¡SAHARAUI, SAHARAUIA, EIDA FEIDAK LILHURRIA! (tu mano junto a la mia hasta la libertad) ¡Rompamos el bloqueo informativo. Derribemos el Muro de Silencio! ¡LABADIL, LABADIL, AN TAGHRIR ALMASSIR! (No hay otra opcion que la autodeterminación)

EL SÁHARA DE LOS OLVIDADOS اِل ساارا دي لوس اُلبيدادوس




"Háblale a quien comprenda tus palabras"
"Kalam men yafham leklam"

Yo voy, quiero que vayas…

Imagen de archivo

Por Benda Lehbib Lebsir / Fotografías: Denis Morín López / Fuente: 1saharaui

No se puede tumbar a quien nunca se rinde

Quiso el destino que este año el 14 de noviembre cayera en martes, día de la semana en el que, si no recuerdo mal se cumplirían 42 años del famoso acuerdo de Madrid. Nada que celebrar. También quiso el destino, o llámenlo como prefieran, que aquel año, hace hoy cuatro décadas, se considerase hoy, el día más negro de la historia de España.

Pongámonos en situación: la firma en Madrid no es más que el acuerdo por el que el último gobierno Franquista decidió la entrega del Sáhara Occidental a Marruecos y a Mauritania, una de las páginas más negras de la política exterior de un régimen agonizante, como el dictador que lo encarnaba. Con la firma del Acuerdo Tripartito, España no solo dejaba de cumplir su papel histórico de facilitar la Autodeterminación de un territorio no Autónomo bajo su administración, culminación lógica de cualquier labor colonizadora, sino que aviesamente ponía a un pequeño pueblo —el “noble pueblo saharaui”, así calificado por las más altas instancias del régimen— en manos de unos países vecinos decididos a anular su identidad y a anexionarse el territorio por la fuerza.

Además, los acuerdos de Madrid constaban de una declaración de principios tripartita que serviría para instrumentar la entrega del territorio a Marruecos y a Mauritania, y de unos acuerdos-marco en materia de pesca y de cooperación económico-industrial. Estos últimos constituían en teoría la contrapartida por la entrega del territorio, pero se convertirían en puro papel mojado por falta de desarrollo. Cuatro décadas después y los saharauis siguen divididos por el muro más grande del mundo; “Muro de la Vergüenza”.

Si me permitís; os confesaré que en muchas ocasiones; siento rabia, frustración y un enfado profundo al sentir que este mundo sigue sumido en un caos y un sinsentido que sólo nos reporta dolor y angustia. Que no todo vale y que basta ya de sufrimiento gratuito. Hagamos de una vez que se nos escuche, que se tomen medidas, que inicien las negociaciones que hagan falta, pero que se inicien ya.
Porque como decía mi amigo Mohamed Ali de tan sólo 22 años “El día menos esperado, iremos a la guerra, y si ganamos recuperamos nuestra tierra, y si perdemos hablarán de nosotros” Insisto, de tan sólo 22 años.


Ahora, os preguntareis ¿el porqué de todo esto? Muy sencillo; mientras un sábado cualquiera muchos nos reuniríamos con amigos en torno a una pantalla de televisión para disfrutar del fútbol y la buena compañía, otros, a cientos de kilómetros, llevan cuatro décadas en el absoluto abandono. Sin embargo, familiares de esos mismos, viven bajo la ocupación marroquí (violaciones, secuestros, asesinatos, etc.) día sí y día también. Por eso; os invito desde aquí a participar en la manifestación estatal el próximo sábado 11 de noviembre. ¡No se queden en casa!.


Y hasta aquí mi reflexión de un domingo cualquiera. La historia de un pueblo que quiere ser libre. El trago amargo que hace que más adelante saborees las cosas de otra manera. La hoja llena de tachones y frases inconexas que nunca debieron ver la luz.

Al final, no es más que la necesidad de todo ser humano de querer que pasen cosas, a toda velocidad, sin darnos cuenta que, en la mayoría de las ocasiones, las cosas pasan cuando tienen que pasar, no cuando nosotros deseamos.

Pero no me tomen demasiado en serio. Ya saben que me encanta hablar de cosas bonitas pero, de vez en cuando, me entra mi vena intensa y necesito darle a la tecla sin mucho orden ni control. No era más que eso. Una tarde de reflexión, de pensamientos entrelazados. Nada que no pueda arreglarse. Nada que no esté arreglado hoy. Recompuesto. Con solución. Con planes. De esos muchos. Nada que unas risas y un paseo con la mejor compañía no pueda solucionar. Eso que dice que lo mejor, siempre, está por venir.

YO VOY, Y ¿TÚ?


Imprimir artículo

Si te ha gustado este artículo puedes compartirlo desde tu blog, página Web o foro.







0 comentarios :

Los contenidos de este blog son propiedad de su autora y de los medios de donde han sido duplicados, citando la fuente o autor de los mismos.
Para suprimir cualquier contenido con derechos de copyright que no permita ser duplicado, contacta conmigo en teofermi1@gmail.com
teofermi1@hotmail.com