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Marruecos, más allá de Casablanca y los bellos discursos

La mítica versión cinematográfica de Casablanca, donde se erige la Mezquita Hassan II, el templo más alto y segundo más grande del mundo, refuerza la imagen imperial de un Marruecos que regresa a la Unión Africana. Foto: TripAdvisor

Por Darcy Borrero Batista / granma.cu

Marruecos es, para muchos, la reminiscencia de un viejo amor, representado por Ingrid Bergman y Humphrey Bogart en el cuadro cinematográfico de Casablanca, donde lo mismo se tocaba jazz a piano limpio, que se entonaba con pasión el himno de la Marsellesa; o el sitio donde se recibían salvoconductos tras la Segunda Guerra Mundial. Por eso Marruecos podría conservar el rostro paradisiaco que le regaló el cine hace muchos años y que, convertido en clásico, aún recuerdan los cinéfilos.

Sin embargo, más allá del celuloide, existe un país cuyo sistema sociopolítico se corresponde con las monarquías constitucionales. Allí, justo debajo del Mediterráneo, donde se toma el té a todas horas, manda un rey llamado Mohammed VI de Marruecos.

Este rey, en nombre de su país y en un acto calificado de «responsabilidad histórica» la  semana pasada volvió a ocupar su asiento, no sin cierta reticencia de algunas naciones, en la Unión Africana (UA), el organismo regional —sustituto desde el 2001 de la Organización para la Unidad Africana (OUA)— que integra a las 55 naciones de ese continente.

De acuerdo con medios de prensa locales, en su mensaje ante la reciente Cumbre de la UA, el monarca, además de referirse a las contribuciones de Marruecos en materia migratoria interna del continente, así como con becas y planes de estudio para ciudadanos africanos, expresó que «mi país ha optado por el camino de la solidaridad y de la paz; reiteramos nuestro compromiso a favor del desarrollo y de la prosperidad del ciudadano africano».

Desde la edición anterior, en Ruanda, el jefe de Estado marroquí se había pronunciado por dejar de mantener en África los conflictos de otras épocas porque «van a contracorriente del sentido de la historia» y recordó que su abuelo, el rey Mohammed V, junto a los mandatarios Gamal Abdel Nasser, Ferhat Abbes, Modibo Keita, Sekou Touré y Kwame N'Kruma, reunidos en 1961 en Casablanca, puso las bases para una «África emancipada e integrada».

No obstante, habría que recordar los motivos por los que este país del litoral norte africano, abandonó el organismo multilateral del cual fuera fundador. Podría resumirse en la expresión Sahara Occidental, un pueblo que lucha por su libertad ante la ocupación ilegal de Marruecos.
En ese sentido, sitios como el InfoMarruecos y el rotativo La Estrella de Panamá, han aludido al hecho de que Marruecos no renuncia a sus «derechos sobre el Sahara» al reintegrarse a la UA. «Con la legitimidad histórica y jurídica de la soberanía sobre sus provincias del sur recuperadas de manos del poder colonial español en 1975, Marruecos puso en marcha desde el 2007 una amplia autonomía para el Sahara como respuesta a un referendo de autodeterminación que resulta inviable y ha perdido vigencia ante las actuales realidades geopolíticas y económicas», decía La Estrella...

HABLANDO DE QUÉ DERECHOS
Más allá de los falaces derechos de que presume Marruecos, expertos en el tema sostienen que «el gobierno y la población de la última colonia africana, víctima de la ocupación de Marruecos desde 1975, mantienen su demanda esencial de soberanía, pero, ante la posible postergación de esta, reiteraron su disposición a regresar a las armas que abandonaron en 1991 mediante un armisticio de la ONU», como expresó desde este diario el periodista Antonio Paneque Brizuela, a la vez que proyectaba la importancia de la cumbre en relación con el debate saharaui por el fortalecimiento de su presencia política en la UA y por la pretensión (ahora realidad) marroquí de retornar al organismo.

Lo cierto es que Rabat desertó del bloque en 1984 por voluntad propia, en represalia por el ingreso saharaui en 1982, producido tras la fundación del Frente Polisario en 1973 y la incesante batalla de este último por la independencia de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), calificada de fantasmagórica por los marroquíes.

¿Pero ese es el origen del conflicto? No exactamente. La historia registra, hace más de cuatro décadas, una de las páginas más oscuras de España, al no cumplir con sus compromisos internacionales sobre la descolonización de su última colonia.

El 14 de noviembre de 1975 —según lo fechan los historiadores— España, Marruecos y Mauritania, firmaron en Madrid los acuerdos más vergonzosos de su historia, a través de los cuales, tras haberse liberado del colonialismo español, los territorios del Sahara Occidental fueron entregados a Marruecos y a Mauritania, en contra de las resoluciones de la ONU y del dictamen del Tribunal Internacional de Justicia, que con claridad expresaba: la Corte llegó a la conclusión de que los elementos e informaciones puestos a su disposición, no demostraban la existencia de ningún vínculo de soberanía territorial entre los territorios del Sahara Occidental por una parte y los territorios de Marruecos o el complejo mauritano por la otra.

EL RETORNO DEL REINO A LA UA Y SUS IMPLICACIONES
Varias son las razones que podrían explicar el regreso de Marruecos a la UA, sobre la base de los beneficios que aporta a ese país el vínculo con el resto de África. El Sahara Question indica que existen puntos claves para entender cómo Marruecos hace de la dinámica interafricana una base esencial de su política exterior, debido al enfoque global e integrado de sus relaciones con el resto de los países.

Si se toma como referencia el discurso pronunciado por el Rey Mohammed VI, se infiere su voluntad de acercamiento al bloque y el marcado beneficio que este podría traerle al continente, según pretende acentuar él: «a pesar de los años en que estuvimos ausentes de las instancias de la UA, nuestros vínculos, que jamás se rompieron, guardaron toda su fuerza, y los países africanos hermanos siempre han contado con nosotros…».

Mencionó la contribución de la alianza a la estructuración de un mercado regional de la electricidad, constituyendo una fuente sustancial de energía al servicio del desarrollo industrial, y mejorando la competitividad económica y acelerando el desarrollo social. En el marco de proyectos tendentes a mejorar la productividad agrícola y a favorecer la seguridad alimentaria y el desarrollo rural —dijo— se han establecido unidades de producción de fertilizantes con Etiopía y Nigeria, cuyos beneficios se extenderán al conjunto del continente.

«La retirada de la OUA fue necesaria: ello permitió que la acción de Marruecos haya vuelto a centrarse en el continente, mostrando cuán indispensable es África para Marruecos, así como Marruecos para África», puntualizó. Sin embargo, ¿esto es realmente así? Para el jefe de Estado sudafricano, Jacob Zuma la decisión de la Unión Africana (UA) sobre el reingreso de Marruecos al organismo continental fue «difícil pero necesaria», según el canal SABC. Su posición, y la de otros gobiernos del área, tiene que ver con la idea de que Marruecos haya entrado en la UA para intentar, desde dentro, debilitar la lucha de la organización en favor del Sahara Occidental. Al propio tiempo, el reingreso de Marruecos al organismo, que tiene entre sus objetivos, como parte de su acta constitutiva la defensa de la soberanía, la integridad territorial y la independencia de sus estados miembros, es un acto de reconocimiento de la República Saharaui. En eso coinciden los analistas y, una importante noticia al respecto circuló este miércoles: «Saharauies dispuestos a negociar con Marruecos fin de la ocupación», rezaba una nota de PL en la cual se exponía que el ministro de Asuntos Exteriores de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Salem Uld Salek, ofreció declaraciones sobre la disposición de su gobierno para tratar con Marruecos el fin de la ocupación de Rabat en territorio saharaui. Las negociaciones se basarían en el respeto al derecho del pueblo saharaui a su autodeterminación, añadió el Canciller de acuerdo con la información.

Aunque la cumbre concluyó hace apenas unos días, el retorno de Marruecos al bloque deja un sabor agridulce. La realidad es que la República Saharaui no puede tomar siempre la iniciativa como lo hacía la gran Ingrid Bergman. La paciencia del pueblo —como dijo a PL hace unos días el ministro de la RASD para Latinoamérica y el Caribe, Omar Mansur— fue hasta ahora grande, pero está a punto de agotarse. Ahora le corresponde a Marruecos, ya que se integra en una organización que busca defender la soberanía, la integridad territorial y la independencia de la República Saharaui.

Esperemos que con su bello discurso (pronunciado por Mohammed VI) sobre la unidad de África, la influencia en el continente del Marruecos en desarrollo y la avalancha de la agenda del hambre y la pobreza, no se diluya el tema de la República Saharaui —lejísimo de ser un fantasma— en la agenda interregional.


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