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EL SÁHARA DE LOS OLVIDADOS اِل ساارا دي لوس اُلبيدادوس




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El Consejo de Seguridad de la ONU demora la resolución del conflicto del Sahara Occidental

Emilio Cárdenas
El Consejo de Seguridad de la ONU acaba de extender -una vez más- el mandato de la Minurso, la misión de paz que tiene por objeto, presuntamente, realizar en algún momento un referéndum de “auto-determinación” que decida el futuro del Sahara Occidental. En él debieran votar los saharauis, esto es solamente aquellos que pertenecen al verdadero e indiscutible “pueblo originario” del Sahara Occidental.
No la población “importada”, entonces.

El referéndum ha sido postergado una y otra vez, beneficiando así a Marruecos, que está en posesión ilegal del territorio, la que naturalmente no ha sido reconocida por los miembros de la Unión Africana. Lo que sucede perjudica enormemente al pueblo saharaui, buena parte del cual está obligado a vivir en campamentos de refugiados.

El pueblo saharaui está representado por el llamado “Frente Polisario”, fundado en 1972. Al año siguiente, inició sus actividades guerrilleras, apoyado inicialmente por Libia, en procura de la independencia del Sahara Occidental. En 1974, España, la potencia colonial, propuso decidir el futuro del territorio mediante un referéndum. Esto movilizó al rey Hassan, de Marruecos, que apenas había podido sobrevivir dos intentos de golpe militar, en 1971 y 1972. Primero logró que España pospusiera su referéndum y luego, que desistiera de convocarlo.

Ante la decisión española de salir del Sahara Occidental, las Naciones Unidas enviaron -en octubre de 1975- una misión que concluyó acertadamente que la mayoría del pueblo del Sahara Occidental apoyaba “manifiestamente”, la independencia del mismo.

En paralelo, la Corte Internacional de Justicia, también en octubre de 1975, determinó que “no existe lazo territorial de soberanía entre el territorio del Sahara Occidental y el Reino de Marruecos o Mauritania”. Las ambiciones de estos dos últimos países de anexar el Sahara Occidental debieron entonces haber quedado sepultadas, para siempre. Pero no fue así.
Mauritania terminó desistiendo de sus reclamos soberanos. Pero Marruecos, en cambio, invadió con 200.000 personas, en noviembre de 1975, el territorio del Sahara Occidental. Unilateralmente. Con una conducta desafiante.

España capituló y abandonó el territorio. De inmediato, el “Frente Polisario” se movilizó militarmente y comenzó una larga guerra contra Marruecos. En 1976, el “Frente Polisario” proclamó la independencia del Sahara Occidental. La guerra contra Marruecos, desigual, se mantuvo por varios años. El “Frente Polisario” fue apoyado por Argelia.

En agosto de 1988 el Secretario General de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, propuso un cese el fuego, a ser seguido por un referéndum o plebiscito. Lo primero ocurrió, pero el referéndum o plebiscito jamás se realizó. Marruecos, con la ayuda valiosísima de Francia, lo descarriló una y otra vez y transformó en una propuesta en la que el referéndum decidiría no respecto de la independencia del territorio, sino solo sobre su autonomía, dentro del Reino de Marruecos.

Décadas han pasado ya y el “Frente Polisario” sigue esperando. Pacientemente. El referéndum no se ha realizado y tiene realmente pocos visos de ser posible, en lo inmediato al menos. Mientras tanto, el cese el fuego ha sido sustancialmente respetado. Pero, en el Sahara Occidental, los derechos humanos de los saharauis han sido y siguen siendo reiteradamente violados y cercenados. Y sus reclamos de independencia reprimidos con inusual violencia por las fuerzas de seguridad marroquíes.

De alguna manera, las Naciones Unidas han aparentemente decidido “flotar” sobre este tema, sin animarse a tratar de resolverlo. Como debiera ser. El proceso de negociaciones entre las partes cuya última etapa se iniciara en abril de 2007 está empantanado.

El enviado personal del Secretario General, Christopher Ross, luce desalentado y cansado por la falta de progreso en el tema a su cargo. Los llamados de varios Miembros no Permanentes del Consejo de Seguridad en el sentido de dinamizar las negociaciones han caído y siguen cayendo en saco roto.

Mientras tanto, el “Frente Polisario” espera y la juventud saharaui comienza a evidenciar una creciente impaciencia. No sin razones. Mientras la situación no se resuelva, carecen de futuro y su orgullo es herido en cada renovación de la operación de paz en la que no se avanza, en ningún sentido. Y lo saben bien, puesto que son las principales víctimas de lo que sucede.

Argelia sigue apoyando fundamentalmente al “Frente Polisario”, con un endoso político y económico sin el cual el regreso a la violencia presumiblemente hubiera sido ya una realidad. Pero es incapaz de empujar hacia adelante a la negociación empantanada. Lo cierto es que cada vez se tiene menos en cuenta al “Frente Polisario”, lo que es, a la vez, peligroso e inaceptable. La frustración se está apoderando, paso a paso, de aquellos que viven en los campos de refugiados y crece el temor de que su paciencia tenga un límite. Particularmente con relación a los jóvenes.

Para Marruecos, el límite de cualquier referendo es una decisión que, como hemos dicho, tiene que ver con la “autonomía” del territorio. El “Frente Polisario” insiste -desde el vamos- en votar sobre una posible “independencia”. Muy distinto. Pero, por el momento, no hay conversaciones directas. Y la situación en materia de derechos humanos en el Sahara Occidental sigue deteriorándose.

La crisis del Sahara Occidental -reiteramos- se arrastra desde hace demasiado tiempo, sin resolverse. Marruecos parece creer que esto consolida y afirma  su presencia en el territorio en disputa y que de alguna manera está haciendo que el reclamo saharaui se evapore.

Para el “Frente Polisario” la cuestión es muy distinta. El continuado paso del tiempo tiene un serio peligro: que las presiones de aquellos que, ante el fracaso del proceso de diálogo se inclinan por volver a la violencia, comiencen a tener mayor eco entre los saharauis que el que han tenido hasta ahora. Porque existe frustración y, como se ha dicho, la paciencia de todos tiene un límite. De allí que seguir “estirando” el tema, como si no hubiera límites para esa estrategia, tiene como peligro cierto el indeseable regreso a una eventual confrontación armada entre Marruecos y el “Frente Polisario” en momentos en que el norte de África se ha llenado de violencia, incluyendo la provocada por grupos de andar fanático e irracional. Todo un tema.

Por Emilio Cárdenas
Ex embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas

Fuente: Diario La Prensa / VSOA


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