Marruecos quiere impedir el posible reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) por parte del Gobierno de Suecia y para ello le ha dado una patada en el… mueble de Ikea, dejando en suspenso una inversión de 40 millones de euros de la compañía sueca y un gran número de puestos de trabajo.
El 29 de septiembre estaba prevista la puesta en marcha de una tienda de 27.000 metros cuadrados, sobre la que el 15 de mayo de 2015 la página Web de Ikea Marruecos publicó: “La marca sueca dará un pequeño impulso al mercado de trabajo ya que esto va a generar 400 empleos directos, además de más de 1.000 puestos de trabajo indirectos”.
Pero la apertura fue cancelada por el Gobierno marroquí por no disponer de “certificado de conformidad”. Ikea Marruecos, que el día anterior presentó las instalaciones a la prensa, dijo que la anulación fue decidida por ellos para terminar algunos aspectos necesarios para cumplir todos los requisitos que solicita la dirección en Suecia.
Aunque lo del “certificado de conformidad” es la “razón oficial”, desde el medio digital marroquí Le360, al que se atribuyen fuentes cercanas a las más altas instituciones marroquíes, se ha señalado que la realidad de la paralización de la tienda de Ikea es una “represalia” por el proyecto del Gobierno socialdemócrata sueco de reconocer a la RASD, y así lo comunicó el Jefe del Gobierno marroquí, Abdelilah Benkirane, a representantes de los nueve principales partidos políticos parlamentarios.
Los partidos, cuatro de la coalición gubernamental y cinco de la oposición, coincidieron en defender la soberanía marroquí sobre el Sáhara, incluso por medios económicos, y en enviar urgentemente una misión a Estocolmo para defender la posición marroquí.
El Parlamento sueco aprobó en 2012 reconocer a la RASD
La causa saharaui tiene amplio respaldo en Suecia, país al que viajan con frecuencia delegaciones saharauis y donde hay una representación permanente del Frente Polisario, fundador de la RASD.
El Parlamento sueco aprobó el 5 de diciembre de 2012 una moción en la que pedía a su Gobierno el reconocimiento de la RASD y que trabajase en el seno de la Unión Europea para que otros países siguiesen su ejemplo, a la vez que apoyaba el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. El Ejecutivo sueco de entonces, presidido por el conservador Fredrik Reinfeldt, rechazó la moción.
El Ministerio saharaui de Asuntos Exteriores de la RASD calificó en aquel momento de “histórica" la decisión del Parlamento sueco y dijo que significaba que la comunidad internacional ya no admitía “la dureza de la ocupación marroquí, su rechazo a la ley internacional y la ocupación de gran parte de la República Saharaui, país miembro de la Unión Africana y reconocida por más de 80 países de todo el mundo".
En Madrid hubo ante la sede de la embajada de Suecia una concentración de agradecimiento formada por integrantes del movimiento solidario con el Sáhara Occidental, miembros del Frente Polisario, así como representantes de organizaciones sindicales y de Derechos Humanos. El Ministro Consejero de la Embajada, Anders Carlsson, y el Primer Secretario, Johan Rydberg, recibieron a una delegación que les entregó una carta dirigida al entonces presidente del Parlamento sueco, Per Westerberg.
La buena relación de Suecia con la causa saharaui la puso de manifiesto el pasado agosto el primer ministro sueco, el socialdemócrata Stefan Löfven, quien dijo a una delegación de jóvenes saharauis que participaba en el 38 Congreso de la Juventud Socialista de Suecia que su Gobierno “está en proceso de un estudio profundo para determinar las vías que contribuyan a acelerar la búsqueda de una solución pacífica y duradera para el conflicto del Sáhara Occidental”. Reiteró, además, el apoyo de su país al derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación, según la agencia Sáhara Press Service (SPS).
La cuestión del Sáhara Occidental es causa de diferencias entre Estocolmo y Rabat, como las críticas de la diplomacia sueca a los acuerdos de pesca de la Unión Europea con Marruecos, por los que los pesqueros europeos, especialmente españoles, puede faenar en aguas del Sáhara.
Otro caso de fricción ocurrió a primeros de noviembre de 2009, cuando el Gobierno marroquí expulsó a la diplomática sueca Anna Block-Mazoyer por facilitar a activistas saharauis lo que aseguraron era un documento oficial marroquí -un folleto con argumentos sobre el carácter marroquí del Sáhara- cometiendo una "falta grave" y un "error profesional inadmisible" según el Ministerio de Exteriores marroquí. El folleto fue entregado por el Ministerio de Exteriores el 9 de octubre a las representaciones europeas en Rabat.
Precisamente en noviembre de 2009 Suecia concedió al activista saharaui Brahim Dahane, presidente de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones Graves de los Derechos Humanos (ASVDH), el premio “Per Anger" de Derechos Humanos, que fue recogido por su hermana, de la mano de la ministra de Cultura sueca, ya que él se encontraba en prisión.
El 8 de marzo pasado las autoridades marroquíes expulsaron de El Aaiún a las activistas suecas Julia Friden y Josefina Hasselberg, que se encontraban en la capital del Sáhara Occidental para evaluar la situación de los Derechos Humanos, especialmente la de las mujeres saharauis con ocasión del Día Internacional de la Mujer. Fueron obligados a subir a un vehículo de los servicios de inteligencia y llevadas a la ciudad marroquí de Agadir.
Fuente: elespiadigital.com
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