Mediante la resolución 1979 el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas ha ampliado la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del
Sahara Occidental (Minurso) por el periodo de un año hasta el 30 de
abril de 2012.
Contrariamente a las demandas que le habían sido realizadas por
distintos países (entre ellos no estaba España) para incluir en esta
nueva resolución del mandato de la Minurso la vigilancia y control sobre
el respeto a los Derechos Humanos, el Consejo se ha lavado las manos
como Pilatos y ha preferido correr un tupido velo sobre el asunto para
reforzar la posición de Marruecos, que cuenta con el apoyo de Francia y
Estados Unidos en la cuestión del Sáhara.
Mientras en el resto de países del Norte de Africa se mira con
lupa y vigilan el control sobre el cumplimiento y respeto de los
derechos humanos, ha quedado de manifiesto que en el caso saharaui estos
derechos pueden continuar siendo vulnerados por el reino alauita. Desde
1991, con el alto el fuego, la Minurso vigila las condiciones de
cumplimiento del mismo y se pretendía que después de las evidentes y
permanentes violaciones por parte de Marruecos, pudiera asumir la
vigilancia sobre los derechos humanos fundamentales.
De nuevo la comunidad internacional muestra que tiene distintas
varas para medir los conflictos y que no es para nada ecuánime a la hora
de hacer respetar la carta de las Naciones Unidas. Con semejantes
muestras de debilidad ante los intereses de Marruecos y sus aliados
occidentales, lo que está provocando y obteniendo el Consejo es el
descrédito de su cometido, dando a entender lo que muchos ya
sospechábamos de un funcionamiento de compra--venta, de mercadeo, de
alianzas interesadas, muy lejos de hacerse respetar internacionalmente
como un órgano garante de las libertades individuales y comunitarias.
De continuar la violación de los derechos humanos contra los
saharauis en los territorios ocupados no sólo Marruecos tendrá que dar
cuenta, sino ahora también el propio Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas como cómplice de esas violaciones, por no asumir su
control. Activistas saharauis están confinados en sus domicilios, otros
en cárceles marroquíes sin juicio, incluso otros en paradero
desconocido, pero eso no parece importarle a la ONU.
Por suerte, una red cibernética nos hace conocer en tiempo real
las constantes violaciones que se dan y seguiremos denunciando las
mismas, ahora no ya sólo a Marruecos como autor directo, sino además al
Consejo de Seguridad de la ONU, por permitir tanta tropelía.
Fuente: El periodico de Extremadura
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