Rachid Zaindin tiene la vehemencia propia de sus 26 años. Marca sus aseveraciones con golpes en la silla y habla sobre la guerra con la el fervor de quien no la ha padecido.
“La culpa es de España”. Es una idea que repite varias veces. Insiste en que todos los españoles deben recordarlo. “La culpa es de España” vuelve a repetir.
A lo que este joven periodista de la radio nacional saharaui se
refiere a la desbandada del Sáhara orquestada por la dictadura
franquista durante los días en los que Franco agonizaba en la cama.
La
circunstancia fue aprovechada por Marruecos. Utilizando como pantalla
la marcha pacífica de civiles de la Marcha Verde, Hassan II se anexionó
el territorio que había sido una provincia española.
Desde entonces una guerra de 15 años,
un alto el fuego, una fracasada misión de la ONU y un pueblo que
sobrevive en el exilio del desierto argelino desde hace 35 largos años.
El fervor guerrero de Zaindin
A pesar de esta larga travesía por el desierto, “esperanza” es una palabra que asoma en mis conversaciones con los saharauis.
“Como te miro ahora estoy seguro que algún día volveremos a nuestra tierra” afirma con otro golpe en la silla.
No puedo por menos que preguntarme cómo este joven, nacido y criado
en el campo de refugiados de Dajla, el más alejado de Tinduf de los
cinco existentes, conserva vivo el sueño de regresar a un patria que jamás ha visto e
incluso está dispuesto a morir por ella. “Cuando la vida no es dulce no
te importa dar tu vida”, me explica con su español entrecortado.
La nostalgia de Fal
Ahmed
Fal pasa de los cincuenta años. Estos días está ayudando, con sus
formas suaves y educadas, a los numerosos medios de comunicación que nos
hemos dado cita en el Fi Sáhara, el festival de cine que, por seis días, trae un oasis de la ilusión y magia del cine a este desierto de la desesperación.
Fal
sí ha conocido la tierra arrebatada a los saharauis y recuerda sus años
de estudiante en El Aaiún cuando la ciudad era aún parte del Sáhara
español.
Ante mi sorpresa, a pesar de su edad, el pragmatismo no ha hecho mella en este técnico de informática. Sin timidez, la esperanza vuelve a aparecer en la conversación.
“Estoy seguro de que algún día podremos volver” asegura, y a
continuación propone, con la agilidad de quien ha meditado mucho el
asunto, que se debería hacer una campaña a nivel internacional. "No podemos pasar a nuestros hijos el sufrimiento que nosotros hemos padecido”.
Al
contrario que el joven periodista, Fal carece de fervor guerrero. Me
cuenta que luchó 15 años junto al Frente Polisario contra Marruecos.
Sus ojos oliva se entristecen cuando recuerda cómo vio morir a sus compañeros o tuvo que dar muerte a sus enemigos, porque al fin y al cabo me dice “es horrible ver morir a un ser humano”.
Fuente: Noticias rtve
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