Abdellahi Eljarshi, fallecido antes de ayer por la explosión de una mina antipersona, en la zona conocida como El Madelshiat, a 50 km al Este de la ciudad costera de Bojador, al Noroeste del Sahara Occidental y a 180 km de su capital, El Aaiún, pastoreaba a sus cabras cuando pisó una mina. No estaba solo, un familiar le acompañaba y fue quién dio la voz de alarma y se preocupó de la recuperación del rebaño, que huyó despavorido con la deflagración. Estaba muy alejado de la zona de pastoreo habitual, demasiado cerca del muro marroquí en el Sahara Occidental. Nadie se acerca allí…
Recuperado y evacuado el cuerpo sin vida del joven de 31 años por una patrulla de la Gendarmería marroquí, fue trasladado al hospital Hassan II de El Aaiún, donde ayer le fue practicada la autopsia por indicación del Procurador General. Pese a que los padres de Abdellahi, Fátima Ment Ibrahim y Ahmed Eljarshi, no estaban de acuerdo con esta práctica, al considerar que “la mina ha bombardeado su cuerpo y no hace falta saber más”, lo cierto es que la autopsia es un procedimiento legal absolutamente necesario para una correcta certificación de la causa de la muerte del joven saharaui y para poder aportar la documentación formal para que sea incluido en el registro oficial de víctimas por accidente de mina, que anualmente las autoridades marroquíes y del Frente Polisario han de entregar para el cómputo que se registra en el Informe Monitor y en el registro que la MINURSO aporta al Consejo de Seguridad de la ONU.
El cuerpo de Abdellahi ya ha sido entregado a la familia, quienes podrán proceder a celebrar su entierro en Bojador. Descanse en paz.
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