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Año nuevo sin Ainhoa, Blanca, Montse y Enric

Familias, amigos y ONGs han levantado un muro de silencio: «Hablar beneficia a los raptores», se disculpan
«No hay novedades». Esta es la respuesta-consigna que repiten en Bilbao, Mallorca, Madrid, Barcelona o Cáceres cada vez que se pregunta por alguno de los cuatro cooperantes españoles -tres mujeres y un hombre- secuestrados hace ya más de dos meses en África. Fue el 13 de octubre cuando Al-Qaida raptó a tiros en un campo de refugiados de Kenia a dos miembros de Médicos Sin Fronteras: Blanca Thiebaut, de 30 años y natural de Madrid, y Montserrat Serra, de 40 y residente en Girona. A los diez días, una decena de hombres armados irrumpió en los campamentos de los expatriados saharauis en Tinduf, al oeste de Argelia, y se llevó a punta de pistola al mallorquín residente en Bilbao Enric Gonyalons, de la ONG vasca Mundubat, a la madrileña Ainhoa Fernández del Rincón, de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Extremadura, y a la italiana Rosella Urru, del Comité Italiano para el Desarrollo de los Pueblos.
Más de dos meses después, no hay noticias. Al menos, para el gran público. Por indicación del Gobierno, familias, amigos y las ONGs a las que pertenecen han levantado un muro de silencio. El Ministerio de Asuntos Exteriores mantiene «permanente comunicación» con su entorno más próximo, pero les ha reclamado la máxima «discreción» en favor de una resolución favorable de los secuestros. Y el círculo de los cooperantes está cumpliendo a rajatabla las indicaciones. «Cualquier cosa que se diga solo beneficia a los raptores», insisten. «Nuestra postura es no dar entrevistas ni participar en actos donde se hable del secuestro. La discreción ante este tipo de hechos es indispensable para la liberación», indica Ignacio Sánchez Pérez, de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Extremadura.
¿Dónde están? No hay respuesta clara. Supuestamente, Blanca y Montserrat fueron trasladadas a la ciudad costera somalí de Kismayo. Así lo aseguró el general Yusuf Ahmed Dhumal, jefe de las fuerzas del Gobierno de Transición de Somalia en el sur del país. Sin embargo, nadie ha confirmado que sea así. Es más se piensa que están en manos de delincuentes comunes, y no de la milicia islamista somalí Al Shabab, como se dijo en un principio. El paradero de Enric, Ainhoa y Rosella es también una incógnita. El titular de defensa del Gobierno del Polisario, Mohamed Lamin Bujali, cree que pueden estar en una zona montañosa de difícil acceso entre Mali y Níger.
La única certeza es que todos están vivos. De las dos cooperantes de Médicos Sin Fronteras no ha trascendido imagen alguna, pero la propia exministra Carme Chacón confirmó, antes de dejar el cargo, que estaban «bien», lo que permite a sus allegados soportar la tortura de una separación impuesta. «Toca resistir», dice un familiar de Blanca para definir su estado de ánimo.
Del grupo raptado en Tinduf, los Gobiernos español e italiano recibieron, el pasado 11 de diciembre, un vídeo de menos de minuto y medio en el que cada uno de los tres rehenes se presenta en su lengua, dice para quién trabaja y pide a las autoridades que hagan todos los esfuerzos para lograr su liberación. Es la prueba de vida que los secuestradores -un grupo terrorista desconocido, Jamat Tawhid Wal Jihad fi Garbih- remitieron a la delegación de la agencia francesa AFP en Bamako (Malí). El comunicado, al parecer de una facción disidente de la rama magrebí de Al Qaeda, ha causado extrañeza en medios diplomáticos, debido a que nunca una organización terrorista árabe se había dirigido a la delegación de la agencia de noticias AFP en Bamako, entre otros motivos, porque la lengua oficial del país es el francés y los que trabajan allí no hablan árabe, el idioma en el que está redactada la reivindicación.
El vídeo, "un alivio"
El vídeo ha traído cierto sosiego a los familias de Enric, Ainhoa y Rosella. «En cierto modo, ha sido un alivio». Es lo único que llega a comentar un vecino de Enric en el pueblo mallorquín de Marratxi. Y es que se tenía la sospecha de que el cooperante balear había resultado herido leve de bala al oponer resistencia a los raptores. La grabación ha permitido comprobar que su estado es bueno, pese a tener vendada la pierna derecha.
Mientras padres, madres, hermanos y parejas callan, las organizaciones a las que pertenecen lanzan mensajes de tranquilidad para el conjunto de los cooperantes. Médicos Sin Fronteras recuerda que presta ayuda humanitaria en 60 países y que tiene a 4.000 cooperantes trabajando sobre el terreno. «Estamos donde tenemos que estar, por lo general en lugares complicados porque hay conflicto. Pero siempre que vamos a un sitio negociamos el acceso, y si nos quedamos es porque la población autóctona lo quiere. Seguimos unos protocolos de seguridad muy estrictos. No somos unos locos. El secuestro de Blanca y Montse no nos hace desistir de ir a dónde tengamos que ir», señala un portavoz de la ONG.
Las diferentes organizaciones de apoyo a los refugiados saharauis tampoco van a desistir. Prueba de ello es que en el macropuente del 6 y 8 de diciembre, cerca de mil españoles viajaron a los campamentos de Tinduf para expresar su voluntad de mantener todas las acciones de ayuda. Este deseo no quita para que se extremen las medidas de seguridad. Y es que, tras el rapto de las dos trabajadoras españolas en Kenia, Ainhoa Fernández había escrito en su cuenta de Facebook que «a los cooperantes hay que tratarlos como tesoros, porque es gente comprometida que cree en un mundo más justo». Los secuestradores no.


Fuente: Diario Vasco

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