El esperado informe del Secretario General de NN.UU sobre el Sahara Occidental, ya está disponible. Al menos una versión filtrada y, por tanto, no oficial.
El pasado día 17 de marzo de 2011, el Consejo de Seguridad de NN.UU aprobaba la Resolución 1973 sobre Libia que, amparándose en la defensa de los DD.HH permitía la intervención militar. Es decir, el Consejo de Seguridad, con el denodado interés y esfuerzo de Francia, por aquello de que en Libia se violan los DD.HH, autoriza a terceros, a intervenir militarmente dentro del territorio internacionalmente reconocido de un Estado soberano.
Pues bien, veinte días después, esa misma Francia, se olvida, por completo, de toda esa filosofía intervencionista y desaconseja, no ya la intervención militar que sería lo propio, sino incluso la mera creación de un simple mecanismo de supervisión de los DD.HH en el Sahara Occidental, un territorio internacionalmente reconocido como ajeno a Marruecos.
Los reiterados llamamientos de las Organizaciones de defensa de los DD.HH, como AI, HRW y el Centro JKF, Front Line, la Resolución del 25-11-2010 del Parlamento Europeo, la Resolución del Congreso de los Diputados de España y el propio relato de hechos que desgrana Ban Ki Moon en su Informe no han hecho mella en la insondable inclinación de Francia hacia Marruecos.
En apariencia, el Informe filtrado a la prensa no pinta mal, puesto que recoge la recomendación de crear un mecanismo de supervisión de los DD.HH. No obstante, dicho Informe incumple la Declaración de la Presidencia del Consejo de Seguridad del pasado 11-02-2011, que instaba al Secretario General a que, en sus Informes que vaya a presentar al Consejo de Seguridad, incluyera las cuestiones sociales y económicas. Se incumple tal Declaración, puesto que el Secretario General omite, en su Informe, el pillaje de los recursos naturales del Sahara Occidental por parte de Marruecos en colaboración con Europa.
Desde la tarde del día 06-04-2011, y ya estamos en las puertas del día 09-04-2011, el Consejo de Seguridad está debatiendo el dichoso Informe de Ban Ki Moon.
Con la Resolución sobre Libia como fondo, Francia, está en un mal momento. El entusiasmo exhibido a la hora de aprobar la Resolución que autorizaba el ataque a Libia, parece esfumarse, ahora, cuando se aborda la posibilidad de implementar mecanismos de supervisión de los DD.HH en el Sahara Occidental.
El nudo gordiano del Informe, que parece dilatar los debates del Consejo radica en esta frase: “the critical need for an independent, impartial, and sustained human rights monitoring and reporting with a mandate covering the Territory and the refugee Camps”. Es decir, “la necesidad crítica de un supervisor independiente, imparcial y sostenido que presente informes sobre los DD.HH y que tenga un mandato que cubra tanto el Territorio como los Campamentos de Refugiados”.
En lugar de esa frase que quisieran borrar del Informe, Francia y Marruecos, quieren hacer constar esta otra: “In this regard, I welcome the commitment of Morocco to allow unimpeded access to Special Rapporteurs of the Human Right Council”. Es decir, “En este sentido, doy la bienvenida al compromiso de Marruecos para permitir el acceso sin trabas a los Relatores Especiales del Consejo de Derechos Humanos”.
El Portavoz del Secretario General de la ONU ya ha salido quejándose de la filtración del Informe. Curiosamente, de todos los medios de comunicación que existen en el mundo, sólo uno ha recogido esa queja: la agencia marroquí, map.ma. Lo cual demuestra que el Informe les coge con el paso cambiado. Acaban de asistir, en París, a la reunión de Estados que apoyan la intervención en Libia y, ahora, se oponen a la mera creación de un simple mecanismo de supervisión de los DD.HH en un territorio que ningún Estado del mundo les reconoce como propio.
Ya veremos, cuando el Consejo se digne en dar a conocer la versión final y oficial del Informe, por donde habrán ido las tijeras de París y Rabat.
En cualquier caso, el asunto hace más visible la hipocresía de algunas poderosas naciones. No ya crear, sino discutir, en el Consejo de Seguridad, el asunto de los DD.HH complica la cuestión el día 6-04-2011. En cambio, veinte días antes, aprobar, en ese mismo Consejo de Seguridad, una Resolución que autorizaba el bombardeo de toda una nación, resolvía la cuestión humanitaria. Tal es la VERGÜENZA, en mayúsculas, de la deleznable Francia.
Recordemos que Francia es miembro del llamado Grupo de Amigos del Sahara. Y recordemos, también, que ese GAS (gas letal, en todo caso) no tiene nada que ver con la arquitectura institucional de NN.UU. Es un cuerpo extraño y ajeno a la ONU. Formalmente no existe ni tiene, desde el prisma legal, autoridad alguna para abordar la cuestión del Sahara Occidental que, con la ley en la mano, se incardina en la agenda de trabajo de la IV Comisión, de la Asamblea General y, por usurpación de funciones, también, del Consejo de Seguridad.
El fraude, por tanto, reside en que algunos Estados miembros del Consejo de Seguridad, al ver que ocupando sus respectivos asientos dentro de ese Consejo, no podían hacer o decir todo aquello que quisieran, han optado por crear un auténtico lobby que opera, desde fuera del Consejo, e impone sus decisiones a la ONU y al Consejo de Seguridad mismo. Es decir, al sentirse constreñidos por la legalidad internacional que opera dentro de las paredes del Consejo de Seguridad, han salido fuera de ese recinto, se han librado de las restricciones legales y han creado un lobby mediante el cual atacan a la legalidad internacional que tanto daño les hace dentro del recinto del Consejo de Seguridad. Es como cuando un abogado no puede decir todo cuanto quisiera a su cliente delante del tribunal y tiene que esperar hasta volver al despacho y, ahí, en la intimidad, comentarle toda clase de triquinuelas para ganar el pleito.
La política exterior de Zapatero es, punto por punto, a favor de Marruecos. Y España, en calidad de miembro de ese GAS, hará todo cuanto pueda por borrar la recomendación relativa a la creación de un mecanismo de supervisión de los DD.HH en el Sahara Occidental. En estos momentos en que el Consejo de Seguridad aborda el Informe, España, junto con Francia, están poniendo todos sus medios para que esa recomendación desaparezca del Informe. Francia, tendrá sus razones e intereses para obrar de tan execrable manera. Pero lo de España no tiene nombre. No ya las responsabilidades históricas, jurídicas y morales tendrían que inducirle a actuar de manera distinta, sino su propio ordenamiento jurídico. Alguien tendrá que plantearse qué sucede cuando las Resoluciones aprobadas por el representante soberano del pueblo español, el Parlamento, son pisoteadas de manera tan cruel por quien tiene el deber de cumplirlas, el Gobierno en su acción exterior.Este es el momento oportuno para que el POLISARIO y el Movimiento Asociativo se movilicen y llenen las calles de París y Madrid. Justo ahora que el Consejo de Seguridad se encuentra entra la espada y la pared, entre la Resolución de Libia y la del Sahara, es cuando toca movilizarse.
De Huneifa Ibnu Abi Rabiaa
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