Isel es profesora en la Escuela de Enseñanza Media Simón Bolívar, en Smara. En ella se imparten ya tres cursos en modalidad bilingüe árabe-castellano, mediante profesorado saharaui y cubano.
El Bubisher, que en cada una de sus tres emplazamientos (Smara, Ausserd y Bojador) acude cada día lectivo a una escuela de primaria, convirtió hace tres años en objetivo estratégico el Simón Bolívar, y visita todos los días el centro para hacer animación a la lectura y la escritura, así como préstamo de libros y colaboración en la organización de la biblioteca de centro.
No cabe duda de que todos los que participamos de una u otra forma en el mundo de la enseñanza estamos de acuerdo en que contar con una biblioteca es una necesidad de vital importancia.
En el caso del Sáhara Occidental, en sus campos de refugiados, con su población en el exilio, pero con sus jóvenes en edad escolar, esta necesidad es aún más acusada.
No es fácil, en las condiciones de vida y precariedad de un campamento, garantizar la convivencia de los elementos imprescindibles para que la biblioteca funcione: una buena colección de libros, adecuados a las edades y conocimiento de la lengua de los alumnos, un espacio cómodo y suficiente, y los mediadores necesarios. Sin todo eso, no sería posible pensar en que la lectura fuera aquí uno de los ejes trascendentales de la enseñanza. Y en ello estamos, aunque no sea fácil proporcionar todas esas necesidades.
Si se me pregunta cómo se forma una biblioteca escolar que se pueda convertir en el centro de la escuela, primero hay que pensar en cuál es la realidad, y cuál el lugar simbólico y real de cada biblioteca en cada institución. Más allá de la absoluta necesidad de normas que garanticen la existencia de las bibliotecas, es imprescindible la presencia de maestros bibliotecarios al frente de ellas para el desempeño pedagógico de las escuelas.
Si todos sabemos lo difícil que es acercar la lectura a las escuelas, aún lo es más en un pueblo beduíno que, por su tradición nómada, no conoce lo magnífica que puede ser para abrir la puerta y poder “conquistar” el mundo.
Pero gracias a nuestro querido bibliotecario, Hama, y su magnífico compañero Brahim, bibliotecario y cuentacuentos del Bubisher, hemos preparado ese arma imprescindible para el progreso de la enseñanza. Y desde aquí, en mi nombre y en el de todos los compañeros, profesores de la escuela Simón Bolívar, agradezco la ayuda que nos ha ofrecido y nos ofrece la biblioteca Bubisher de Smara, su personal, su proyecto, para acompañarnos en nuestra lucha por un Sáhara libre y culto.
Isel
Fuente: bubisher.org
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