Me preocupa y mucho que esta situación de estancamiento perdure tras cuarenta largos años. "Resistid, no perdáis la esperanza, la lucha pacífica es la única que tiene salidas", les decían quienes entonces gozaban de una democracia recién estrenada.
¿Cómo les cuento yo ahora a mis padres y a todo mi pueblo que resistan, que sigan, que continúen dependiendo de la ayuda humanitaria internacional? No lo sé, y me temo que tengo que ensayar más de una vez para hacerme con la fórmula perfecta, para que sea al menos creíble y para que ellos no se rindan y sigan, más que nada.
Ni la ONU está por la labor, ni España apoya, ni tampoco Francia empuja; todo son excusas baratas que no hacen más que obstaculizar una vez más el proceso de un sueño anunciado. Del famoso referéndum les hablo, les hablan de todo y no dicen nada. Ahora vamos todos, en amor y compañía, y miramos a los propios refugiados saharauis y les hablamos de “Liberté, égalité, fraternité”, a ver quién se atreve.
Que no, que no, que el telón se ha cerrado, que del sueño han despertado, que todo lo que tiene un principio, tiene un fin. Y los saharauis están, y estamos, preparados para todo, incluso para abandonar el desierto y tomar riendas sueltas de lo que tanto hemos anhelado. ¿Y si ahora fuera el momento?.
Por Benda Lehbib
Foto: Sergio Caro
Fuente: elperiodico.com
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