por regresar a las armas si no consiguen soluciones: «Iremos a la guerra en el próximo año si las cosas no cambian. Cada día somos más los que no creemos en la paz».

Por Eva Pastrana

Fuente: abc.es


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